Asia preeminente
AUNQUE LA Cooperaci¨®n Econ¨®mica Asia-Pac¨ªfico (APEC) fue creada como foro para debatir temas econ¨®micos, ahora sirve de marco para la reuni¨®n de Seattle (Estados Unidos), cuya importancia se sit¨²a sobre todo en el terreno pol¨ªtico: es la primera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en la que Estados Unidos y Canad¨¢ se han reunido con 13 pa¨ªses asi¨¢ticos para abordar, tanto en el plenario como en reuniones bilaterales, el futuro de sus relaciones.Clinton ha querido que la cumbre se celebre en territorio de Estados Unidos para resaltar el lugar que Asia ocupa en su visi¨®n internacional. Adem¨¢s de Jap¨®n, los participantes forman un grupo de pa¨ªses emergentes que, con unos ritmos de desarrollo econ¨®mico impresionantes (13% en el caso de China y m¨¢s del 5% en los restantes), representan la parte m¨¢s din¨¢mica de la econom¨ªa mundial. Despu¨¦s del laborioso ¨¦xito en la votaci¨®n del Congreso de Estados Unidos sobre el Tratado de Libre Comercio con M¨¦xico y Canad¨¢, Clinton se lanza ahora a una pol¨ªtica asi¨¢tica de largo alcance: dijo que iba a Seattle con el objetivo de "construir un nuevo orden econ¨®mico mundial". Su secretario de Estado, Warren Christopher, ha completado la idea: "Hoy por hoy, no existe ninguna regi¨®n en el mundo m¨¢s importante para Estados Unidos que Asia".
Sin embargo, por evidente que sea el creciente papel de Asia en la pol¨ªtica mundial, no aparece claro c¨®mo va a poder concretar Clinton sus proyectos. Uno de sus objetivos en Seattle es lograr la apertura de los mercados asi¨¢ticos para los productos norteamericanos. Pero el ideal de la libertad comercial como regla suprema provoca, en sus aplicaciones concretas, dificultades muy serias. Nadie espera que Jap¨®n (respecto al cual Estados Unidos tiene una deuda de unos 50.000 millones de d¨®lares) est¨¦ dispuesto a poner fin a una serie de restricciones que considera esenciales para su propio desarrollo. Por otra parte, en numerosos pa¨ªses asi¨¢ticos existen importantes recelos ante la conferencia de Seattle por temor a que Washington quiera imponer una libertad comercial sin valorar las caracter¨ªsticas de cada pa¨ªs. El primer ministro de Malaisia, que se ha negado a ir a dicha conferencia, es la expresi¨®n l¨ªmite de un ¨¢nimo m¨¢s general. Jap¨®n aspira a ser el mediador entre EE UU y los pa¨ªses asi¨¢ticos, pero la gravedad de sus problemas con Washington no facilita ese papel.
Un caso aparte es China: la reuni¨®n de la APEC ha servido para que Clinton organice un encuentro bilateral con el presidente y secretario general del Partido Comunista Chino, Jiang Zemin. Mientras subsiste la resistencia en el Congreso de Estados Unidos a que se den facilidades comerciales a China si no modifica su pol¨ªtica represiva, el mundo econ¨®mico quiere una apertura que permita aumentar su presencia en un mercado de 1.100 millones de consumidores potenciales, actitud estimulada por hechos como el reciente v¨ªaje de Kohl a Pek¨ªn con un grupo de industriales germanos. Por otra parte, en la ¨²ltima reuni¨®n del Comit¨¦ Central del Partido Comunista Chino se adopt¨® una resoluci¨®n que revela un hecho esencial: el partido, pese a dominar el aparato estatal y policial, no es capaz de controlar el desarrollo econ¨®mico, en el que se extienden los rasgos capitalistas.
Por ¨²ltimo, conviene se?alar que, pese a las advertencias de Bill Clinton en su primer discurso en Seattle sobre el posible giro de la econom¨ªa de Estados Unidos hacia las ¨¢reas m¨¢s pr¨®speras de Asia y Am¨¦rica Latina, Europa, y m¨¢s concretamente la Uni¨®n Europea, tiene la capacidad econ¨®mica suficiente para mejorar sus relaciones comerciales con Washington. La Ronda Uruguay, cuyo l¨ªmite para el acuerdo finaliza el pr¨®ximo 15 de diciembre, ser¨¢ la prueba fundamental.
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