Las secuelas del 'mot¨ªn del Hesperia'
Los jugadores del Bar?a que ganaron la Liga de 1985 han sufrido una suerte muy dispar
Julio Alberto, el lateral izquierdo del Barcelona que represent¨® 34 veces a Espa?a, admite haberse acercado al mundo de las drogas, haber invertido mucho dinero en sus tres mujeres y haber visto la muerte de cerca. Verti¨® sus inquietudes sentimentales, ps¨ªquicas y financieras en una entrevista publicada por Sport. Hace ocho a?os, el diario barcelon¨¦s edit¨® un libro titulado Bar?a Campe¨®n para conmemorar la conquista del t¨ªtulo de Liga. En la contraportada, Julio Alberto est¨¢ de pie entre Alexanko y Migueli en la fotograf¨ªa de una alineaci¨®n azulgrana. Tambi¨¦n de pie est¨¢n Urruti, Gerardo y Schuster. Agachados, Marcos, V¨ªctor, Archibald, Rojo y Clos. En la portada se ve aBernd Schuster, con los brazos en alto y el brazalete de capit¨¢n visible. Aquellos campeones de 1985 han corrido una suerte muy diversa.
Han vivido un ciclo muy especial que les llev¨® desde la plaza de Sant Jaume hasta Sevilla y el hotel Hesperia: de la celebraci¨®n del t¨ªtulo de Liga a la derrota por penaltis en la final de la Copa de Europa y el mot¨ªn culminado con gritos para que dimitiera el presidente Josep Llu¨ªs N¨²?ez. Schuster, tras ser el protagonista negativo en el S¨¢nchez Pizju¨¢n y su ep¨ªlogo, descubri¨® en su pleito contra el club la pol¨ªtica de doble contrataci¨®n y el veredicto fiscal condujo a las p¨¦rdidas econ¨®micas que llevaron la plantilla, con Luis Aragon¨¦s a la cabeza, hasta el hotel Hesperia. Schuster, con su paso por los dos grandes de Madrid, es el ¨²nico que ha triunfado fuera del Camp Nou.
V¨ªctor ser¨ªa el primero en discrepar. El centrocampista se alej¨® de las amarguras azulgrana para vivir experiencias enriquecedoras en el italiano Sampdoria y el escoc¨¦s St. Mirren e iniciarse en el Zaragoza intentando unir criterios deportivos y empresariales. Su ¨ªntimo amigo Pichi Alonso, uno de los eternos suplentes en el equipo de 1985, vivi¨® otro Sevilla vistiendo los colores del Espa?ol en Leverkusen para luego llegar a los banquillos del Espa?ol y del Figueres en momentos comprometidos. A la espera de una nueva oportunidad, aplica su lucidez y su fino sentido del humor a los medios informativos, donde sintoniza con antiguos compa?eros como Carrasco.
El Lobo emigr¨® sin excesivas penas ni glorias al franc¨¦s Sochaux para poner fin a su carrera. Hab¨ªa sido uno de los protagonistas de aquella temporada 1984-1985 al sufrir un accidente de coche durante las nevadas que saludaron el A?o Nuevo y su sitio fue ocupado por Paco Clos.
Rambo puede ser citado como representante de otro sector del vestuario de aquel entonces. Al igual que Calder¨¦, Rojo, Salva y Manolo, hab¨ªa pasado temporada tras temporada estancado en el Barcelona-Atl¨¦tico antes de tener oportunidades en el primer equipo. La confianza de Venables y el t¨ªtulo de Liga les supuso revisiones de contrato, pero su tard¨ªa llegada les oblig¨® a prolongar sus carreras en b¨²squeda de una mayor rentabilidad. Clos, el lateral Manolo y el portero suplente Amador se fueron al Murcia, acompa?ados por el ex capit¨¢n azulgrana Tente S¨¢nchez, quien, tras una breve estancia en el Sabadell, ahora es pieza importante en la organizaci¨®n del promotor Jos¨¦ Mar¨ªa Minguella. Calder¨¦, tras su positivo por un jarabe en el Mundial de 1986, aguant¨® hasta el verano pasado sus dolores de espalda para redondear su carrera en Segunda B con el Sant Andreu.
Rojo, la gran figura del campe¨®n pero condenado a una serie de operaciones en una rodilla insalvable, se dedica a la formaci¨®n de j¨®venes futbolistas, al igual que el malague?o Esteban. Salva desapareci¨® de la escena tras un fugaz paso por el Logro?¨¦s y se centr¨® en la ense?anza de idiomas. Urbano, tras bajar a segunda con el Espa?ol, sigue en activo en el Lleida. Moratalla pas¨® por el Figueres antes de compaginar la venta de seguros con la direcci¨®n t¨¦cnica del Santboi¨¢. Perico Alonso volvi¨® a la Real Sociedad, donde tuvo unos inicios poco felices en el banquillo del Sanse.
Otros campeones de 1985 tardaron menos en abandonar el f¨²tbol. Urruti ya se hab¨ªa preparado la retirada a trav¨¦s de una concesi¨®n de autom¨®viles. El lateral Gerardo regenta el negocio familiar en Las Palmas. Migueli rompi¨® con el bal¨®n para convertirse en marchante de arte.
Te¨®ricamente, Julio Alberto era el que menos problemas deb¨ªa sufrir. La separaci¨®n de su primera esposa hab¨ªa sido menos traum¨¢tica que la sufrida por Steve Archibald. ?ste, tras volver a Inglaterra y su Escocia natal, reside en segundas nupcias en Barcelona.
Julio Alberto no tuvo que rentabilizar una recortada carrera. Lleg¨® incluso a provocar las iras de Cruyff cuando, nada m¨¢s llegar, descubri¨® que el lateral ten¨ªa un contrato blindado con las primas ya incluidas. Se mov¨ªa con entusiasmo en el mundo de la moda, seducido por promesas de altos m¨¢rgenes comerciales y una gente guapa tan ajena a los ambientes de Calder¨¦ y otros canteranos que las bromas acerca de sus partidos de tenis con miembros de la jet set llegaron a encenderle las luces en el vestuario.
En cambio, ¨¦l y Marcos eran tan inseparables que incluso chocaron con sus id¨¦nticos Porsche blancos en el aparcamiento del Camp Nou. Marcos, tras un breve regreso a su club de origen, el Racing de Santander, se dedica a sus negocios y Julio afirma con cierta amargura que cuando pidi¨® al Pich¨®n una ayuda, no fue capaz de aportarla.
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