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"Banesto no reclamaba ninguna intervenci¨®n"

Texto ¨ªntegro de la exposici¨®n de Mario Conde ante los medios informativos

Gracias por estar aqu¨ª hoy, gracias por venir a esta rueda de prensa.Antes de pasar al n¨²cleo central de. la exposici¨®n, quiero aclararles a ustedes tres cosas.

Primero, por qu¨¦ comparecemos en esta rueda de prensa; segundo, en condici¨®n, en calidad de qu¨¦, y tercero, cu¨¢les son los objetivos que perseguimos.

El d¨ªa 28 de diciembre de 1993, el Banco de Espa?a, sin que mediara audiencia previa, es decir, sin posibilidad de formular alegaciones a los hechos se?alados, decidi¨® intervenir el Banco Espa?ol de Cr¨¦dito, uno de los bancos, de mayor tradici¨®n e historia en nuestro pa¨ªs. Posteriormente, las autoridades han comparecido en distintas ocasiones ante los medios de comunicaci¨®n social, e incluso ante el Parlamento de la naci¨®n, realizando determinado tipo de afirmaciones y aportando datos dif¨ªciles. Posiblemente esa explicaci¨®n p¨²blica haya sido inevitable, pero una vez producida no queda otra alternativa que concurrir nosotros tambi¨¦n ante la sociedad, a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n social, para expresar nuestros datos, nuestros hechos y nuestras cifras. Hemos mantenido silencio porque no dese¨¢bamos introducir mayor confusi¨®n a la ya creada por una medida tan extraordinaria en el contexto de la Banca europea y mundial. Pero ahora sentimos la obligaci¨®n de hablar, siempre con el m¨¢ximo respeto, evitando juicios de valor y limit¨¢ndonos a poner de manifiesto los hechos que consideramos m¨¢s relevantes.

M¨¢s informaci¨®n
J. P. Morgan no se suma a la impugnaci¨®n
Conde contesta a la intervenci¨®n s¨®lo con un recurso e insiste en que Banesto era viable con su plan

El acuerdo de intervenci¨®n adoptado por el Banco de Espa?a nos ha privado provisionalmente de nuestra condici¨®n de administradores del Banco Espa?ol de Cr¨¦dito, nombrando para sustituimos, con car¨¢cter provisional, a otros ejecutivos de bancos de la competencia. Pero seguimos manteniendo nuestra posici¨®n de accionistas. Comparecemos en esta rueda de prensa en la condici¨®n de personas que hasta el d¨ªa 28 de diciembre de 1993 ten¨ªan como misi¨®n administrar el patrimonio de los accionistas del Banco Espa?ol de Cr¨¦dito. El objetivo b¨¢sico de esta comparecencia es dirigimos a los accionistas de Banesto, tanto los que son meros inversores como los que son empleados de la entidad, como los que han sido miembros del Consejo de Administraci¨®n hasta la fecha ha de la intervenci¨®n, as¨ª como a aquellos que hist¨®ricamente

han vinculado sus ahorros a Banesto. Igualmente, y dada la trascendencia social que ha tenido el acto de suspensi¨®n provisional de administradores de Banesto, queremos aportar datos y cifras para una mayor informaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica.

Yo les rogar¨ªa, por favor... Perd¨®n. S¨®lo vamos a hablar hoy de datos y de hechos, para que los accionistas sepamos defender nuestros derechos, que es lo mismo que decir defender nuestro capital y nuestras expectativas de futuro. Yo, personalmente, sigo siendo accionista de Banesto porque no he querido vender mis acciones, dado que entend¨ªa que deb¨ªa de seguir la misma suerte que el resto de los accionistas, al menos, hasta. que se conociera m¨ª posici¨®n al respecto. Todos los miembros del Consejo de Administraci¨®n sustituido provisionalmente por el Banco de Espa?a siguen siendo accionistas de Banesto.

Las tesis principales que desarrollamos y argumentamos a lo largo de la exposici¨®n son las siguientes:

Primera: para garantizar la estabilidad y el futuro de Ba?esto, as¨ª como para sus accionistas y para el sistema de Banesto, la mejor soluci¨®n hubiera sido aceptar el plan de actuaciones propuesto por los anteriores gestores.

