La luz del tiempo
Desde que el conceptualismo desmaterializ¨® la obra de arte ¨¦sta se presenta bajo insospechadas apariencias encarn¨¢ndose en las m¨¢s ins¨®litas materializaciones. La obra de la escultora Salom¨¦ Cuesta corresponde a este grupo de trabajos posconceptuales que sorprenden al p¨²blico por su inmaterialidad.En las paredes de la galer¨ªa donde expone la artista apenas hay nada, unos peque?os cristales rectangulares transparentes y unos proyectores que generan unos haces de luz que rielan d¨¦bilmente sobre las superficies cristalinas y provocan la aparici¨®n de sombras.
La obra que se presenta en esta exposici¨®n no est¨¢ formada s¨®lo por los cristales que, como alegor¨ªas de los tradicionales cuadros, se clavan en la pared, sino que tiene dos estados constitutivos, uno f¨ªsico y otro experimental; as¨ª, por un lado, la obra es el conjunto del espacio con sus luces surcando la penumbra, y, por, otro, la obra es conformada por la experiencia del cuerpo de cualquier espectador que al moverse dentro de ¨¦l altera estas condiciones ambientales del lugar.
Salom¨¦ Cuesta
Sombras facetadas. Galer¨ªa Juana Mord¨®. Villanueva, 7. Madrid. Hasta el 15 de enero.
Tras la aparente simplicidad del espacio se esconden algunas ideas tan complejas como atractivas, aunque no siempre conseguidas convincentemente. Una de ellas es la de trabajar sobre la lenta observaci¨®n del paso del tiempo.
Realidad fr¨¢gil
Salom¨¦ Cuesta est¨¢ interesada en pretender, a trav¨¦s de instalaciones de car¨¢cter escult¨®rico, evidenciar lo que hay de perpetuamente mutable, en mostrar el lento fluir del, tiempo. La mutabilidad cobra cuerpo simb¨®lico en la luz, elemento que puede ofrecer apariencias variables de los objetos, pero, en este caso, no se trata de provocar extra?as presencias alterando la intensidad o direcci¨®n de los focos luminosos, sino de exponer a luz sustancias que muy lentamente van siendo alteradas por la luz, de tal manera que estas superficies transparentes, pulidas y brillantes, con el paso del tiempo y la acci¨®n fotoqu¨ªmica, se van tornando opacas.La propuesta de Salorn¨¦ Cuesta consiste en invitamos a contemplar unos fen¨®menos en los que se pretende hacer evidente la fragilidad de la realidad, pero, al contrario que en la observaci¨®n cient¨ªfica, que tiene por objeto el conocimiento cierto de los fen¨®menos, la observaci¨®n est¨¦tica de ¨¦stos pretende un conocimiento sensitivo de naturaleza po¨¦tica, y en algunos casos m¨¢gica.
Lo que en esta exposici¨®n se ofrece a la contemplaci¨®n son imperceptibles mutaciones en el brillo de las superficies cristalinas que requieren para ser percibidas de una atenci¨®n minuciosa, tras la cual se esconde la pretensi¨®n de mostrar que la ¨²nica realidad posible es la fluidez del vac¨ªo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.