Un bar de carretera reparte entre camioneros 3.360 millones del segundo premio
El segundo premio de la loter¨ªa de El Ni?o, el n¨²mero 10.425, ha sido vendido ¨ªntegramente en la localidad conquense de Honrubia, en el bar Marino, un restaurante de la Nacional IU (Madrid-Valencia) Marino y Bibiano Araque son los due?os y culpables de repartir 3.360 millones de pesetas entre los clientes de la cafeter¨ªa, la mayor¨ªa camioneros de paso. Los dos hermanos arrancaron la suerte al pueblo vecino, El Provencio, donde est¨¢ la administraci¨®n de Loter¨ªa a la que se asign¨® este n¨²mero.
Los hermanos Araque llevan abonados al n¨²mero 10.425 m¨¢s de 20 a?os, "en todos los sorteos del a?o", dice Bibiano. Siempre lo compran en El Provencio, en la Nacional 301, a m¨¢s de 40 kil¨®metros de Honrubia. "All¨ª vamos todas las semanas", a?ade Bibiano Araque, "a pesar de que ¨²ltimamente no hab¨ªamos tenido mucha suerte. No hab¨ªamos dejado el n¨²mero porque mi padre, antes de morir, nos dec¨ªa que sigui¨¦ramos jugando en este n¨²mero".Los hermanos Araque han vendido todos los a?os y en todos los sorteos el mismo n¨²mero en d¨¦cimos en la barra del establecimiento, porque "eso de las participaciones es un l¨ªo".
Bibiano y Marino no quieren concretar cu¨¢ntos millones les han correspondido. "Un mont¨®n de kilos", calcula Marino con nerviosismo. Bibiano, m¨¢s tranquilo, asegura que lleva cinco d¨¦cimos. "?Sabe usted cu¨¢l es el n¨²mero?", pregunta con sorna mientras muestra los d¨¦cimos del sorteo nacional del s¨¢bado pr¨®ximo. Por supuesto, del 10.425.
Poco para el pueblo
Marino Araque estima que en Honrubia, un pueblo agr¨ªcola que vive del girasol y del trigo, se han quedado pocos millones. Y se lamenta: "Desgraciadamente, aqu¨ª, que hace mucha falta, no ha habido mucha gente agraciada".
"La mayor¨ªa est¨¢ en la carretera", dice ?ngela Garc¨ªa, la esposa de Bibiano. ?ngela, que se hab¨ªa quedado con cinco d¨¦cimos, tiene que hacer cuentas de lo que le ha tocado. Minutos antes del sorteo hab¨ªa repartido alg¨²n pellizco en participaciones, en servilletas, a los clientes del bar. "Ya sabes, son clientes de toda la vida...", alega.
No tuvo tanta suerte Manuel Sixto, un camionero gallego que se encontraba en el restaurante comiendo y que se quejaba de no llevar loter¨ªa. "No se me ocurri¨® cuando par¨¦ hace unos d¨ªas, y al no coincidir con ning¨²n compa?ero en la barra no repar¨¦ en comprar".
La cocinera, Martina Cos¨ªas, familiar de los due?os, y que siempre compraba este n¨²mero, espera tomarse unas vacaciones cuando pasen estos d¨ªas. "Sobre todo, para pensar qu¨¦ voy a hacer con 24 millones". "En el pueblo no se han quedado m¨¢s de 360 millones. Todo est¨¢ en la carretera, ya sabes m¨¢s de 3.000", a?aden Gregorio y Rafael Herraiz, camareros del local, que no pod¨ªan atender todas las llamadas telef¨®nicas y las sugerencias de clientes para celebrarlo.
En la barra se acodaba Miguel Nieva, un agricultor que en el momento del sorteo estaba podando su vi?a y al que su mujer fue a buscar con el d¨¦cimo premiado. ?ngel Buero, agricultor y cazador, hab¨ªa comprado el d¨¦cimo con su amigo Barrigavaca hace unos d¨ªas. "Aqu¨ª venimos a tomar caf¨¦ antes de ir al campo y los domingos por la ma?ana cuando vamos a cazar. Hoy no iremos a coger aceitunas, lo dejaremos para otro d¨ªa", dicen.
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