Siete a?os similares

La historia se repite en el Atl¨¦lico. Desde hace siete a?os llega a enero en condiciones similares: con la aventura europea rota, el t¨ªtulo de Liga casi perdido y la Copa como ¨²nica esperanza. Mil novecientos noventa y cuatro no es una excepci¨®n: descalabrado por el OFI de Creta y los gestores europeos en la Copa de la UEFA, a ocho puntos del Deportivo y jug¨¢ndose el futuro en la eliminatoria copera con el Real Madrid. Lo hace, adem¨¢s, fiel a una cualidad intr¨ªnseca del equipo, la irregularidad, y a otra impuesta por Jes¨²s Gil desde su llegada a la presidencia: con un pu?ado de proyectos t¨¢cticos desaprovechados.A grandes rasgos, el Atl¨¦tico es un bloque imprevisible. Su mejor actuaci¨®n hasta la fecha, ante el Barcelona, le define con exactitud: capaz de defraudar y sucumbir en la primera parte (0-3) y de resucitar y enamorar en la segunda (4-3). Capaz de lo mejor y lo peor, en suma. Su trayectoria en la presente temporada lo confirma.

De la mano del brasile?o Jair Pereira, inici¨® el campeonato sometido a una revoluci¨®n. filos¨®fica: invertir el contragolpe, la pauta cl¨¢sica, en ofensiva constante. Su 4-4-2 funcion¨® bien al principio, pero, tras una serie de tropiezos, los due?os desistieron. Cacho Heredia, la soluci¨®n temporal, recuper¨® el 5-3-2 de Luis Aragon¨¦s y su famoso contraataque, pero tambi¨¦n fue reconvertido pronto en ojeador.

Con Emilio Cruz, la tercera opci¨®n, el conjunto est¨¢ menos encasillado. No es una cuesti¨®n tanto del n¨²mero de elementos con los que se cuenta en cada l¨ªnea -de hecho, se cambian con frecuencia-, sino de principios: trabajo zonal, presi¨®n coordinada y robo del bal¨®n. Los nuevos conceptos nacieron con malos resultados, pero ya han revelado una notable mejor¨ªa del juego.