Segunda: la situaci¨®n de Banesto a 28 de diciembre de 1993, y particularmente en cuanto a liquidez, solvencia y estabilidad, no reclamaba ning¨²n acuerdo o decisi¨®n de intervenci¨®n.

Tercera: la situaci¨®n patrimonial de Banesto a 28 de diciembre de 1993, incluso con los ajustes propuestos en el plan de actuaciones por la anterior gesti¨®n, no exige ning¨²n tipo de reducci¨®n de capital ni operaci¨®n de an¨¢loga naturaleza.

Una vez aclarado lo anterior, quisiera exponer ante ustedes cu¨¢les son las cifras y los conceptos b¨¢sicos del plan presentado por Banesto a la autoridad monetaria.

Perm¨ªtanme que empiece con una frase del se?or ministro de Econom¨ªa y Hacienda, ratificada por el se?or gobernador del Banco de Espa?a en su comparecencia ante el Parlamento de la naci¨®n. Cito literalmente: "El Banco Espa?ol de Cr¨¦dito se encuentra con unas necesidades totales brutas de saneamiento que, seg¨²n cifras de la inspecci¨®n del Banco de Espa?a, se acercan a los 500.000 millones de pesetas". Termina la cita literal. Subrayo las palabras necesidades brutas de saneamiento. Esto quiere decir que esa cifra no se corresponde con lo que Banesto necesitar¨ªa para su saneamiento. Por ello se emplea la expresi¨®n "necesidades brutas", como contraposici¨®n a "necesidades netas", es decir, a lasque ser¨ªan efectivas. El propio gobernador del Banco de Espa?a reconoce literalmente, y cito literalmente: "Debo aclarar inmediatamente que esa cifra no debe interpretarse como lo que en t¨¦rminos vulgares se denominar¨ªa el agujero de Banesto". Termina la cita. Quiero agradecer ahora al se?or gobernador del Banco de Espa?a el tono de su intervenci¨®n en el Congreso de los Diputados. Pero quiero dejar claras dos cosas:

Primero, que coincidimos plenamente con el se?or gobernador en que en modo alguno puede hablarse de un agujero de Banesto de 500.000 millones de pesetas. Este extremo ha sido explicitado claramente por el se?or ministro y por el se?or gobernador. A pesar de ello, algunos medios de com¨²nicaci¨®n social han manejado esta cifra como si fuera un agujero. Incluso alg¨²n otro la ha elevado de cuant¨ªa. No hay tal agujero. Y no es que lo digamos nosotros; es que este extremo es la primera aclaraci¨®n de las autoridades que han, decidido el acto de intervenci¨®n.

Segundo, que, coincidiendo con las autoridades en lo anterior, no estamos de acuerdo -con el debido respeto- en que las necesidades brutas de saneamiento sean 500.000 millones, como alega la inspecci¨®n del Banco de Espa?a. Ni siquiera admitiendo, como lo hace literalmente el se?or gobernador, que esos saneamientos. no han de realizarse de modo inmediato. A nuestro juicio, las cifras son claramente inferiores, y perm¨ªtanme que trate de describirles cu¨¢l es nuestra posici¨®n al respecto.

Las Ramadas "necesidades brutas de saneamiento" provienen, de acuerdo con lo expresado por las autoridades, de los siguientes conceptos b¨¢sicos: Primero, cartera crediticia; segundo, saneamiento de valores; tercero, corporaci¨®n industrial; cuarto, fondo de pensiones.

La cartera crediticia es sin duda el concepto m¨¢s importante y el que con viene analizar en primer t¨¦rmino. El punto de partida consiste en que Banesto -y cito literalmente al se?or gobernador- "mantuvo una pol¨ªtica de fuerte expansi¨®n crediticia practicada en el periodo de 1988 a 1991 ". A?ade el se?or gobernador que en esos momentos ya aparec¨ªan los primeros s¨ªntomas de recesi¨®n en la econom¨ªa espa?ola. No re cuerdo que en los, a?os 1998 a 1990 se reconociera que la econom¨ªa es pa?ola iba a entrar en recesi¨®n. Pero esto, en todo caso, no es demasiado importante. Sigo citando al se?or gobernador: "La expansi¨®n crediticia de Banesto de 1988 al 1992 fue del 109%, mientras que la del total de la banca fue del 64/o". Es decir, que si Banesto hubiera crecido en su inversi¨®n en ese periodo un 64%, estar¨ªa dentro de la media de la banca. La cifra de inversi¨®n libre en pesetas m¨¢s inversi¨®n en moneda extranjera de Banesto como banco matriz era, a 31 de diciembre de 1988, 1.432.000.000.000 (un bill¨®n, cuatrocientos treinta y dos mil millones). En 1992 era de 2.328.000.000.000 (dos billones trecientos veintiocho mil millones). Es decir, en esos a?os hemos crecido en inversi¨®n 896.000 millones. Esta cifra significa un crecimiento porcentual del 63%, Es decir, un punto menos que la media de la banca. Si computamos desde el 31 de diciembre de 1987 a 31 de diciembre de 1991, en ese caso el crecimiento ser¨ªa del 99%.

