Operaci¨®n pu?o cerrado
El Madrid vive bajo una psicosis del control del gasto en todos sus departamentos
La lucha por el control del gasto en el Real Madrid avanza a pasos agigantados. Hay un clima de psicosis que alcanza a cualquier desembolso, por peque?o que sea. La operaci¨®n de ajuste iniciada hace un par de semanas ha extendido sus redes por todas las ¨¢reas del club. El "no" se impone: no a las dietas, no a las primas, no a los viajes de los esp¨ªas, no al derroche injustificado. ?Por qu¨¦ en el partido contra el Barcelona los jugadores del Madrid usaban las camisetas de manga corta en pleno mes de diciembre? Respuesta: la crisis.Jugadores, t¨¦cnicos y empleados advierten sus consecuencias e intentan acoplarse a las nuevas disposiciones. "Hay que apretarse el cintur¨®n", dice Ram¨®n Mendoza, el presidente. Nadie en el Madrid se atreve a firmar una nota de gastos a no ser que tenga poderes para hacerlo y cuente adem¨¢s con el benepl¨¢cito del tesorero, Mauricio Toledano, al que ya se conoce en el club como el "due?o del talonario". Y el club est¨¢ patas arriba.
Cada ma?ana, Toledano recibe en su oficina personal un fax en el que se detallan los movimientos de caja que se van a realizar. Sin su autorizaci¨®n, no hay pago. Tan minucioso control y el temor a no ce?irse a las nuevas normas han originado an¨¦cdotas impensables en otros tiempos. Hace unos d¨ªas, ning¨²n empleado quiso responsabilizarse de las 3.000 pesetas que costaba comprar caf¨¦ y az¨²car para una cafetera que se utiliza en las oficinas. Al final, Inocencio Arias, el director general del club, se hizo cargo de la factura.
Benito Floro se ha sumado a la pol¨ªtica de ajuste y ha lanzado una idea: suspender las concentraciones. El t¨¦cnico ha propuesto a la directiva que los jugadores del equipo, cuando tengan que jugar en Madrid, acuda directamente al Bernab¨¦u desde sus domicilios. "Son profesionales y no tienen por qu¨¦ vivir en un monasterio. Si alguien demuestra no cumplir las normas de un profesional, en el club hay resortes suficientes para que as¨ª sea". La directiva tiene la oferta de Floro, y nadie duda que se aprobar¨¢ porque, entre otras ventajas, supondr¨¢ un importante ahorro. Tambi¨¦n se estudia la posibilidad de construir en la Ciudad Deportiva una residencia para los jugadores de la cantera. Actualmente, el Madrid los alojaba en pensiones.
Floro tampoco tiene a su disposici¨®n a los ojeadores que hasta ahora le pasaban informes de los enemigos. Eso s¨ª, si necesita ver a alg¨²n equipo en particular, puede hacerlo con una autorizaci¨®n especial. "Los ojeadores, que se dediquen a ver a los cientos de jugadores de la casa que est¨¢n en la Ciudad Deportiva. A ver si as¨ª no se nos escapa otro Ca?izares [actual guardameta del Celta y de la selecci¨®n, que se form¨® en la cantera del Madrid]", argumenta un directivo.
La Ciudad Deportiva, que tiene presupuestados para este a?o m¨¢s de 100 millones en gastos s¨®lo de mantenimiento de los campos, es motivo de especial seguimiento. El centro m¨¦dico, tambi¨¦n sujeto a una reestructuraci¨®n, tiene unos gastos de personal de 80 millones anuales. Mendoza ha nombrado dos comisarlos especiales para esta operaci¨®n: L¨®pez Centeno y Escudero. Ellos son los encargados de investigar todo lo que all¨ª pasa. Estos nombramientos han dado la voz de alarma entre los trabajadores de estas instalaciones. Sobre el n¨²mero de equipos de categor¨ªas inferiores que hay en el club hay una investigaci¨®n: nadie lo sabe a ciencia cierta. ?Es verdad que alg¨²n empleado utilizaba la clausurada pista de hielo para almacenar jamones? "?No puede ser cierto!", aseguran en el club.
Las primeras bajas ya se han producido. Una de ellas ha sido la de Jes¨²s, un veterano empleado de la Ciudad Deportiva que controlaba el acceso a los vestuarios. Su ausencia ha generado ya algunos incidentes. El s¨¢bado pasado, varios aficionados se introdujeron en el pasillo que lleva al vestuario sin que nadie lo impidiera. "?Mira, es Alfonso!", gritaba, presa de un ataque de emoci¨®n, una joven aficionada. "Pero ?qui¨¦n la ha dejado pasar?", se preguntaba el jugador. "Es la crisis", le respondieron.
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