Menos trabas
HOY DEBE firmarse el acuerdo final de la Ronda Uruguay del GATT, la m¨¢s decisiva de las instituidas por este organismo, dedicado a promover el libre comercio, desde su creaci¨®n en 1947. Han sido siete a?os de arduas discusiones. El acuerdo anunciado ayer por los representantes europeo y estadounidense prefigura la buena noticia de hoy para la econom¨ªa mundial. Que lo es m¨¢s porque contrasta con el panorama recesivo en que ¨¦sta se ve sumida.El nivel de consenso alcanzado es positivo por s¨ª mismo, aunque venga lastrado por la exclusi¨®n de asuntos decisivos (entre ellos, la industria audiovisual), descafeinado por periodos transitorios (sobre todo en materia de servicios financieros), largos plazos de aplicaci¨®n y flecos por acabar de ligar dentro del gran paquete de desarme arancelario propuesto en 1986. Y es positivo porque supone una reducci¨®n arancelaria en muchos sectores de hasta el 50% y la eliminaci¨®n de otras barreras que imped¨ªan el acceso de unos u otros a mercados ajenos. De esta forma se espera un amplio crecimiento del comercio mundial. El acuerdo, adem¨¢s, abre paso a un sistema nuevo de vigilancia sobre el comercio liberalizado -la Organizaci¨®n Multilateral del Comercio (OMC) en que debe convertirse el GATT- que debe eliminar, o atenuar, la posibilidad de las represalias unilaterales, tan practicadas por Washington en los ¨²ltimos a?os.
El aumento del libre comercio debe suponer un crecimiento econ¨®mico general. C¨¢lculos de los organismos internacionales cifran en cerca de 30 billones de pesetas anuales el aumento adicional de intercambios y producci¨®n. ?Qu¨¦ perspectivas tendr¨ªa la econom¨ªa mundial de no alcanzarse el acuerdo? No es dif¨ªcil imaginar un panorama pespunteado de proteccionismos crecientes, autarqu¨ªas agresivas y guerras comerciales. El primer ¨¦xito de la Ronda Uruguay consiste en no haber concluido en fracaso.
La mejora global para la econom¨ªa mundial no implica beneficios autom¨¢ticos para cada una de sus ¨¢reas y sectores. Depender¨¢ de muchos condicionantes. L¨®gicamente, para la Uni¨®n Europea, que es la primera potencia comercial del mundo y el mercado m¨¢s abierto, cualquier apertura adicional debe ser favorable. Y eso deber¨ªa ser cierto tambi¨¦n para Espa?a, pese a ser uno de sus socios con menor vocaci¨®n exterior y m¨¢s incipiente capacidad exportadora. Estos beneficios deben producirse, pese a que la liberalizaci¨®n agr¨ªcola comunitaria ha sido acompa?ada de concesiones a¨²n poco articuladas por parte de su principal socio, EE UU.
Que estos beneficios se multipliquen para todos y al ritmo deseado, depender¨¢ en el futuro no s¨®lo de la eliminaci¨®n de trabas arancelarias al comercio. M¨¢s all¨¢ de la abrogaci¨®n de leyes aislacionistas, alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que abordar la estructura de los mercados mundiales. Es decir, las condiciones de competencia, la hegemon¨ªa incontestada de determinados monopolios u oligopolios, la armonizaci¨®n de condiciones sociolaborales y pol¨ªticas... Factores que resultan tan decisivos o m¨¢s para el reequilibrio en el mundo que el desmantelamiento arancelario.
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