Antes de seguir adelante con la exposici¨®n, quisiera hacer ante ustedes tres precisiones claras. La primera, nosotros hemos recibido un banco que ten¨ªa importantes dotaciones pendientes, un atraso tecnol¨®gico indudable y muchos otros aspectos a los que ya nos hemos referido en distintas ocasiones. Nuestro proceso se ha desarrollado en un entorno recesivo y conempresas industriales que han sufrido la crisis econ¨®mica de forma evidente. Pero, en todo caso, no dudamos que hemos cometido errores. Porque en un proceso tan complejo es muy dif¨ªcil que todas las decisiones sean acertadas. Pero siempre, los miembros del Consejo de Administraci¨®n, y yo de una manera particular, hemos ligado nuestro patrimonio a la evoluci¨®n del banco, por lo que nuestras decisiones siempre han sido tomadas en consideraci¨®n a lo que entendimos que era lo mejor para los intereses del banco y sus accionistas, entre los que nos contamos de forma significativa.

Los errores en materia de concesi¨®n de cr¨¦ditos se miden por dos, factores: niveles de morosidad y niveles de recuperaci¨®n. Espa?a est¨¢ viviendo una crisis econ¨®mica mucho m¨¢s profunda de lo que nunca, se anticip¨®. Y l¨®gicamente eso se traduce en niveles altos, de morosidad para todo el sistema bancario. En ¨¦pocas de bonanza econ¨®mica, una alta morosidad podr¨ªa imputarse f¨¢cilmente a errores de gesti¨®n. Pero con un cuadro depresivo general de la econom¨ªa espa?ola, admitido universalmente, es dif¨ªcil saber cu¨¢nto es debido a nuestro error y cu¨¢nto es debido a la evoluci¨®n general de la econom¨ªa.

Tercero. Banesto era consciente de la situaci¨®n, econ¨®mica espa?ola y de su previsible evoluci¨®n. Por lo que en el primer trimestre de 1993, Banesto anunci¨®, p¨²blicamente: primero, que su pol¨ªtica en el ejercicio iba a ser de m¨¢ximas dotaciones; segundo, que su pol¨ªtica de dividendos ser¨ªa claramente restrictiva; tercero, que el beneficio declarable a final de a?o ser¨ªa cero, precisamente por aplicar todos los recursos generados a dotaciones; cuarto, que todo ello part¨ªa del principio de deterioro progresivo de la econom¨ªa espa?ola e incremento consiguiente de la morosidad.

Con ello clarificamos nuestra posici¨®n ante el mercado en general, y adoptarnos una l¨ªnea de actuaci¨®n que creernos humildemente que el tiempo ha venido a confirmar como prudente, e incluso necesaria, dada la evoluci¨®n que ha tenido la econom¨ªa espa?ola. Esa posici¨®n nuestra era particularmente transparente, porque est¨¢bamos abordando un proceso de ampliaci¨®n de capital, y esos datos y esa posici¨®n pod¨ªan dificultar el proceso de colocaci¨®n de acciones. No sucedi¨® as¨ª porque la ampliaci¨®n de capital se cubri¨®, pero, aun asumiendo ese riesgo, decidimos ser transparentes con el mercado. Adem¨¢s de ello, realizamos un an¨¢lisis exhaustivo de nuestra cartera crediticia, para tratar de determinar con el m¨¢ximo grado de precisi¨®n posible no s¨®lo la morosidad declarada, sino tambi¨¦n la la-, tente o potencial. Es decir, aquellos cr¨¦ditos que, aunque t¨¦cnicamente no fueran morosos con arreglo a la normativa del Banco de Espa?a, podr¨ªan serlo, dadas sus condiciones y el entorno econ¨®mico, en un plazo m¨¢s o menos pr¨®ximo.

