"La relaci¨®n entre Madrid y el cine es inexistente"
Jardines colgantes ha recibido el Premio Pantalla Abierta del Festival de Cine de Alcal¨¢ de Henares "por su radical y arriesgado alegato contra el pr¨ºt-¨¤-porter
que estandariza el panorama cinematogr¨¢fico actual". La pel¨ªcula se rod¨® en el verano de 1992. M¨¢s de un a?o despu¨¦s, ninguna de las casi 80 salas de cine capitalinas ha tenido la m¨ªnima intenci¨®n de exhibir Jardines colgantes, que ha viajado, sin embargo, a los festivales de San Sebasti¨¢n y Taormina, donde Flodor Atkine consigui¨® el premio al mejor actor, y en breve marcha a La Habana y al certamen de cine espa?ol organizado por la Filmoteca en el Lincoln Center de Nueva York. Un dign¨ªsimo presupuesto de 50 millones de pesetas, aportados por dos productoras in dependientes, ha librado a Pablo Llorca, de 30 a?os, de convertirse en la versi¨®n espa?ola de Roberto Rodr¨ªguez, el mexicano que vendi¨® su sangre para rodar El mariachi y filmaba desde una silla de ruedas. Pregunta
?no sigue siendo marginal?Respuesta. Asumo la parte que supone ir contra el aborregamiento que sufre el cine actual, pero me consta que la virtud de mi pel¨ªcula no radica s¨®lo en ser heterodoxa. El festival de Alcal¨¢ se ha convertido en un festival que trabaja en la base de la industria cinematogr¨¢fica y merece todo el apoyo.
P. ?Tuvo que armar mucho con el dinero?
R. Cincuenta millones es un presupuesto muy aceptable. El secreto es hacer la pel¨ªcula sabiendo que no es Lo que el viento se llev¨®, respetando lo necesarlo y rebajando todo lo que se pod¨ªa, especialmente los sueldos, incluso a los profesionales. No perdimos el tiempo, pero no renunciamos a nada necesario, aunque algunos actores no cobraron y muchos t¨¦cnicos reinvirtieron sus sueldos.P. ?No cunde el des¨¢nimo al rodar una pel¨ªcula cuya exhibici¨®n no est¨¢ asegurada?
R. En absoluto. Yo ruedo exactamente igual, con la misma ilusi¨®n. Gozas incluso de m¨¢s libertad porque no dependes del calendario. Yo s¨®lo pensaba en que quedara bien. No puedes estar trabajando as¨ª, sin red, y, adem¨¢s, agobiarte.
P. ?C¨®mo consigui¨® convencer a actores tan famosos como Fiodor Atkine e Itziar Bollain para rodar la pel¨ªcula?
R. Muy sencillo: gran parte del presupuesto se fue en sus sueldos. Pero, adem¨¢s, leyeron el gui¨®n y les interes¨®. Los actores tienen su alma.
P. Y, exactamente, ?por qu¨¦ no se estrena?
R. Porque hay pel¨ªculas que los exhibidores ni siquiera ven para decirte al menos que no les gusta. No quiero decir que sea m¨¢s dif¨ªcil estrenar una pel¨ªcula que hacerla, porque ser¨ªa una frivolidad, pero no deja de ser sorprendente que un producto terminado no sea visto. Eso rompe todos los esquemas de la industria del cine. Pero ellos aseguran conocer bien sus intereses, y el negocio es el negocio.
P. ?Cu¨¢l es ahora mismo la relaci¨®n de Madrid con el cine?
R. Pues yo creo que pr¨¢cticamente inexistente si se compara con las producciones de hace m¨¢s de 10 a?os. Con gente como Fernando Trueba o Fernando Colomo ve¨ªamos personajes cuyas vidas transcurr¨ªan en Madrid. Ahora la ciudad aparece en las pel¨ªculas como algo abstracto. Supongo que nosotros somos un poco los herederos de aquel cine.
P. ?Se convertir¨¢ Jardines en una pel¨ªcula de culto?
R. Pues no lo s¨¦ porque esa expresi¨®n, un poco tergiversada, supone ¨¦xito econ¨®mico. Me encantar¨ªa que recaudara tanto como Terciopelo azul, pero si va a convertirse en una pel¨ªcula de culto, que no suceda dentro de 20. a?os.
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