Soledad Sevilla gana el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas
Soledad Sevilla (Valencia, 1944) gan¨® ayer el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas, dotado con cinco n¨²llones de pesetas. La pintora, ha trabajado principalmente las formas geom¨¦tricas en sutiles entramados. En los ¨²ltimos a?os ha desarrollado series de obras en torno a temas como la Alhambra y el capote torero. Con este galard¨®n, el jurado del premio vuelve sus ojos a los valores de la pl¨¢stica espa?ola de la segunda mitad de los a?os sesenta.
La decisi¨®n de otorgar el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas a la pintora valenciana Soledad Sevilla quiebra en parte la tendencia mantenida por los jurados del galard¨®n oficial en los ¨²ltimos a?os, donde el criterio se ha centrado progresivamente en las corrientes y generaciones emergentes en nuestro panorama pl¨¢stico desde la segunda mitad de los a?os setenta.En esta ocasi¨®n, el premio Nacional ha sido concedido a una figura de trayectoria m¨¢s dilatada, cuyas ra¨ªces de lenguaje entroncan con el territorio de la abstracci¨®n geom¨¦trica. Sin duda, ha debido pesar en la eleccion del jurado no solo la densidad y rigor de la obra personal de la artista, sino tambi¨¦n -y ello justifica su significaci¨®n particular con respecto al contexto de debate del arte espa?ol m¨¢s reciente- un proceso de evoluci¨®n personal que, a lo largo de la pasada d¨¦cada, renueva de forma espectacular los modos de reflexi¨®n en tomo a la herencia del arte normativo, desde una adaptaci¨®n muy libre, flexible y sugerente, al clima que definen los cambios de sensibilidad en el panorama de los a?os ochenta.
La trayectoria personal de Soledad Sevilla (Valencia, 1944) se gesta en el seno de las corrientes de corte m¨¢s anal¨ªtico que, entre lo constructivo y lo cin¨¦tico, cobran una particular intensidad en el contexto espa?ol de la segunda mitad de los sesenta.
Precisamente en 1969, Sevilla participar¨¢ en la experiencias de investigaci¨®n colectiva del Seminario de Artes del Centro de C¨¢lculo de la Universidad de Madrid, que abr¨ªan una propuesta de di¨¢logo entre la creaci¨®n de voluntad m¨¢s racional y el impacto creciente de las t¨¦cnicas y experiencias cibern¨¦ticas.
A lo largo de la d¨¦cada de los setenta, la pintura de Soledad Sevilla obtiene su lenguaje m¨¢s car¨¢cter¨ªstico a partir de variaciones sobre tramas reticulares, compuestas en base a pol¨ªgonos regulares. Distanci¨¢ndose de las maneras voluntariamente m¨¢s fr¨ªas de otras propuestas dominantes en su entorno, Soledad Sevilla se revelar¨ªa ya entonces como artista de refinado lirismo, tendencia incrementada a trav¨¦s de un particular sentido para la vibraci¨®n sensual del color.
Madurez
Desde los a?os ochenta, las propuestas de la artista valenciana tienden a flexibilizarse, madurando hacia la que, con toda probabilidad, sea la personalidad que dentro de las tendencias geom¨¦tricas espa?olas mejor sintonizar¨¢ con la sensibilidad flexible y ambivalente que sucede a la ortodoxia radical de las vanguardias. Desde esa nueva perspectiva y esp¨ªritu, dos series cruciales, dedicadas respectivamente a las estancias de la Alhambra y a los espacios de Las Meninas velazque?as, abren una dimensi¨®n nueva en el lenguaje de Sevilla a trav¨¦s de la red vibrante en la que se entretejen color y luz.Sobre esa idea del espacio definido por la luz, la trayectoria reciente de la artista trasciende incluso el ¨¢mbito virtual de la pintura para desarrollar propuestas de instalaciones de rara emoci¨®n, en las que Sevilla confiere un sentido insospechado a las inclinaciones escenogr¨¢ficas que ya hab¨ªan marcado los inicios de su trayectoria creativa. Y en esas estacias de emocionada luminosidad, su arte alcanza su expresi¨®n m¨¢s intensa, en torno a los espacios m¨ªticos de nuestra identidad cultural.
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