Por tanto, realizamos un an¨¢lisis empresarial de nuestra realidad, y no s¨®lo un an¨¢lisis normativo. Este an¨¢lisis se realiz¨® por los servicios de Banesto, trabajando con los de la inspecci¨®n del Banco de Espa?a y los del banco americano J. P. Morgan, para determinar todas las posibles contingencias del grupo. De

"Banesto no reclamaba ninguna intervenci¨®n"

este an¨¢lisis dedujimos tres niveles de problemas. Primero, los cr¨¦ditos morosos en sentido estricto. Segundo, los llamados cr¨¦ditos irregulares, es decir, los que todav¨ªa no son morosos pero, con arreglo a la normativa del Banco de Espa?a, pueden llegar a serlo en un futuro pr¨®ximo. Y tercero, los llamados cr¨¦ditos en vigilancia especial. Es decir, ( ... ) que, estando vivos y corrientes, despu¨¦s de un an¨¢lisis profundo, sea por la situaci¨®n del deudor o por la evoluci¨®n previsible del sector econ¨®mico correspondiente, necesitaban de una atenci¨®n especial.Las cifras que resultaron de nuestro an¨¢lisis fueron las siguientes: La morosidad que declarar¨ªamos al final del ejercicio de 1993 ser¨ªa en el entorno de los 255.000 millones de pesetas.

Los cr¨¦ditos irregulares, que en nuestro an¨¢lisis empresarial podr¨ªan llegar aconvertirse en morosos, conforme a la normativa del Banco de Espa?a, ser¨ªan de unos 100.000 millones. Los cr¨¦ditos en vigilancia especial podr¨ªan ascender a 140.000 millones.

Para la correcta comprensi¨®n de estas cifras, me permito decirles que se trataba de calcular no s¨®lo la morosidad de calendario, sino incluso la latente, la posible, aun cuando la normativa no obligara a incluir los cr¨¦ditos en esta categor¨ªa. Frente a esta situaci¨®n determinamos cu¨¢l ser¨ªa el posible impacto patrimonial, es decir, cu¨¢l ser¨ªa razonablemente el impacto material que estas cifras tendr¨ªan en nuestro balance, y para ello era necesario tomar en consideraci¨®n tres cosas.

Primero, qu¨¦ cifra de provisiones ten¨ªamos ya realizada. A 31 de diciembre d¨¦ 1993, la cifra total de provisiones, ya pasadas por la cuenta de resultados, era de 117.000 millones. Segundo, qu¨¦ cifra de recuperaciones ser¨ªa razonablemente esperable. Todo el mundo sabe que una cosa es morosidad y otra cosa es p¨¦rdida patrimonial. La historia de la banca demuestra que las pro visiones por morosidad se recuperan en parte cuando las circunstancias de la econom¨ªa mejoran. En el a?o 1989, la firma auditora Price Waterhouse hizo un an¨¢lisis de la recuperabilidad de los riesgos de Banesto, llegando a la conclusi¨®n de que se recuperan normalmente en el entorno del 60%. En el propio escrito del Banco de Espa?a se indica que la pol¨ªtica de Banesto ha ido dirigida m¨¢s a la solvencia de los acreditados que a la capacidad de devoluci¨®n en el corto plazo. Un an¨¢lisis no s¨®lo estad¨ªstico, sino pormenorizado por cr¨¦ditos individualmente, nos permite llegar a una cifra prudencial de recuperaciones en el entorno de los 85.000 millones de pesetas. Creemos que la cifra puede ser superior, pero hemos que rido ser prudentes al estimar. Esto quiere decir que, entre dotaciones ya efectuadas y recuperaciones prudentes, lleg¨¢bamos a una cifra total de 200.000 millones de pesetas, es decir, el 57% de todos los cr¨¦ditos morosos e irregulares. Pero, adem¨¢s de las provisiones y de las dotaciones, existen las garant¨ªas, obviamente, siempre que se trate de garant¨ªas reales, efectivas y realizables. Quiero transmitirles que de los cr¨¦ditos morosos ten¨ªamos garant¨ªas hipotecarias sobre bienes no industriales, es decir, realizables, por valor de al menos 80.000 millones de pesetas. Si hacemos un cuadro resumen: cr¨¦ditos morosos, 255.000; cr¨¦ditos irregulares, 100.000; provisiones ya hechas, 117.000; recuperaciones estimadas, 85.000; garant¨ªas reales efectivas, 80.000; la m¨¢xima diferencia, por tanto, 73.000.

