Cerrado por cabreo en tres idiomas
Los palestinos de Jeric¨® se debaten entre la fidelidad a la causa y la prosperidad de sus negocios
Abdul Karim Sider, el hombre de Yasir Arafat en Jeric¨®, no tuvo ayer otra opci¨®n que bajar la puerta met¨¢lica de la peque?a habitaci¨®n a pie de calle que funciona como sede oficial de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP). Al fin y al cabo hab¨ªa que mantener las formas despu¨¦s del fracaso de la reuni¨®n de El Cairo. En la persiana de acero figuraba la frase en ¨¢rabe: "Hemos cerrado porque Israel no quiere la paz".A lo largo de la ma?ana, conforme fueron llegando legiones de periodistas israel¨ªes e internacionales, ¨¢vidos de im¨¢genes de "paz", la oferta se ampli¨® al hebreo y al ingl¨¦s. Lo cierto es que, hasta en el momento ¨¢lgido de las manifestaciones p¨²blicas -a mediod¨ªa-, la ciudad en donde, se dice, Josu¨¦ hizo caer las murallas a golpe de trompeta -o de cuerno, seg¨²n los expertos- hubo en todo momento m¨¢s de 15 reporteros por cada palestino cabreado.
S¨®lo unos cuantos comercios siguieron, en principio, la huelga general convocada por el movimiento isl¨¢mico Ham¨¢s, el rival de la OLP. A las 10.45, los muchachos de Fatah advirtieron a los negociantes de que deb¨ªan echar el cierre y dirigirse a la plaza, en donde se iba a realizar una concentraci¨®n de protesta. La polic¨ªa israel¨ª permanec¨ªa, impert¨¦rrita, controlando la plaza y la calle principal. Los c¨¢maras de televisi¨®n aguardaban acontecimientos y, a falta de uno importante, acabaron film¨¢ndose los unos a los otros.
En el vetusto hotel Hisham Palace, un edificio de piedra berroque?a de dos pisos que, te¨®ricamente, debe ser la futura sede del, Gobierno palestino, el propietario, Rajai Ishaq Abdo, celebraba aut¨¦nticas ruedas de prensa. Fue, sin querer, el personaje del d¨ªa. Este hombre, que vivi¨® hasta hace tres a?os en Maryland (Estados Unidos), en donde ejerci¨® como imam, y que se cas¨® con la hija del due?o del hotel despu¨¦s de haberla enamorado por tel¨¦fono -es verdad, s¨®lo posee una bella voz-, es capaz de defender a Arafat con la misma vehemencia con que pide paciencia a los palestinos. "Llevamos esperando tantos a?os, ?por qu¨¦ no 10 d¨ªas m¨¢s?", dice.
Hombre de negocios
Frot¨¢ndose las manos, Rajai planifica un futuro de hotel exclusivo para personajes destacados "en el caso" de que el proyecto de paz fracase. "Finalmente, ¨¦ste es el hotel m¨¢s famoso del mundo, ?no?", dice, sin variar la sonrisa. "Todos me entrevistan y salgo: en todos los peri¨®dicos y en la televisi¨®n. No soy s¨®lo un religioso", a?ade, con todav¨ªa m¨¢s mel¨ªflua sonrisa. "Soy tambi¨¦n un hombre de negocios.
Y se le nota. "Por cierto, ?no necesitar¨ªa su peri¨®dico un colaborador en Jeric¨®?", pregunta. El, precio, dice, ser¨ªa m¨®dico: "S¨®lo 500 d¨®lares al mes. Nada m¨¢s. Hay que tener en cuenta que los fax son caros..."
En el cercano campo de refugiados palestinos de Ein Sult¨¢n, el viejo Hani El Sarafadi ofrec¨ªa caf¨¦, flanqueado por su hijo Fayek y su nieto Hani y afirmaba: "Estoy desilusionado pero esperaba lo que ha ocurrido, as¨ª ha sido siempre con los israel¨ªes. Les das la mano y se toman el brazo. Todav¨ªa no tenemos Gaza y Jeric¨® y ellos ya est¨¢n reanudando relaciones con pa¨ªses ¨¢rabes que hasta ahora les hab¨ªan hecho el boicoteo". De todas formas, Hani, sus tres hijos y sus 30 nietos desean fervorosamente la paz. "No tengo nada contra los nacidos aqu¨ª, pero no soporto a los de fuera", dijo Hani. Miraba hacia las lomas detr¨¢s de las cuales se han instalado colonos jud¨ªos que han jurado quedarse en "el gran Israel". Menos afectivo con los jud¨ªos se mostraba Issam, barbudo seguidor de Ham¨¢s de 19 a?os, quien hizo la V de victoria en la esperanza de que el retraso anunciado en el cumplimiento de los acuerdos sirva para estimular la causa integrista.
Issam, cuyo principal ¨ªdolo pop, curiosamente, resulta ser nada menos que Whitney Houston, condujo a algunos periodistas a su casa y, bajo un frondoso emparrado, explic¨® con la convicci¨®n de los creyentes que Mahoma ya profetiz¨® que "gente venida del Este matar¨ªa a todos los jud¨ªos". Admiti¨® que el profeta no se refiri¨® expl¨ªcitamente a Jordania. Lamentablemente su amigo Mohamed, uno de los deportados al sur de L¨ªbano que regresaron despu¨¦s de la firma del acuerdo de paz de septiembre ¨²ltimo, fue de los pocos que prefirieron no cerrar su tienda de ultramarinos bajo ning¨²n concepto: "Bastante tiempo y dinero he perdido ya como para dejar de vender ahora".
Cuesti¨®n de supervivencia
Como todo el mundo en Jeric¨®, Mohamed parec¨ªa consciente de que tiene que buscarse la vida por s¨ª mismo. Otro tanto parec¨ªa pensar el due?o del restaurante La Tentaci¨®n, un hombre afable llamado Jaled Abdul-Razek, que ha ampliado su negocio. Ahora no s¨®lo hay comida. La Tentaci¨®n es probablemente la m¨¢s pr¨®spera sucursal de los empresarios israel¨ªes que venden -?y c¨®mo!- la ilusi¨®n de milagros, como los tarros de barro del mar Muerto, lo m¨¢s chic de la est¨¦tica facial -"Un cutis inolvidable a su alcance", dice la etiqueta en ingl¨¦s, hebreo y ¨¢rabe-. No es, por lo tanto, raro comprender por qu¨¦ el se?or Abdul-Razek no se sum¨® a la huelga. Los turistas extranjeros caen por montones. Los israel¨ªes, por supuesto, llegan a menudo con la escolta de soldados de ocupaci¨®n.
La incertidumbre que supone el retraso de la aplicaci¨®n del proyecto de paz, sin embargo, ya ha hecho reflexionar a m¨¢s de uno de los que piensa s¨®lo en la prosperidad de Jeric¨®.
Al caer la tarde, Rajai Ishaq Abdo, el propietario del hotal Risham Palace, estaba en plan de rebajas, ocupado explicando los beneficios del establecimiento a un periodista canadiense y ofreci¨¦ndose tambi¨¦n como colaborador en la zona. El precio de sus servicios hab¨ªa experimentado un notable descenso: 200 d¨®lares menos. El patriotismo y los negocios, definitivamente, no iban ayer de la mano en el oasis-laboratorio de una autonom¨ªa postergada.
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