La conjura de las cifras
"El negocio de la banca debe ser sencillo; si es dificil es que est¨¢ mal", escribi¨® el economista ingl¨¦s Walter Bagehot en su c¨¦lebre Lombard Street. Cien a?os despu¨¦s de esta definici¨®n y de una gran revoluci¨®n bancaria, el caso Banesto supone la confirmaci¨®n tr¨¢gica de esa idea.La decisi¨®n adoptada ayer por el Banco de Espa?a no ha sido un rayo en cielo sereno. En octubre pasado, precisamente, la inspecci¨®n redact¨® un informe voluminoso seg¨²n el cual los morosos y la mara?a de operaciones internacionales detectadas exig¨ªa, un a?o exacto despu¨¦s de concertado un primer plan de saneamiento, un nuevo programa de dotaciones para salvar el patrimonio del banco. Entre una cosa y otra, los inspectores han evaluado en torno a los 400.000 millones las nuevas necesidades de Banesto para tapar agujeros. La glotoner¨ªa del banco, por as¨ª decirlo, se ha tragado los 100.000 millones de la ampliaci¨®n de capital anunciada por la entidad y por J. P. Morgan a mediados d¨¦ agosto pasado y requiere apoyos por otros 300.000 millones. Como lo sugiere cualquier crisis bancaria, estas cifras s¨®lo son el aperitivo.
La formaci¨®n del pozo de p¨¦rdidas sin fondo de Banesto tiene, l¨®gicamente, fuentes diversas. En lo inmediato, la colosal expansi¨®n de pr¨¦stamos (el banco pas¨® de una inversi¨®n crediticia de 1,03 billones a finales de 1987 a m¨¢s de 2,5 billones en la actualidad) en el peor momento, en el umbral de la crisis econ¨®mica, con lo que la entidad sigue soportando un impacto brutal de impagados. Por otro lado, la metodolog¨ªa de Mario Conde y sus colaboradores, que de manera ininterrumpida han sostenido en autocartera directa o indirecta una colosal parte del capital del banco. Esto quiere decir que han detra¨ªdo recursos multimillonarios del flujo financiero para aplicar a compras de acciones del propio banco con nula rentabilidad.
Todos los grandes bancos padecen los problemas de morosidad, pero la diferencia es que Banesto no posee el fuelle para encajarlos; es decir, su cuenta de resultados no da para nada. El problema de Banesto es que, tras siete a?os, despu¨¦s de los colosales saneamientos de 1986 y 1987, el modelo de gesti¨®n de Mario Conde ha perpetuado una rentabilidad negativa; esto es, Banesto es una entidad en p¨¦rdidas, a las que se unen las dificultades de insolvencias. Un c¨®ctel explosivo.
Mario Conde present¨® un nuevo programa de saneamiento estos d¨ªas, pero carec¨ªa de las exigencias radicales que pidi¨® el Banco de Espa?a. J. P. Morgan (cuyo vicepresidente, Roberto Mendoza, se dejar¨¢ caer hoy por Madrid) respondi¨®, a pesar de las grandes comisiones que el banco americano se ha embolsado, que no pon¨ªa dinero adicional para sanear. Las otras v¨ªas para malvivir estaban bloqueadas: la fusi¨®n entre Banesto y el Totta & Acores, para apuntar al banco espa?ol todos los beneficios del portugu¨¦s, estaba paralizada por la acci¨®n contraria del Gobierno luso; el tercer tramo de la ampliaci¨®n de capital (400 millones de d¨®lares) se hallaba virtualmente cancelado; surg¨ªan nuevas dificultades (el 28% del capital de la Uni¨®n y el F¨¦nix acaba de ser cedido, en documento oficial, por Banesto a AGF a cero peseta m¨¢s cr¨¦ditos de 21.000 millones para tapar agujeros, am¨¦n de las p¨¦rdidas de Uni¨®n y el F¨¦nix, que ser¨¢n de 13.000 millones en 1993, y los ajustes retroactivos a 1992, por importe de entre 15.000 y 20.000 millones; y para terminar, la decisi¨®n de vender el 1,9% de Banesto que posee la aseguradora).
Ayer, a las cinco menos diez de la tarde, cuando Luis ?ngel Rojo le entreg¨® el acta de intervenci¨®n a Mario Conde en la plaza de Cibeles, ¨¦ste estamp¨® su firma fresco como una lechuga. Conde sigue siendo, aparte de Morgan-Corsair, el primer accionista particular (casi un 4%) de Banesto: deber¨¢ tener cuidado con lo que haga y diga en defensa de sus propios intereses.
A esta altura ya no puede enga?arse a s¨ª mismo seg¨²n aquella frase del bar¨®n James de Rothschild: "Un hombre que est¨¢ constantemente con problemas monetarios, que tapa un agujero mientras destapa otro, y que se ve obligado a hacer un perpetuo malabarismo para pelotear sus deudas, tender¨¢ a creer, despu¨¦s de cada nuevo ¨¦xito en aventar la cat¨¢strofe inminente, que es un genio financiero".
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