El m¨¢ximo impacto patrimonial negativo, en consecuencia, que podr¨ªa. producirse por toda esta v¨ªa de masa de cr¨¦ditos ser¨ªa de 73.000 millones. Y esta cifra se la proporciono sin tener en cuenta la existencia de una provisi¨®n gen¨¦rica que, en nuestro caso, se eleva a 25.000 millones de pesetas y que, l¨®gicamente, deber¨ªa restarse de la cifra anterior.

En cuanto a los cr¨¦ditos en vigilancia especial, despu¨¦s de un an¨¢lisis exhaustivo de los mismos, no preve¨ªamos quebranto patrimonial m¨¢s all¨¢ de los 40.000 millones.

El plan que Banesto prepar¨® a lo largo de los meses de octubre, noviembre y diciembre del a?o pasado persegu¨ªa los siguientes objetivos. Primero, dotar y sanear todas las contingencias y riesgos del balance a 31 de diciembre de 1993. Es decir, realizar de una vez y de una forma total un saneamiento exhaustivo de nuestro balance. Segundo, garantizar una gesti¨®n transparente del riesgo. Tercero, restablecer en el plazo m¨¢ximo de 18 meses el d¨¦ficit de recursos propios que surgir¨ªa si se aceptara el plan. El principio rector del proceso, tal y como ha quedado indicado anteriormente, era el de valor de recuiperaci¨®n econ¨®mica de los activos analizados, y esto significa lo siguiente: primero, que se estimaban necesidades de dotaciones, aunque la normativa del Banco de Espa?a no las exigiera, segundo, en cuanto a los cr¨¦ditos irregulares, acept¨¢bamos dotaciones, aun cuando con arreglo a la normativa del Banco de Espa?a s¨®lo habr¨ªa que dotar el fondo de insolvencia cuando hubieran transcurrido 90 d¨ªas desde el no cumplimiento de las obligaciones. Y tercero, adelant¨¢bamos provisiones incluso sobre las exigencias de la normativa del Banco de Espa?a, con el prop¨®sito de conseguir ese saneamiento total y de una vez, y garantizar un nivel de dotaciones estables y normales a partir de 1994.

Con arreglo a este criterio, propusimos al Banco de Espa?a lo siguiente: realizar un saneamiento de riesgos por valor de 166.000 millones de pesetas; dotar el fondo de fluctuaci¨®n de valores en 60.500 millones, clasificar partidas contables por importe de 23.000 millones de pesetas y hacer una provisi¨®n especial para grandes cr¨¦ditos espec¨ªficos por importe de 15.000 millones de pesetas.

Todos los conceptos anteriores, entre las cifras de Banesto y las del Banco de Espa?a existe una diferencia de 43.000 millones de pesetas. Yo puedo asegurarles que durante los meses de noviembre y diciembre se ha trabajado con total transparencia en la identificaci¨®n y en el an¨¢lisis racional de esas diferencias, y los servicios de Banesto que han mantenido conversaciones con el Banco de Espa?a y con la inspecci¨®n creen honestamente que esas diferencias se hubieran reducido de forma muy considerable.

Por cierto, que esos otros 48.000 millones de pesetas a que hace referencia el acuerdo de intervenci¨®n, el propio Banco de Espa?a admite que podr¨ªan ser objeto de revisi¨®n si se aportara documentaci¨®n. Esa documentaci¨®n estaba disponible para el Banco de Espa?a con anterioridad al d¨ªa 28, y de esa documentaci¨®n se deduce que tales dotaciones no eran necesarias.

