"Yo iba a unos 90 por hora"
Andr¨¦s P¨¦rez Rubio, el motorista que perdi¨® las manos el pasado 12 de diciembre en la autov¨ªa Madrid-Burgos -luego le ser¨ªan reimplantadas mediante una compleja operaci¨®n de microcirug¨ªa que dur¨® 18 horas- concedi¨® ayer su primera entrevista. Ingresado desde el d¨ªa del siniestro en la UCI de la cl¨ªnica Asepeyo de Coslada, se recupera poco a poco de sus heridas.
Con el rostro sereno, tumbado en la cama y girando la cabeza hacia la izquierda, esboz¨® una sonrisa antes de ser entrevistado. Su esposa, Mar¨ªa Luisa Fern¨¢ndez, una mujer menuda y fuerte que no le ha dejado solo ni un d¨ªa desde su ingreso, descorri¨® la cortina interior para permitir la comunicaci¨®n visual a trav¨¦s del cristal. Mediante un interfono, el ex campe¨®n de Espa?a de 500cc respondi¨® a EL PA?S.
Pregunta. ?Sabe que soy periodista?
Respuesta. S¨ª.
P. ?Qu¨¦ tal se encuentra?
R. Cada d¨ªa que pasa, mejor [sonr¨ªe].
P. ?Por qu¨¦ nos concede la entrevista?
R. Porque hab¨¦is dicho la verdad, me han le¨ªdo vuestros art¨ªculos y no hab¨ªa ning¨²n error. Pero, sobre todo, porque hab¨¦is respetado el silencio de mi familia y de mis amigos, especialmente de mi mujer, Mar¨ªa Luisa.
P. ?Sabe que se ha escrito que usted reconoci¨® ir a una velocidad de 260 por hora?
R. El que diga eso miente, y tendr¨¢ que responder ante su conciencia.
P. ?Ha concedido antes alguna entrevista?
R. No. He hablado con periodistas como amigos, no como periodistas. Todos, sin excepci¨®n, han respetado mi silencio. Son amigos, con may¨²sculas, y les estar¨¦ eternamente agradecido.
P. ?Recuerda la velocidad exacta a la que circulaba?
R. Los motoristas no miramos la velocidad, sino las revoluciones. Para que no haya equ¨ªvocos: tard¨¦ seis segundos en sobrepasar la furgoneta blanca de unos pintores que circulaban a una velocidad de unos 80 kil¨®metros hora por delante de m¨ª. Por lo tanto, calculo que no super¨¦ los 90 kil¨®metros hora. Se puede decir que iba especialmente despacio. Esa ma?ana no quer¨ªa correr porque iba vestido con vaqueros y mocasines. No merece la pena arriesgar sin sentido.
P. ?Qu¨¦ produjo el accidente?
R. La rueda delantera se desinfl¨® en menos de cinco segundos. La deceleraci¨®n fue bestial. No pude evitar la ca¨ªda. Recuerdo que sal¨ª despedido de la moto y me cort¨¦ las manos con los guardarra¨ªles.
P. ?Desea hablar de lo que pas¨® a continuaci¨®n?
R. Segundos despu¨¦s lleg¨® la furgoneta de los pintores, no la ambulancia como se ha dicho. Ambos pintores [se refiere a Ignacio Marcos, padre e hijo] son unos tipos admirables que supieron aguantar el tipo como aut¨¦nticos hombres. Fueron los que permanecieron m¨¢s enteros en esos momentos. Nunca los olvidar¨¦. Luego tuve que ponerme a dar ¨®rdenes. [Se emociona].
P. ?Quiere decirles algo a sus amigos?
R. Ay¨²deme, no s¨¦ qu¨¦ decir. [Se le entrecorta la voz].
P. ( ... ).
R. Estoy muy orgulloso de que el motociclismo haya servido de aut¨¦ntico eslab¨®n indestructible de la amistad. ?sta es la grandeza de est¨¦ deporte y de mis verdaderos compa?eros.
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