Persona 'non grata'
GUINEA ECUATORIAL es el principal quebradero de cabeza de la pol¨ªtica exterior espa?ola. ?Qu¨¦ hacer con un pa¨ªs cuando el dictador que lo preside se empe?a en romper los lazos con su antigua metr¨®poli? Porque no puede interpretarse de otra manera la continua y obsesiva hostilidad hacia todo lo espa?ol de que hace gala el presidente Teodoro Obiang. Espa?a ayuda a los ecuatoguineanos con la cooperaci¨®n y con la continua vigilancia y presi¨®n hechas sobre el r¨¦gimen para conseguir su democratizaci¨®n. Ambas cosas, cooperaci¨®n y presi¨®n, son resentidas por Obiang. Pero Espa?a no puede dejar de hacerlas, simplemente porque son ya la ¨²ltima esperanza del maltratado pueblo ecuatoguineano.El dictador se comporta con Espa?a como lo hace con sus ciudadanos porque cree tener una puerta de escape: refugiarse en una complicidad con Francia, cuyos intereses cree haber estimulado. Por ello, parece evidente que, en esta nueva crisis, la actuaci¨®n del Gobierno espa?ol debe orientarse en tres direcciones: primero, no ceder a la tentaci¨®n de romper las relaciones y s¨ª reducir el nivel de la cooperaci¨®n al m¨ªnimo indispensable; segundo, tomar las peque?as represalias que permite el Derecho Internacional para mostrar el disgusto (por ejemplo, la ya decicida expulsi¨®n de un diplom¨¢tico de Malabo), y tercero, sobre todo, hacer un anuncio conjunto y al m¨¢s alto nivel con Francia de que ni Madrid ni Par¨ªs tolerar¨¢n m¨¢s desmanes al dictador.
La expulsi¨®n del c¨®nsul general espa?ol en Bata carece de justificaci¨®n. Los contactos entre c¨®nsul y miembros de la oposici¨®n, hecho en el que se basa la declaraci¨®n de persona non grata, forman parte del trabajo cotidiano de los diplom¨¢ticos. Por lo dem¨¢s, es habitual que en los reg¨ªmenes dictatoriales en los que los tiranos intentan buscar alguna salida no excesivamente nociva para ellos, los diplom¨¢ticos de naciones amigas sirvan de puente entre el dictador y su oposici¨®n democr¨¢tica. Espa?a lo ha hecho en Cuba, en Uruguay, en Chile, en Argentina.
Finalmente, es un hecho que a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada, cualquier intervenci¨®n extranjera en pro de la defensa de los derechos humanos conculcados en un pa¨ªs no es considerada como injerencia en los asuntos internos de ¨¦ste. Los derechos humanos son universales, y como tal debe entenderse su defensa.
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