Noticias
Ver¨¢n, las aventuras y desventuras de Lady Di me traen al pairo. Ella misma me parece un personaje sin sustancia, que ha utilizado demasiado a la prensa para su provecho, sin advertir que as¨ª se vende el alma. Y no puedo evitar la p¨¦rfida sospecha de que, si la princesa est¨¢ montando ahora semejante zapatista, es porque se ha encontrado horrorosa en esa zafia foto del gimnasio. Si estuviera m¨¢s mona quiz¨¢ el berrinche habr¨ªa sido menor.Ahora bien, el hecho en s¨ª produce escalofr¨ªos: ese cretino sin escr¨²pulos que traiciona la intimidad de su clienta, ese peri¨®dico que corrompe al cretino. El propio Mirror, el diario sensacionalista autor de la pifia, se ufana de ser "el peri¨®dico que es la noticia", como dice, con despampanante desverg¨¹enza, en su primera p¨¢gina. Eso es lo malo: el sensacionalismo se inventa las noticias. Manipula no ya los datos de los acontecimientos (que tambi¨¦n), sino la propia realidad, creando acontecimientos de la nada, sucesos dise?ados a la medida de los m¨¢s bajos instintos. Esos diarios, esos programas de televisi¨®n, no informan de lo que est¨¢ sucediendo en el mundo, sino que deforman la realidad hasta construir un suceso est¨²pido, innecesario, a menudo abominable. Es un onanismo informativo que les convierte, en efecto, en la noticia: la descarada frase del Mirror es totalmente cierta, probablemente lo ¨²nico cierto que hay en todo el peri¨®dico. Y es que, aunque los periodistas sensacionalistas siempre alardean de gran sinceridad (se les reconoce f¨¢cilmente porque no hacen m¨¢s que mentar enf¨¢ticamente a la verdad), mienten como bellacos. Peor que mentir: alteran la realidad, la suplantan, la envilecen, la convierten en un suced¨¢neo en el que los dolores se fingen, los sentimientos se venden, el horror es una pantomima y el sufrimiento, en fin, una indecencia.
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