Para sanear el balance por estos conceptos de una vez, de acuerdo con J. P. Morgan, dise?amos una estrategia similar a la que el banco americano mantuvo en su d¨ªa: cargar esas dotaciones a reserva. Con ello conseguir¨ªamos dos efectos: reducir reservas de Banesto matriz en 180.000 millones y generar un cr¨¦dito fiscal por importe de 85.000.millones de pesetas, lo que nos permitir¨ªa no pagar impuestos por un periodo de hasta cinco o siete a?os. Obviamente, si cargamos a reservas la totalidad de los cr¨¦ditos avanzando dotaciones -y subrayo las palabras avanzando dotaciones-, est¨¢bamos creando unas reservas ocultas que se corresponden con el importe de las recuperaciones que en dos o tres a?os se producir¨ªan sobre esos cr¨¦ditos. Recuperaciones que pasar¨ªan por la cuenta de resultados y el aparte correspondiente y se destinar¨ªan a restaurar el nivel de reservas.

La situaci¨®n de Banesto despu¨¦s de este plan se caracterizar¨ªa por lo siguiente. Primero, un nivel de morosidad inferior a la media de la banca espa?ola estimada para 1994. Segundo, una cuenta de resultados que podr¨ªa analizarse con nitidez, puesto que los niveles de dotaciones se mantendr¨ªan en lo que debe de ser normal para una entidad de nuestras caracter¨ªsticas. Tercero, un balance totalmente saneado, con un conocimiento exhaustivo y profundo por nuestros servicios y por los de la inspecci¨®n del Banco de Espa?a. Y cuarto, un d¨¦ficit de recursos propios computables conforme a la normativa del Banco de Espa?a. Es decir, sane¨¢bamos el balance, nos anticip¨¢bamos a los efectos que la crisis puede producir todav¨ªa en 1994 y el coste de ello se traduce en una situaci¨®n transitoria de d¨¦ficit de recursos propios. Si ¨¦ste era el coste, perm¨ªtanme que me detenga en este concepto.

El primer punto es la cuant¨ªa del d¨¦ficit. Si se aplicaban las restricciones de la norma und¨¦cima de la circular 5 de 1993, el d¨¦ficit ser¨ªa de 105.000 millones. Si no se aplicaban estas restricciones, ser¨ªa de 75.000. El Banco de Espa?a es quien tiene la potestad para decidir si se aplican o no esas restricciones.

El primer punto es la cuant¨ªa del d¨¦ficit. Si se aplicaban las restricciones de la norma und¨¦cima de la circular 5 de 1993, el d¨¦ficit ser¨ªa de 105.000 millones. Si no se aplicaban estas restricciones, ser¨ªa de 75.000. El Banco de Espa?a es quien tiene la potestad para decidir si se aplican o no esas restricciones.

En t¨¦rminos porcentuales, el d¨¦ficit ser¨ªa en el primer caso del 26% y en el segundo del 19%. Les doy estas cifras porcentuales porque tienen ustedes que saber que la legislaci¨®n espa?ola establece que un d¨¦ficit de recursos propios inferior al 20% no es significativo. La propia palabra "no significativo" indica por s¨ª sola la importancia que se le atribuye al hecho. Pero un ejemplo se lo aclarar¨¢ m¨¢s: con un d¨¦ficit

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Banesto no reclamaba ninguna intervenci¨®n

