Se busca zona sin cazadores de aut¨®grafos
Muchos jugadores del Rayo conviven en Vallecas, mientras los rojiblancos y madridistas se a¨ªslan en sus casas
"Busco piso o chalet ubicado en las afueras de Madrid, a ser posible en Las Rozas. Imprescindible que sea una zona tranquila, con todas las comodidades a mano, donde uno pase inadvertido y quede a salvo de las hordas de cazadores de aut¨®grafos". ?ste podr¨ªa ser el anuncio por palabras puesto por un futbolista de cualquiera de los tres clubes madrile?os de Primera Divisi¨®n de reci¨¦n llegado a la capital.Los que llegan de nuevas a la capital ven un atasco, la boina que cubre el cielo, la estampa de un apurado ejecutivo rescatando segundos porque llega tarde a una reuni¨®n, y deciden huir. Parece que hubiere una extra?a fuerza que arrastrara a estos hombres a una misma localidad: Las Rozas (37.785 habitantes), probablemente, el municipio con mayor n¨²mero de jugadores en activo por kil¨®metro cuadrado de los tres grandes equipos madrile?os.
Este curioso fen¨®meno se ve particularmente reflejado en el Atl¨¦tico de Madrid. Vizca¨ªno, centrocampista rojiblanco, aduce una explicaci¨®n a este fen¨®meno que pudiera parecer casi paranormal: el boca a boca.
A Juan Vizca¨ªno le aconsejaron vivir en Las Rozas cuando lleg¨® de Zaragoza. "Era mucho m¨¢s acogedora y la gente m¨¢s abierta. Sin embargo, aqu¨ª de un portal a otro nadie se conoce", dice. Los ¨²ltimos llegados al Atl¨¦tico tambi¨¦n han ido a parar a Las Rozas. As¨ª le lleg¨® la onda al delantero rojiblanco Kiko, al que le ha costado un poco aclimatarse a Las Rozas. Todav¨ªa no se ha acostumbrado al tr¨¢fico. En Jerez de eso no hab¨ªa. Su relaci¨®n con el vecino de al lado, un tal Kosecki, es perfecta: "Hasta mi madre les est¨¢ haciendo unos jers¨¦is a sus hijos", cuenta el delantero polaco.
Esta relaci¨®n de buena vecindad est¨¢ a punto de concluir. Kosecki se va de Las Rozas ahuyentado por los cacos. Una noche, mientras dorm¨ªa, entraron en su casa. "Pero se asustaron r¨¢pido cuando se despertaron los ni?os", dice el delantero polaco. El bot¨ªn se redujo a "algo de dinero y unas tarjetas de cr¨¦dito". Kosecki, que quiere dormir tranquilo, se muda esta semana a Majadahonda.
Pero en Las Rozas roban hasta a los porteros. El guardameta rojiblanco Diego tambi¨¦n pas¨® por un trance similar al de Kosecki. En su caso, los ladrones escaparon sin bot¨ªn alguno, sobresaltados por los gritos de la madre del portero atl¨¦tico. El guardameta Diego es el que da la medida del poder de atracci¨®n que Las Rozas tiene sobre los rojiblancos. Despu¨¦s de vivir toda su vida en el barrio de Tetu¨¢n se mud¨® a la urbanizaci¨®n una mayor calidad de vida.
Tambi¨¦n el defensa atl¨¦tico Pedro se fue para Las Rozas al llegar a Madrid, hace cuatro a?os. As¨ª es como se fue conformando el clan atl¨¦tico de Las Rozas. "Solernos reunirnos a comer o cenar, y normalmente vienen Manolo, Pizo, Pirri, Toni...", dice el jugador. El clan incluso ha uniformado su indumentaria fuera del terreno de juego. Todos compran en la tienda de ropa de su amigo Javier, en Tess.
. Pero Juan Sabas se sale de la norma. El, joven delantero rojiblanco siempre ha vivido en un piso de Zarzaquemada, un barrio de Legan¨¦s. ?l es de los que mantienen sus costumbres, y sigue yendo al pub Roberts, que regenta su amigo Antonio, a ver los partidos de f¨²tbol y a jugar al futbol¨ªn. Si bien en el Atl¨¦tico su titularidad es discutida, en el pub no' hay dudas. "Soy el mejor", afirma, "es muy dif¨ªcil que me ganen". Siempre juega de delantero, y nunca con los mandos de los mu?equitos merengues.
Lo del Rayo Vallecano es distinto. Se trata de un equipo que representa a un barrio, y algunos de sus jugadores incluso han nacido en Vallecas. Es el caso del joven centrocampista M¨ªchel, una de las promesas del club, que
vive all¨ª y se pasa todo el d¨ªa con sus amigos en Ia calle", hasta que llega el fin de semana y se va a dar una vuelta por Ia zona de Bilbao". Tambi¨¦n Cota naci¨® en Vallecas y es un jugador de la cantera. El defensa rayista duerme en Coslada, pero vive en Vallecas. Cada vez que puede se escapa de la ciudad dormitorio para ir a tomar algo con sus amiguetes "a un bar de toda la vida" que est¨¢ al lado del taller de un amigo suyo, en Palomeras. Cuando regresa a Coslada, su vida social se extingue: "Prefiero tener la m¨ªnima relaci¨®n con mis vecinos. No me gusta que se metan en mi vida", afirma tajante.
En eso no se parece nada a Wilfred. "Mi mejor amigo es mi vecino Nicanor", dice el portero nigeriano del Rayo. En tiempos en los que soplan vientos de racismo, Wilfred afirma sentirse plenamente integrado y habla maravillas de sus vecinos vallecanos: "Son como una familia", cuenta, y se muestra satisfecho de que sus tres hijos sean amigos de los v¨¢stagos de sus vecinos.
