El fiasco de PSV
LA INDIGNACI?N que sienten las 20.000 familias de trabajadores que confiaron sus ahorros al grupo PSV-UGT est¨¢ m¨¢s que justificada. Para quienes durante a?os han aportado sus ahorros a una cooperativa garantizada por el mayor sindicato del pa¨ªs, la revelaci¨®n de que ¨¦stos han desaparecido supone una cat¨¢strofe dom¨¦stica y un drama existencial. Para UGT es un desastre de primera magnitud que pone en peligro su credibilidad y capacidad de acci¨®n como uno de los dos puntales del movimiento sindical y organizaci¨®n fundamental para el di¨¢logo social en Espa?a. Es ¨¦ste, por tanto, un desastre para todo el pa¨ªs del que nadie puede alegrarse.Con la suspensi¨®n de pagos de la gestora IGS y de PSV despu¨¦s se evitar¨¢ que el grupo acabe en quiebra y liquidaci¨®n. Ha sido posible gracias a la decisi¨®n de UGT de poner todos sus bienes a disposici¨®n de la cooperativa. Esto deber¨ªa garantizar la construcci¨®n de las viviendas y despejar finalmente todas las dudas y responsabilidades sobre las causas del fracaso. Hoy ya est¨¢ claro que se acumula un sinf¨ªn de ins¨®litos errores de gesti¨®n empresarial con una administraci¨®n irresponsable de recursos ajenos.
La lista de desprop¨®sitos -y sin duda abusos- en los que se ha incurrido agota pr¨¢cticamente todos los descritos en los manuales sobre mala gesti¨®n, o irresponsabilidad. Un proyecto fara¨®nico, una expansi¨®n disparatada, descontrol en la gesti¨®n y en el gasto, trasvase irregular de fondos de una actividad a otra, fuga hacia adelante al percibirse los primeros problemas, empleo para operaciones especulativas de beneficios hipot¨¦ticos a¨²n no generados y, a¨²n peor si cabe, ocultamiento sistem¨¢tico de la situaci¨®n real, que ha impedido la enmienda cuando todav¨ªa eran posibles soluciones no traum¨¢ticas.
La responsabilidad deben compartirla el gestor, Carlos Sotos, y UGT, que son titulares del 53% y 47%, respectivamente, de la sociedad an¨®nima que gestiona el grupo. Pero hay m¨¢s responsabilidades. El programa de construcci¨®n de viviendas fue espoleado desde el Gobierno y muchas alcald¨ªas socialistas proporcionaron suelo p¨²blico barato a la cooperativa, lo que las hac¨ªa responsables de cierta tutela sobre la gesti¨®n.
Lo que fue un proyecto idealista de transformar el viejo modelo de sindicalismo reivindicativo en una organizaci¨®n moderna, volcada a prestar servicios a sus afiliados, ha culminado en un grave perjuicio para los asociados y -qui¨¦n lo duda- para UGT. Poco consuelo es que un sindicalismo tan arraigado y de gran tradici¨®n en este tipo de servicios sociales a sus afiliados como el alem¨¢n ya se estrell¨® en un proyecto de similares caracter¨ªsticas y a¨²n mayor, la Neue Heimat.
En m¨¢s de una ocasi¨®n, los gerentes de PSV han esgrimido dificultades como el boicoteo de promotores y bancos para justificar el retraso de sus compromisos. Nadie debe sorprenderse de que empresas de un sector determinado se resistan a la entrada de nuevos competidores, sobre todo si ¨¦stos cuentan con apoyos de la Administraci¨®n y un sindicato.
El car¨¢cter fara¨®nico del proyecto qued¨® bien patente con la iniciativa emblem¨¢tica del grupo, la Esfera Armilar, que hubo de abandonarse despu¨¦s de haberse malgastado en ella 2.800 millones. El ritmo de la expansi¨®n alocada estaba fuera de toda l¨®gica empresarial. En un plazo de cuatro a?os, la plantilla del grupo pas¨® de 3 a 600 empleados.
Ha sido habitual en el grupo el trasvase de fondos de una entidad a otra. La m¨¢s sangrante de las irregularidades ha sido el empleo de fondos de IGS, sociedad hipotecaria, para afrontar gastos en el negocio de la construcci¨®n. Otra irresponsabilidad incre¨ªble est¨¢ en la especulaci¨®n con suelo privado a la espera de su recalificaci¨®n.
El Gobierno ha acudido en ayuda del grupo instrumentando cr¨¦ditos a trav¨¦s del Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO), primero 8.000 millones y despu¨¦s 1.200 millones de pesetas, para dar liquidez a las sociedades. La UGT ha adoptado finalmente una decisi¨®n responsable, la ¨²nica que ya pod¨ªa tomar: poner a disposici¨®n todos sus bienes patrimoniales para salvar la cooperativa. No es frecuente ver a propietarios ofrecer sus bienes como compensaci¨®n de las p¨¦rdidas ocasionadas por los fracasos de sus negocios.
El fiasco de PSV no debe llevar a cuestionar el modelo de econom¨ªa social. En Espa?a hay ejemplos de buen hacer empresarial en el sector cooperativo, como es el caso de Mondrag¨®n o de los programas de, viviendas de Comisiones Obreras. Porque el sindicato moderno debe aspirar precisamente a la prestaci¨®n de servicios y a no ser mero cuadro de agitaci¨®n reivindicativa. Con calidad, seriedad y transparencia.
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