El Papa entra en el debate pol¨ªtico italiano y pide que la DC no desaparezca
El papa Juan Pablo II formul¨® ayer un firme llamamiento impl¨ªcito para que la Democracia Cristiana (DC) no desaparezca y critic¨® veladamente a la Liga Norte por sus "riesgos separatistas" entre "un norte rico y un sur m¨¢s pobre" que, dijo en otro momento, "representan un peligro de debilidad para Italia y para toda Europa". El Pont¨ªfice pidi¨®, adem¨¢s, un fortalecimiento decidido de la actividad pol¨ªtica, ya que, afirm¨®, "una sociedad bien ordenada no puede dejar las decisiones relativas a su futuro exclusivamente en manos de la autoridad judiciaria".
Juan Pablo II, por supuesto, no mencion¨® por su nombre a la DC ni a la Liga en su carta a los obispos italianos publicada ayer. Pero las referencias a ambos partidos son indiscutiblemente claras. A los democristianos, en concreto, cuando afirma la "necesidad" de que siga existiendo una "fuerza de inspiraci¨®n cristiana en la pol¨ªtica". La f¨®rmula es similar a la de la "necesaria unidad de los cristianos" con la que la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha recomendado puntualmente en cada campa?a electoral el voto a la DC. En la ¨²ltima, de 1992, por si hubiera alguna duda, el propio Pont¨ªfice ratific¨® el pronunciamiento.La carta del Papa llega, adem¨¢s, tras un periodo en el que se hab¨ªa extendido la idea, propugnada, por ejemplo, por los sectores m¨¢s abiertos de los jesuitas, de que la Iglesia hab¨ªa dejado de apoyar la existencia de un partido confesional. El mensaje papal no s¨®lo pone las cosas donde estaban, sino que incluso rescata el pasado de la DC, porque, aunque en ella est¨¦n quienes "han sido acusados de haber violado las leyes", entre sus m¨¦ritos figura el "haber salvado la libertad y la democracia" y haber llevado a Italia entre "los siete pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo".
Este balance positivo, no s¨®lo vale para los democristianos, sino para todos los partidos que colaboraron con la DC en los Gobiernos de posguerra. De ah¨ª que, en un pa¨ªs donde este tipo de intervenciones pol¨ªticas de la Iglesia son habituales, la carta de ayer del Papa fuera generalmente bien acogida por el sector m¨¢s maltrecho de la clase pol¨ªtica y por quienes, como el empresario Silvio Berlusconi, tratan de crear una nueva fuerza pol¨ªtica.
De la derecha, y en particular de la Liga, salieron tambi¨¦n los comentarios m¨¢s despectivos hacia la intervenci¨®n del Papa, que, en palabras de Francesco Speroni, portavoz de los senadores liguistas, "como ciudadano de otro Estado, no deber¨ªa de ocuparse de la pol¨ªtica italiana".
Carta electoral
La carta de Juan Pablo II llega, adem¨¢s, en plena campa?a preelectoral, ya que los sectores interesados en que el proceso de reforma de la pol¨ªtica y las instituciones italianas vaya adelante presionan para que el presidente de la Rep¨²blica, Oscar Luigi Scalfaro, disuelva el Parlamento antes del domingo y antes de que ¨¦l mismo se vea amenazado por las investigaciones.La semana tiene como fecha clave ma?ana, 12 de enero, ya que en ese d¨ªa coincidir¨¢n el debate de una moci¨®n de censura contra el Gobierno y la declaraci¨®n judicial del ex agente secreto que acusa a Scalfaro de haberse lucrado con los fondos.
La moci¨®n tiene como objetivo retrasar la disoluci¨®n del Parlamento, y, en consecuencia, aplazar unas elecciones generales temidas por muchos diputados bajo investigaci¨®n judicial por corrupci¨®n y otros delitos que, al no ser reelegidos, perder¨ªan la inmunidad y podr¨ªan entrar en la c¨¢rcel. Pero el retraso de los comicios ser¨ªa a¨²n mayor si Scalfaro se viera obligado a dimitir.
Muchos comentaristas han destacado esta coincidencia y han estimado que no puede ser casual la aceleraci¨®n de la extradicci¨®n a Italia de Maurizio Broccoletti, el ex dirigente de los servicios secretos que ha anunciado que el mi¨¦rcoles demostrar¨¢ ante el juez sus acusaciones. Desde hace meses, se sab¨ªa que Broccoletti sostiene que todos los ministros italianos de Interior de los a?os ochenta, incluido Scalfaro, percibieron 10 millones de liras (unas 800.000 pesetas) mensuales sustra¨ªdas de los fondos reservados de los servicios.
Por otra parte, el proyecto pol¨ªtico de Berlusconi acaba de sufrir un nuevo golpe porque Indro Montanelli, director de una de sus publicaciones y gran figura conservadora, acaba de anunciar su intenci¨®n de romper con un editor que, dice Montanelli, ha sido "v¨ªctima de un rapto" que le lleva a creerse "una mezcla de De Gaulle y Churchill".
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