M¨¢s inspectores que espectadores
Las peque?as salas alternativas de teatro resisten las acometidas de los t¨¦cnicos municipales
Se llaman salas alternativas porque no encontraron un nombre mejor, pero a nadie le convence tal denominaci¨®n. Algunos muestran sus reticencias hacia el t¨¦rmino por identificarlo con algo peyorativo o de resuelta pobreza. ?Cu¨¢les son las caracter¨ªsticas que agrupan a estos peque?os focos de cultura? Fundamentalmente, la docena de salas madrile?as as¨ª denominadas hacen espect¨¢culos m¨¢s arriesgados, de peque?o formato, en los que afrontan la producci¨®n y programaci¨®n de manera distinta. "No somos contempor¨¢neos ni independientes", explican algunos de sus promotores. "S¨®lo somos una propuesta cultural viva, el futuro del teatro. Dentro de una d¨¦cada seremos muchos m¨¢s, porque nuestra existencia es, cada vez m¨¢s, una necesidad como el comer".Y, sobre todo, les une otra caracter¨ªstica: no ganan para sustos frente a las autoridades municipales. Los argumentos contra la supuesta inseguridad o la falta de papeles de estos peque?os locales se multiplican desde el municipio, mientras los grandes teatros y cines permanecen impasibles incumpliendo decenas de normas (EL PA?S del 16 de febrero) o con las salidas de emergencia bloqueadas por coches aparcados sobre la acera (EL PA?S del 30 de mayo).
Los que mantienen las peque?as salas creen que, en lo referente a sus locales, no parece necesario cambiar la ley de espect¨¢culos; sin embargo, eso s¨ª ser¨ªa preciso, opinan, para los otros teatros. Lo que ellos requieren, seg¨²n se?alan, es que los legisladores vean su existencia con una mentalidad m¨¢s moderna y se den cuentan de que hay que crear una normativa adecuada para este tipo de locales. Lo que no tiene sentido, a?aden, es que sobre salas con 70 butacas de aforo caiga como una losa la misma normativa que se debe aplicar a un teatro con 1.300 localidades. Adem¨¢s, las salas alternativas se quejan de que no hay un ¨²nico criterio de aplicaci¨®n, porque var¨ªa seg¨²n el t¨¦cnico que inspeccione.
Los responsables de todas estas peque?as salas opinan que el Ayuntamiento madrile?o se muestra d¨¦bil con los fuertes y fuerte con los d¨¦biles.
Prueba de ello es que incluso teatros propiedad del Ayuntamiento tampoco cumplen la normativa vigente y, sin embargo, nunca est¨¢n amenazados de cierre. Por ejemplo, la sala Galileo no tiene las butacas ancladas (uno de los argumentos esgrimidos en el intento de cierre del teatro Alfil), el Centro de la Villa carece del tel¨®n de acero cortafuegos, el teatro Espa?ol no cuenta con licencia de funcionamiento actualizada... Los empresarios de salas alternativas no olvidan tampoco citar el esc¨¢ndalo de La Esquina del Bernab¨¦u, cuyas irregularidades no han implicado amenaza alguna de cierre.
Para el ex concejal de distrito de Centro, ?ngel Matanzo, el actual Gobierno municipal promociona las salas de teatro, "pero lo que de ninguna manera es admisible es que se quiera montar una sala de teatro en una lecher¨ªa con cuatro butacas, porque luego pasan las cosas".
Por su parte, Jaime Lissavetzky, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, envi¨® la pasada semana una propuesta al Ayuntamiento para promover la creaci¨®n de una comisi¨®n que trate "individualmente" el problema de cada sala y flexibilice la aplicaci¨®n de la normativa seg¨²n cada caso.
Hay quien dice que esta persecuci¨®n hacia los peque?os teatros no es s¨®lo hacia los d¨¦biles, sino tambi¨¦n hacia aquellas salas que representan cosas que el actual municipio no entiende.