Viene de la p¨¢gina anteriorinferior al 20% de los recursos propios, un banco puede repartir dividendos si el Banco de Espa?a se lo autoriza. Pero, dado que Banesto ten¨ªa que, salir a los mercados internacionales, nuestros servicios y los de J. P. Morgan hicieron un an¨¢lisis de c¨®mo quedar¨ªa nuestra situaci¨®n respecto de los requerimientos de recursos propios del Banco Internacional de Pagos de Basilea, que es la medida que se analiza por parte de los inversores internacionales. Pues bien, tanto en capi-tal primario como en capital secundario, qued¨¢bamos por encima de los requerimientos del Banco de Pagos de Basilea. Con el ¨¢nimo de ser absolutamente transparente, con ustedes, tengo que decirles que para el C¨¢lculo de esos ratios internacionales no tom¨¢bamos en consideraci¨®n el fondo de pensiones. Y eso se hizo as¨ª porque exist¨ªa un pacto con el Banco de Espa?a, similar al que fue concedido a otras entidades bancarias, para que dicho d¨¦ficit de fondo de pensiones se fuera aminorando con el paso del tiempo, y, l¨®gicamente, cuando hay pacto no procede practicar tal minoraci¨®n. Pero me parece necesario seguir aclar¨¢ndoles este concepto de d¨¦ficit de fondo de pensiones. En el acuerdo. de intervenci¨®n se dice que el d¨¦ficit de provisi¨®n por fondo de pensiones es de 65.000 millones. Banesto nunca acept¨® esa cifra, senciflamente por una raz¨®n: porque la inspecci¨®n del Banco de Espa?a en el a?o 1992 nos dio una cifra de 38.000 millones de pesetas y un plazo de ocho a?os para cubrirla, de forma que a 31 de diciembre de 1993 la cantidad pendiente ser¨ªan, 35.000 millones. Durante 1993, Banesto ni ha aumentado su plantilla ni ha cambiado el plan de prejubilaci¨®n; por tanto, no es posible que la cifra aumente en 30.000 millones. Y quiero decirles que Banesto, con anterioridad al 28 de diciembre de 1993, no ha recibido ninguna explicaci¨®n acerca del incremento de la cifra. Quiero tambi¨¦n que sepan que dentro del plan se propuso, como una garant¨ªa adicional, una auditor¨ªa exhaustiva y espec¨ªfica de la cartera crediticia a realizar por la firma Price Waterhouse. Ya se hab¨ªan iniciado conversaciones a este fin con dicha firma cuando se dict¨® el acuerdo de intervenci¨®n. Por tanto, nuestro plan generaba, como les dec¨ªa, un d¨¦ficit de recursos propios y, l¨®gicamente, ten¨ªamos que restaurarlo. Para ello, conjuntamente con J. P. Morgan, dise?amos un plan cuyas l¨ªneas b¨¢sicas son las siguientes.

Primero, emisi¨®n de 400 millones de d¨®lares de deuda subordinada convertible. Nos compromet¨ªamos a anunciar p¨²bli?amente esta emisi¨®n en los primeros d¨ªas del mes de enero. Segundo, emisi¨®n de deuda subordinada para sustituir a la que venc¨ªa a lo largo de 1994. Tercero, venta del 25% del Banco Totta y A?ores. Cuarto, emisi¨®n de acciones preferentes o ampliaci¨®n de capital por importe de entre 30.000 y 60.000 millones de pesetas antes de finalizar 1994. Y quinto, aplicar los beneficios del grupo consolidado durante 1994. Con todo ello, el problema de recursos propios quedar¨ªa solucionado antes de final de a?o. Les recuerdo que un banco con d¨¦ficit inferior al 20% se encuentra en situaci¨®n legal de d¨¦ficit o significativo. En todo caso, con las medidas propuestas, estar¨ªamos por debajo de este 201/o de d¨¦ficit, es decir, estar¨ªamos en situaci¨®n legal de d¨¦ficit no significativo. ?Era un plan voluntarista y que no ten¨ªa visos ra cionales de cumplirse? Nosotros en tendirnos que no. J. P. Morgan con sider¨® que era realizable'y as¨ª lo ma nifest¨® por escrito mostrando mie qu¨ªvocamente su apoyo al plan. Realmente entendimos que un plan como el propuesto por nosotros y apoyadopor J. P. Morgan revest¨ªa menor dificultad en su ejecuci¨®n que el haber sido capaces de cubrir con ¨¦xito la mayor ampliaci¨®n de capital de la historia de la banca,europea. Como seguramente ustedes sabr¨¢n, la posici¨®n accionarial de Banesto, directa, e indirecta, en el Banco Totta y Acores se sit¨²a en torno al 50%. Si Banesto vendiera el 25% del Banco Totta y A?ores, tal y como se propuso en el plan de actuaci¨®n, se producir¨ªan los siguientes efectos: primero, de forma inmediata recuperar¨ªamos 40.000 millones de pesetas de recursos propios; es decir, con esta operaci¨®n de venta del 25% del Banco Tota y Azores ya estar¨ªamos, s¨®lo con esta operaci¨®n, por debajo del l¨ªmitedel 20% antes aludido, es decir, con esta 1 operaci¨®n ya estar¨ªamos en una situaci¨®n legal de d¨¦ficit. no significativo. Adem¨¢s, seguir¨ªamos manteniendo el control del banco, que seguir¨ªa consolidando nuestro balance, puesto que la participaci¨®n oficial registrada de Banesto en el Banco Tota ser¨ªa, despu¨¦s de esta venta, del 25%. Tercero, seguir¨ªamos teniendo la oportunidad de seguir planteando nuestro proyecto de fusi¨®n para crear un gran holding financiero ib¨¦rico, que hasta el momento nos ha sido denegado en Portugal sin que nos consten razones legales para ello. Y cuarto, generar¨ªamos liquidez por 40.000 millones de pesetas, con lo que mejorar¨ªamos nuestra.cuenta de resultados. Por cierto que este efecto no est¨¢ recogido en la proyecci¨®n de cuentas de resultados para 1994. Quiero decirles que esta operaci¨®n, que por s¨ª sola nos situaba por debajo del l¨ªmite del 20%, seanaliz¨® en su viabilidad, y J. P. Morgan estim¨® razonable que la venta se podr¨ªa efectuar dentro del primer trimestre de 1994 y dej¨® constancia de ello por escrito.. Otro aspecto importante es si la proyecci¨®n de resultados despu¨¦s de ejecuJado el plan era o no realista. Obviamente, es muy dif¨ªcil hacer predicciones de futuro. Lo m¨¢s que se puede decir cuando se proyectan unos resultados es que se cumplan tres principios: primero, coherencia de los datos con el entorno; segundo, calidad en la evaluaci¨®n del mismo, y tercero, racionalidad de las acciones destinadas a conseguir los objetivos.

