Cuentos de Navidad
Neverland es lo que aqu¨ª llamamos Tierra de Nunca Jam¨¢s: de Peter Pan. As¨ª, este principito de Saint-Exupery, este infinitamente desgraciado, personaje imaginario de la vida real, Michael Jackson -el negro que se volvi¨® blanca- llama a su casa y en ella, con vocecita blanca, insignificancia, su "blanca palidez" se dice inocente. In¨²til: la hermana mala est¨¢ en Madrid, con otra mujerona, Rafaella Carr¨¢, para contar (tiene menos ¨¦xito que ¨¦l) que es pederasta ("paidos", ni?o). Realidad con tacto de ficci¨®n: como la chica que jura que es hija de Fidel Castro (¨¦l lo niega) y escapa de su triple tiran¨ªa (de padre al que matar con el cuchillo de Freud, de dictador de isla de Nunca Jam¨¢s, de defensor de su Numancia cercada de mafias): y obtiene asilos, primeros planos y grandes p¨¢ginas de peri¨®dico. Es bonita, larga, tr¨¢gica, anticomunista: un gran porvenir.Est¨¢ mimada; y est¨¢ despreciado el ser sin g¨¦nero. La polic¨ªa de Los Angeles fotograf¨ªa su pene -de frente, de perfil- para ver si lo reconocen los ni?os de la ciudad (tienen muchos para distinguir). Y est¨¢ acosada esta mujer que sale del juzgado, pegando a los fot¨®grafos, protegida por una joven apurada que debe ser su hija: fue directora del Bolet¨ªn Oficial del Estado; con el dinero de las ping¨¹es comisiones de que la acusan compr¨® cuadros a bajo precio diciendo a los pintores que eran para la Reina Sof¨ªa, para la Presidenta Romero. "?Nombres tan delicados!" exclama una emisora, para aumentar la culpa. Ella dice que no. ?Son inocentes los pintores, que hicieron rebajas de sus cuadros para personas "tan delicadas"?
?Es cre¨ªble en nuestro tiempo, lejano a los collares de Do?a Carmen, que las dos primeras damas hubiesen enviado a una desconocida para llevarse cuadros medio regalados? Son informaciones normales. Quiero decir que salen en los informativos corrientes, en los peri¨®dicos m¨¢s dignos. Gustan a quienes los manejan: son temas contra los grandes famosos, es el follet¨ªn de hija abandonada, por el enemigo de la civilizaci¨®n; y la sospecha de la gran corrupci¨®n oficial. Cuando se trata de personas m¨ªnimas, el reality show se llama "televisi¨®n basura".
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