Se relatan a continuaci¨®n los casos de las m¨¢s significativas salas del peque?o teatro en Madrid. Hay otros locales que pertenecen tambi¨¦n a la Coordinadora de Salas Alternativas de Madrid, pero que no tienen problemas con sus concejales por encontrarse fuera de la capital (como la sala Taperola, de Fuenlabrada, o La Nave de Cambaleo, en Aranjuez, que existe desde hace escasos meses).
Sala Cuarta Pared
Aunque existe desde hace ocho a?os, los due?os llegaron en octubre de 1992 a esta sala procedentes de otra m¨¢s peque?ita, en la calle del Olivar. Han convertido un lavadero de coches de la calle de Ercilla en una de las sala alternativas m¨¢s emblem¨¢ticas: activas de la ciudad en la que no s¨®lo se programan espect¨¢culo de la compa?¨ªa titular, sino tambi¨¦n numerosos montajes invitados, mientras mantienen viva una escuela teatral. Hace escasa semanas, esta sala (con aforo para 172 espectadores) fue el centro de la atenci¨®n teatral de toda la ciudad. Despu¨¦s de numerosas inspecciones y reformas, el Ayuntamiento les envi¨® una orden de clausura que se intent¨® ejecutar, a pesar de que el alcalde Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez de Manzano lo negaba una y otra vez. La orden alud¨ªa a unas deficiencias sin especificar cu¨¢les eran. La sala desacat¨® esta orden y sus promotores se encerraron en el local.
Sala Ensayo 100
Un antiguo taller escult¨®rico del n¨²mero 11 de la calle de Gravina acoge ahora un aforo m¨¢ximo de 100 butacas, pero si el montaje lo requiere se limita a 30 o 40 espectadores. El local fue fundado hace cinco a?os, y surgi¨® como necesidad planteada por los alumnos del director de la sala, Jorge Eines, catedr¨¢tico de la Real Escuela Superior de Arte Dram¨¢tico (RESAD) y de su estudio. Deseaban tener un espacio para sus trabajos y plantearse espect¨¢culos que fueran coherentes con una l¨ªnea de formaci¨®n t¨¦cnica trabajada durante tres a?os. Montan teatro de texto del grandes autores internacionales contempor¨¢neos. Mantienen un espect¨¢culo en programaci¨®n largo tiempo. Han tenido reiteradas visitas de inspectores municipales y critican la descoordinaci¨®n que, a su juicio, se produce entre las demandas de unos t¨¦cnicos municipales y las de otros. En este momento tienen interpuesto un recurso contra la orden municipal que les conmina a modificar en 90 d¨ªas el sistema contra incendios. Tal mecanismo fue instalado, se?alan, siguiendo instrucciones del Ayuntamiento. Se gastaron casi dos millones de pesetas y ahora el municipio considera que las obras no han valido y les pide otro sistema contra el fuego.
Teatro Pradillo
La sala Pradillo, en el n¨²mero 12 de la calle del mismo nombre, fue antes un garaje de coches. Sus espect¨¢culos son muy prestigiosos en el ¨¢mbito teatral. Su peque?o local, de 96 a 125 butacas, tiene licencia de apertura, aunque no de funcionamiento. Han sufrido dos inspecciones y dicen haberse gastado m¨¢s de 40 millones en diversas reformas que siempre resultan insuficientes a ojos de los t¨¦cnicos municipales. Fund¨® la sala el grupo La Tartana Teatro, uno de los colectivos esc¨¦nicos de m¨¢s larga trayectoria dentro del teatro contempor¨¢neo.
