Condenado a trabajar

A su edad, con salud y suerte, la mayor¨ªa de las personas gozan de una jubilaci¨®n, viajan con el Inserso, pasean por los parques, leen peri¨®dicos en los bancos de las plazas, o se dedican a cuidar a sus nietos.Sin embargo, Alfonso Gra¨ª?o est¨¢ condenado a trabajar durante 15 a?os si quiere optar a la jubilaci¨®n m¨ªnima regulada por el Ministerio de Trabajo. Exiliado de la guerra civil, Gra¨ª?o trabaj¨® durante 20 a?os como director del Teatro de Bogot¨¢ en Colombia.

Cuando regres¨® a Espa?a, hace poco m¨¢s de diez a?os, su pa¨ªs le recibi¨® con una sorpresa: no exist¨ªa ning¨²n tipo de convenio laboral entre Espa?a y Colombia que reconociera que ¨¦l hab¨ªa estado empleado en el pa¨ªs suramericano. "Ten¨ªa todos los papeles que atestiguaban mi trabajo all¨¢, pero no serv¨ªan de nada", recuerda.

Seg¨²n fuentes del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS), al no haber ning¨²n tipo de convenio entre Espa?a y Colombia "deber¨ªa haber suscrito un convenio especial con la Seguridad Social espa?ola. Su caso es excepcional".

Alfonso Gra¨ª?o trabaja desde hace diez a?os en la Escuela Municipal de Teatro de Alcorc¨®n (140.000 habitantes). Forma parte del personal laboral permanente, ya que de ser funcionario municipal "hace tiempo que tendr¨ªa que estar jubilado". Imparte clases de teatro 35 horas a la semana a un centenar de j¨®venes. De no ser porque hace lo que siempre ha sido su vida hubiera abandonado.

La vida le ha ense?ado a aclimatarse a cualquier circunstancia. A los 15 a?os le sorprendi¨® la guerra civil y se alist¨® voluntario en el Ej¨¦rcito republicano. Pas¨® una temporada en un campo de concentraci¨®n franc¨¦s. La guerra se acab¨® y emigr¨® a Santo Domingo. De all¨ª pas¨® a Bogot¨¢ y de la capital colombiana a Chile.

Tambi¨¦n trabaj¨® Gra¨ª?o como profesor de espa?ol y doblador de pel¨ªculas en China. Estaba casado con una colombiana y ten¨ªa cuatro hijas. Durante 20 a?os compagin¨® su cargo de director del Teatro de Bogot¨¢ con la televisi¨®n. "Era la ¨¦poca de los culebrones".

Despu¨¦s de volver a Espa?a -"quer¨ªa estar en mi pa¨ªs"-, no le fue f¨¢cil encontrar trabajo. "Hice t¨ªteres en el Retiro", afirma con nostalgia. Es de los que piensa que "la jubilaci¨®n no es una obligaci¨®n, pero s¨ª un derecho", y tiene claro que trabaja para vivir; "no vive para trabajar".

No hace rayas en ninguna pared, pero s¨ª cuenta los a?os que le restan para jubilarse. "Con un poco de suerte y si me reconocen el a?o y medio que estuve en Francia trabajando, me quedan tres y medio". Entonces recibir¨¢ entre un 50% y un 60% de su sueldo actual, que no llega a las 200.000 pesetas.