?Gu¨¢rdese el regalo y baje el precio!
No s¨¦ si alguien con buena memoria recordar¨¢ que antes de que la palabra crisis se instalase en todas las bocas, imprentas y pantallas, a veces habl¨¢bamos de sociedad de consumo. Con el permiso de todos los consternados por la crisis -muy real, pero muy de moda- me voy a referir al consumo de la sociedad. -Y no para fustigar como un Savonarola a los manirrotos ni para alentarles como un discutible Keynes, sino para protestar en nombre de todos y de la Tierra contra una clase de consumo que se nos est¨¢ imponiendo a todos: el consumo de regalos. "Con el ejemplar de este mes le regalamos un v¨ªdeo" "si hace su pedido antes de 15 d¨ªas se llevar¨¢ un magn¨ªfico malet¨ªn", "con la enciclopedia le enviaremos gratis una estanter¨ªa y este espl¨¦ndido equipo musical est¨¦reo".Todos hemos mordido el anzuelo de ofertas como ¨¦stas y todos hemos terminado pregunt¨¢ndonos para qu¨¦ diantre queremos otro malet¨ªn, otro equipo est¨¦reo y una cinta de v¨ªdeo, que maldito lo que nos interesa. Y tenemos l¨¢ desagradable sensaci¨®n de haber sido v¨ªctimas del timo del frutero moderno ("Vicente, medio de tomates", "?no le importa que sean 650 gramos?"), que en vez de pesar de menos, como los antiguos, pesa de m¨¢s.
Lo que el frutero echa de exceso en la b¨¢scula es el v¨ªdeo o el compact-disc. Ellos consiguen incrementar su facturaci¨®n mientras yo logro solamente una aproximaci¨®n a lo que deseo. De la antigua tiran¨ªa del rey consumidor al comprador forzado a pagar lo que no quiere. No quiere pagar el regalo ni la campa?a de lanzamiento ni el aparatoso embalaje del conjunto, y se ve forzado a hacerlo, pues nadie le ofrece la revista monda, normal, por una sola peseta menos.En esto del regalo tr¨¢gala el consumismo skin fustiga m¨¢s fuerte a la pobre naturaleza inmigrante con la cadena producci¨®n-consumo-residuo. No apetecido (nos topamos con ¨¦l por sorpresa) ni apreciado (carece de precio), el regalo sigue el rastro del cart¨®n hacia el cubo de la basura. Respecto a otros art¨ªculos, anhelados con ilusi¨®n obtenidos con esfuerzo, el regalo duplica la velocidad con que agua, bosques y dem¨¢s recursos naturales se transforman en residuos.
Por amor a la naturaleza y por nuestra dignidad de compradores, ?no m¨¢s regalos!-
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