Sala Tri¨¢ngulo
La sala Tri¨¢ngulo, en la calle de Zurita (barrio de Lavapi¨¦s), fue fundada en el verano de 1988 por los miembros del grupo, hoy inexistente, La banda de Crisofilax. Dos supervivientes de entonces contin¨²an en la sala: Alfonso Pindado, el director, y Paloma Rodrigo. Tiene una capacidad m¨¢xima de 190 espectadores. Tambi¨¦n cuenta con una compa?¨ªa inestable que act¨²a en la sala Tri¨¢ngulo y otros teatros de la capital. Su programaci¨®n es ecl¨¦ctica, pero con tendencia a ofrecer espect¨¢culos de autores contempor¨¢neos vivos, principalmente espa?oles. Tienen una escuela de teatro, dirigida por Javo Rodr¨ªguez, a la que acuden j¨®venes profesionales, aficionados o interesados por el arte de Tal¨ªa. De esta escuela surgen actores que se convierten en una continua cantera para los montajes que se abordan desde esta sala. Tambi¨¦n se ofrece doble programaci¨®n con peque?os montajes de cafe-teatro, que se representan en el amplio vest¨ªbulo del local que cuenta con un discreto ambig¨². Sobre esta sala pesa un decreto municipal de suspensi¨®n de actividad desde marzo de 1993, porque uno de sus certificados presentaba "problemas de estilo". Tienen un informe positivo de Protecci¨®n Civil, y una evaluaci¨®n positiva del equipo t¨¦cnico de la Junta Municipal de Centro, pero no les ha servido de nada y les dicen que resoliciten licencia de apertura.
Teatro Estudio de Madrid
Este peque?o local de 44 localidades de la calle de la Cabeza se abri¨® en 1988. Sus promotores son profesores de teatro que quieren crear una escuela, tener sala propia y conseguir una compa?¨ªa estable. En cinco a?os han hecho 9 montajes, con autores propios y otros elegidos entre la dramaturgia internacional y espa?ola. S¨®lo se han ido tres actores, pero tienen una cantera amplia. A primeros de a?o estrenar¨¢n un montaje de ?rase una vez Romeo y Julieta, versi¨®n espa?ola del texto de Shakespeare. Y este diciembre, Di meglio, escrita dirigida por Alberto Wainer, de la propia compa?¨ªa. El a?o de apertura solicitaron licencia y les lleg¨® una provisional tres a?os despu¨¦s. Les indicaba los cambios de estructura que deb¨ªan hacer, cuando est¨¢n en un edificio 400 a?os. Por ahora siguen sin permiso alguno.
El Canto de la Cabra
Este peque?o local de la calle de San Gregorio ha invertido 15 millones y un a?o y pico en ponerse en regla. Es el ¨²nico de Madrid que cuenta con sus licencias en regla. Tiene un aforo de 50 butacas. Su caballo de batalla consiste en darse a conocer para que acuda el p¨²blico y puedan sostenerse desde un punto de vista econ¨®mico.
Teatro Alfil
Esta sala no pertenece a la Coordinadora de Salas Alternativas, pero sufre las desventajas de este tipo de locales. Tiene entre 250 y 280 localidades. Sus responsables dicen que las salas alternativas les consideran comerciales y que los teatros comerciales les consideran un teatro alternativo.
La actual direcci¨®n de la sala abri¨® el teatro en febrero de 1991. Hasta poco antes, el Alfil estaba precintado por el entonces concejal de Centro, ?ngel Matanzo. Se levant¨® el precinto porque se trataba de nuevos empresarios. En verano de 1992 se insonoriz¨® la sala y tres meses despu¨¦s sumaron a la programaci¨®n teatral lo que llamaron Trasnoche, peque?as actuaciones de cafe-teatro.
Coincidiendo con el estreno de una obra que caricaturizaba a Matanzo, ¨¦ste les intent¨® cerrar el local, lo que suscit¨® una fuerte oposici¨®n ciudadana y pol¨ªtica que concluy¨® con el cese del edil en ese cargo. Desde septiembre de 1993 los inspectores se han olvidado de ellos. Se han gastado 40 millones en subsanar deficiencias de la sala.
Sala Mirador
Situada en un patio, con una gran higuera, de la calle del Doctor Fourquet, esta sala, de 160 localidades, se abri¨® en 1984 para destinarla a Teatro Estable de Marionetas. Durante seis a?os los mejores grupos epa?oles e internacionales de t¨ªteres pasaron por el local. Al suprimirse la ayuda que recib¨ªan de Cultura, decidieron autogestionarse, pero tuvieron que renunciar a dedicar el espacio al teatro de marionetas, debido a lo deficitario de estos espect¨¢culos. Han pasado unas diez inspecciones de diferentes departamentos municipales. En cada una se les se?alaban nuevas y diferentes medidas correctoras.
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