Los testigos declaran que P¨¦rez Rubio no iba a velocidad excesiva
Andr¨¦s P¨¦rez Rubio, de 47 a?os, campe¨®n de Espa?a de 500cc en 1982 y 1985, circulaba a una velocidad adecuada en la moto Yamaha OV cuando sufri¨® el terrible accidente en el que sufri¨® amputaci¨®n traum¨¢tica de los antebrazos. As¨ª lo indican los testigos consultados por El Pa¨ªs Madrid en una reconstrucci¨®n period¨ªstica de los hechos. Todos los testimonios obtenidos por este peri¨®dico han encajado a la perfecci¨®n en el relato de lo sucedido aquella ma?ana del 12 de diciembre. La moto que montaba se qued¨® a s¨®lo 30 metros del lugar donde se produjo la ca¨ªda.
A las 9.30 de aquel d¨ªa, P¨¦rez' Rubio y siete compa?eros pararon a desayunar en el hotel Gran Prix, de San Sebasti¨¢n de los Reyes, localidad de 54.000 habitantes situada al norte de la capital, junto a la Nacional-I (Burgos). Todos proced¨ªan de Madrid.y se dirig¨ªan al circuito del Jarama, donde el ex campe¨®n -conocido como "el profe"-, impart¨ªa clases de pilotaje todos los fines de semana.Andr¨¦s P¨¦rez Rubio fue el primero en salir de la cafeter¨ªa. A escasos metros de ¨¦l le segu¨ªa un compa?ero que prefiere mantenerse en el anonimato ("ya nos han hecho bastante da?o con los infundios. Es la ¨²ltima vez que hablo de este asunto", dice). Este testigo afirma: "Salimos casi juntos, lo que pasa es que ¨¦l se puso los guantes y el casco m¨¢s r¨¢pidamente que yo, y por eso pudo arrancar un minuto o dos antes. Fue la ¨²ltima vez que le vi ese d¨ªa". Andr¨¦s P¨¦rez Rubio, en cambio, s¨ª le vio a ¨¦l. El ex campe¨®n hab¨ªa parado a repostar en un surtidor de la N-I y vio pasar a su amigo. "Me lo dijo en el hospital, pero yo no quise seguir hablando del tema para no preocuparle con las barbaridades que se han comentado respecto a la velocidad a la que iba", dice.
Despu¨¦s de llenar el dep¨®sito, el piloto reemprendi¨® camino hacia el Jarama. Ocho kil¨®metros despu¨¦s de reincorporarse a la autov¨ªa, la moto rod¨® por los suelos.
Sin embargo, y a pesar de la escasa velocidad lograda, la ca¨ªda fue espectacular. P¨¦rez Rubio salt¨® por los aires y choc¨® con sus brazos contra los guardarra¨ªles de la carretera. El metal viario seccion¨® sus extremidades superiores casi a la altura de los codos. Se demuestra, pues, que estas protecciones -pensadas para los coches, pero no para las motos- act¨²an como cuchillas incluso aunque se circule a velocidad moderada.La gasolinera
La versi¨®n de la persona que segu¨ªa a P¨¦rez Rubio coincide plenamente con la ofrecida por los empleados de la gasolinera del kil¨®metro 24 de la N-I (la m¨¢s pr¨®xima, 150 metros, al lugar del accidente). "Poco antes del accidente vimos a varios motoristas separados algunos centenares de metros". Los empleados no saben qui¨¦n de todos ellos era P¨¦rez Rubio. "Pero, desde luego, ninguno iba a m¨¢s de 200 kil¨®metros por hora, ni mucho menos".
Esa gasolinera fue la que proporcion¨® la bolsa de hielo para que. se introdujeran en ella los antebrazos seccionados del motorista, que m¨¢s tarde le ser¨ªan injertados en una complicad¨ªsima operaci¨®n de microcirug¨ªa en la cl¨ªnica Asepeyo, de Coslada.
Por su parte, uno de los guardias civiles que particip¨® en las diligencias rechaza tajantemente que el accidentado circulase a excesiva velocidad. "No podemos dar a conocer la estimaci¨®n que hemos realizado, porque el asunto est¨¢ en el juzgado. De todas formas, seg¨²n nuestros c¨¢lculos, ese hombre no iba excesivamente r¨¢pido", a?ade.
Otros amigos del motorista abundan en la tesis de que Andr¨¦s no circulaba a gran velocidad: "Llevaba mocasines y vaqueros, no el mono completo, y un hombre como ¨¦l no va deprisa nunca en esas condiciones". P¨¦rez Rubio tiene una tienda de motos en el centro de Madrid, y muchos de sus clientes han recordado durante estos d¨ªas los reiterados consejos que recibieron de ¨¦l sobre la especial prudencia necesaria en la conducci¨®n de estos veh¨ªculos.
La esposa del motorista, que ha conversado repetidas veces con ¨¦l, ratific¨® asimismo todos estos relatos.
A pesar de la gravedad de las heridas, la serenidad del ex campe¨®n se impuso entre las personas que se acercaron a ayudarle. "No olvidar¨¦ jam¨¢s a ese hombre", recuerda uno de los testigos. P¨¦rez Rubio no cesaba de pedir que buscasen sus manos y las introdujesen en hielo. Indic¨®, incluso, la manera correcta de hacerle los torniquetes, y tambi¨¦n el m¨¦dico que quer¨ªa que le atendiera [el doctor Tamames] y el hospital en donde deb¨ªa ser ingresado [cl¨ªnica Asepeyo, adonde fue conducido en ambulancia despu¨¦s de que el helic¨®ptero que le trasladaba aterrizase en el helipuerto de La Paz].
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.