M¨¢s castizo es el entretenimiento de Calder¨®n y Pablo: el mus. Estos dos j¨®venes centrocampistas del Rayo comparten un piso en el barrio de Arg¨¹elles. Y los viernes por la tarde, en un restaurante de la calle de Ferraz, toca partidita de mus. ?Los rivales? Unas veces llevan botas de f¨²tbol y son sus compa?eros de equipo On¨¦simo y Ayarza; otras veces, los enemigos son m¨¢s peligrosos y llevan pistola: los polic¨ªas de la comisar¨ªa del barrio. Ellos son los que suelen organizar las partidas de mus en el restaurante, y no suelen olvidarse de sus amigos futbolistas.
Pero los vallecanos tambi¨¦n cuentan con su representaci¨®n en Las Rozas. All¨ª vive el medio Antonio Orejuela, y su caso es el de un hombre huyendo de un insoportable vecino. Durante su etapa . como jugador atl¨¦tico, Orejuela habitaba un piso en Las Rozas. En el piso de abajo viv¨ªa "un solter¨®n mayor que deb¨ªa ser escritor, o algo as¨ª, porque necesitaba mucho silencio", cuenta. El caso es que el vecino en cuesti¨®n no pod¨ªa soportar el ruido "de los cr¨ªos correteando por la casa" y decidi¨® pasar al contraataque con estruendo de escobazos en el techo. A pesar de que Orejuela intent¨® explicarle que no pod¨ªa poner un bozal a sus hijos, el hombre hizo caso omiso y prosigui¨® su particular batalla ac¨²stica. "Un d¨ªa incluso nos peg¨® un esparadrapo en el timbre", dice. El jugador del Rayo y su mujer decidieron mudarse a un apartado chalet.
El Real Madrid tambi¨¦n posee su particular clan de jugadores en Las Rozas. El lugar en el que confabulan: el bar restaurante La Gavia. "Ah¨ª solemos reunimos con la gente del lugar e intentamos hablar de todo menos de f¨²tbol", dice Alkorta.
El defensa vasco ha sido uno de los ¨²ltimos en llegar y ya se ha hecho amigo "del cr¨ªo de los vecinos de enfrente, que es una maravilla", seg¨²n dice. Alkorta vive en un piso y ya ha hecho amigos en un cercano centro comercial. Cuando piensa en bajar a Madrid para hacer alguna visita cultural consulta con un curioso personaje: su relojero.
Al igual que en el Atl¨¦tico, la mayor¨ªa' de los fichajes recientes del Real Madrid se han trasladado a Las Rozas. Adem¨¢s de Alkorta, all¨ª est¨¢n el medio Milla y los carrileros Lasa y Luis Enrique. Todos ellos comparten una ¨²nica preocupaci¨®n: el atasco de bajada a Madrid. A pesar de su juventud, gran parte de los jugadores del Madrid se declaran muy hogare?os. El premio en este apartado se lo lleva Emilio Butrague?o: "S¨®lo salgo para ir a la iglesia, al restaurante o con los perros al veterinario", afirma. El delantero merengue vive en un tranquilo chalet en Torrelodones donde reina el silencio hasta que a sus seis perros les da por comunicarse con otros canes. Su mejor amigo en Torrelodones, el cura, que fue el que ofici¨® su matrimonio. Con el resto de vecinos apenas tiene relaci¨®n.
Algo semejante le sucede a Nando en el barrio del Pilar, que define como "una zona de paso". Vive en un apartamento y echa de menos el ambiente del barrio en que se cri¨® en Sevilla. Para reencontrarse con sus ra¨ªces, el defensa madridista se va a comer a un cercano bar de men¨²s: "All¨ª dan la comida que m¨¢s se parece a lo que sol¨ªa comer de peque?o en mi casa".
Sanch¨ªs siempre ha vivido en el barrio de Salamanca, y las amistades que m¨¢s le han marcado son las de su barrio, aquellos chavales con los que jugaba en el Retiro o en los billares.
Los futbolistas madrile?os viven bien y no padecen grandes problemas urban¨ªsticos all¨ª por donde viven. El ¨²nico que se queja es Chendo, que padece una calle terregosa al lado de su piso en Puerta de Hierro. "Todos pedimos que esa calle se asfalte, pero sabemos que es mal momento para pedir estas cosas".
La rivalidad entre los equipos de Madrid no impide que sus jugadores lleguen incluso a traspasarse la casa. Hugo S¨¢nchez, por ejemplo, abandon¨® el Real Madrid a mediados de 1992, tras vivir 11 a?os en un chalet de Pozuelo. Por esas fechas arribaba a la capital Luis Garc¨ªa para ingresar en las filas del Atl¨¦tico. Y un mexicano sustituy¨® a otro mexicano en Pozuelo. Hugo no tard¨® m¨¢s de un a?o en volver para Madrid, esta vez para fichar por el Rayo. Pero su casa estaba ocupada. As¨ª que tuvo que buscarse otro sitio donde vivir, y eligi¨® la calle de Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde. Aunque el delantero mexicano est¨¢ acostumbrado a las grandes ciudades, piensa que en Madrid se acabar¨¢n tomando medidas contra el tr¨¢fico como las que se han adoptado en Ciudad de M¨¦xico. "All¨ª", cuenta, "un d¨ªa a la semana el usuario no tiene derecho a sacar su coche. Eso hace que los vecinos tengan que organizarse para sus desplazamientos y retira miles de coches de la circulaci¨®n".
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