"La droga es tan vieja como Madrid"
A los 14 a?os empez¨® a beber alcohol con los amigos de Cuatro Caminos, su barrio. Los fines de semana cog¨ªa tremendas cogorzas de ginebra para sentirse "m¨¢s hombre y mejor". Despu¨¦s empez¨® a darle a los canutos (hach¨ªs) a los tripis (LSD) y a las anfetaminas, todas sus actividades vitales iban encaminadas hacia el coloc¨®n total. Luego, se pas¨® a la morfina y a la coca¨ªna por v¨ªa intravenosa, "no buscaba un efecto concreto, sino algo fuera de mi". Tiene 32 a?os, es ebanista en una empresa familiar y ha vivido media vida flipado. Tuvo dos hijos con diferentes mujeres, creyendo que la paternidad le har¨ªa mantener el control, pero un nuevo cruce de cables y los chinos de hero¨ªna le dejaron nuevamente fuera de juego. "Me com¨ª mis monos s¨®lo. Me fu¨ª a vivir al campo. Hice un ingreso de un a?o en una granja, pero la experiencia no me sirvi¨®, no se trataba de apartarse de la circulaci¨®n". Esteban no ve¨ªa nada claro eso de continuar viviendo, intent¨® suicidarse, pero la intentona le fall¨®. Su inmoderada historia de pluritoxic¨®mano le condujo a un proceso degenerativo y de autodestrucci¨®n. Estaba completamente chaveta, cuando conoci¨® la Confraternidad de Narc¨®ticos An¨®nimos (NA). Veinte mil reuniones semanales de adictos NA se celebran en el mundo para compartir el esp¨ªritu de de la recuperaci¨®n y "pasar el mensaje" al reci¨¦n llegado, seis de los cuales se llevan a cabo en Madrid. Cualquier ciudadano interesado puede encontrar este servicio entre los tel¨¦fonos de urgencia m¨¢s comunes.Pregunta. ?Qu¨¦ es lo que te enganch¨® a Narc¨®ticos An¨®nimos?
Respuesta. La necesidad. Me pidieron que lograse estar 24 horas sin consumir, tom¨¦ le ¨²ltimo copazo de despedida y hasta ahora. Voy a cumplir cinco a?os con NA. En las reuniones de adictos se hablaban cosas que me sonaban much¨ªsimo, me impact¨® la identificaci¨®n que surgi¨®. Cre¨ªa que no hab¨ªa nadie tan loco, tan degenerado y tan desesperado como yo. Era un manta ni lograba suicidarme, era angustioso eso de levantarse y decir, me cago en la puta, otra vez a buscar al camello para conseguir volver a desaparecer.
P. ?Manten¨ªas una doble vida?
R. Las drogas desarrollan una capacidad para la mentira alucinante, puedes inventarte las historias m¨¢s incre¨ªbles y cre¨¦rtelas completamnete. Un drogadicto niega su adicci¨®n. Cuando no estaba fuera de la circulaci¨®n manten¨ªa como pod¨ªa una doble vida,trapicheando, enga?ando a la gente, saqueando a mis padres.
P. ?Pasaste por la consulta del psiquiatra?
R. S¨ª, y me ven¨ªa de perlas, porque le sacaba todas las pastillas que necesitaba. Cuando le cont¨¦ que hab¨ªa conocido el programa NA me dijo: "Es lo mejor que te pod¨ªa pasar, no vengas m¨¢s por aqu¨ª". Se debi¨® de alegrar por dejar de financiar mi consumo.
P. ?A qui¨¦n se dirige NA?
R. Puede sonar raro, hay quien piensa que somos narcotraticantes. Nos dirigimos a cualquier adicto de amplio espectro, cuya enfermedad est¨¦ afectando a cualquier parte fundamental de su vida, su salud, su familia o su trabajo; a quien, a pesar de darse cuenta de su deterioro, no tenga posibilidad, no consiga salir del consumo de esa droga.
P. ?Qui¨¦nes imparten los programa de NA?
R. En Estados Unidos, a finales de los a?os treinta, dos borrachos consuetudinarios desahuciados por los m¨¦dicos se reunieron a contarse sus desgracias y se dieron cuenta. que mientras charlaban no beb¨ªan. Pensaron que ser¨ªa una buena idea volver a reunirse para lo mismo, as¨ª se cre¨® la Confraternidad de Alcoh¨®licos An¨®nimos. Las reuniones se extendieron y el esp¨ªritu se ampli¨® a otros tipos de drogas. En NA, los portavoces son las experiencias, anteponemos los principios a las personalidades, no pasamos listas de asistencia, no estamos comprometidos con nadie. Creemos que un poder superior a nosotros puede devolvemos nuestro sano juicio, pero no somos religiosos.
P. ?Cu¨¢l es la receta de la recuperaci¨®n o de la abstenci¨®n?
R. Los tontos no quieren recetas y los listos no las necesitan. Los adictos se re¨²nen con regularidad siguiendo doce pasos o tradiciones para detener el consumo, all¨ª nos autoapoyamos, nos contamos c¨®mo nos va en la vida. El elemento terap¨¦utico base es el principio de la identificaci¨®n o la terapia del reflejo, la uni¨®n es el sufrimiento y las ganas de recuperarnos es lo que nos da coherencia. Narc¨®ticos An¨®nimos tiene una literatura elaborada con la experiencia de millones de adictos a trav¨¦s de los a?os. .Se trata de manejarse en el mundo de una forma sana.
P. ?Madrid es una ciudad que invita a narcotizarse?
R. Vivimos en una sociedad muy invitadora y neurotizada, donde todo el mundo busca una u otra forma de escapar de la neurosis. La droga es tan vieja como Madrid, y en esta ciudad, quien lo necesite, puede acudir a una de las muchas opciones, centros o programas de desintoxicaci¨®n.
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