Consistentemente con estos principios, nuestra proyecci¨®n de resultados se basaba en tres puntos b¨¢sicos: primero, admit¨ªamos una reducci¨®n de los m¨¢rgenes de intermediaci¨®n; segundo, en todos los riesgos dudosos o de vigilancia especial s¨®lo computar¨ªamos intereses por el principio de caja, es decir, cuando nos fueran efectivamente pagados; y tercero, los gastos de explotaci¨®n se reducir¨ªan en un 3%. Como consecuencia de ello, el margen de intermediaci¨®n que preve¨ªamos para 1994 era sustancialmente el mismo que el que obtuvimos en 1993, lo cual, ya significa admitir una rebaja, porque en 1994 ya estar¨ªan produciendo su efecto pleno en el margen de intermediaci¨®n, y durante todo el a?o los 90.000 millones de fondos captados a trav¨¦s de la ampliaci¨®n de capital. Quiero que sepan que durante los meses de octubre y noviembre de 1993 el banco estaba obteniendo un margen de intermediaci¨®n que era sin duda, el mejor del a?o 1993, y eso nos permit¨ªa pensar que nuestra hip¨®tesis de margen para 1994 era perfectamente asumible. Como les dije antes, los. efectos de la liquidez derivados de la venta del Totta no estaban incluidos en esta hip¨®tesis de cuenta de resultados. El segundo punto era un reducci¨®n de gastos de 'explotaci¨®n del 3%. ?Es posible? Reducir gastos siempre es dif¨ªcil, como saben todos los empresarios. Pero en nuestro caso se daban las siguientes circunstancias: primero, en 1994 preve¨ªamos una reducci¨®n de gastos de personal. Y esto es debido sencillamente a, que las acciones que nosotros entregamos a nuestros empleados en la pasada ampliaci¨®n lo fueron gratis y se computaban como gastos de personal. Por ello, sin hacer nada especial de gesti¨®n, ya se produc¨ªa esta reducci¨®n, porque no volver¨ªamos a entregar acciones en 1994. Durante los ejercicios pasados hemos hecho un programa muy intenso de jubilaci¨®n anticipada. Sus efectos no se notan de forma inmediata, sino progresiva, a medida que va transcurriendo el tiempo. En 1994, ya notar¨ªamos este efecto en alguna medida. Los gastos de formaci¨®n profesional, que fueron importantes, pero igualmente necesarios para instruir al personal de Banesto en la utilizaci¨®n del nuevo modelo tecnol¨®gico, ya pod¨ªan reducirse en 1994 al menos en 700 millones de pesetas. Es decir, s¨¦ trataba de medidas que funcionaban de manera casi autom¨¢tica. Por eso no computo los efectos que pudieran derivarse de un m¨¢s intenso control de gastos generales debido a la mejor informaci¨®n de gesti¨®n de que dispon¨ªamos en la fecha de la intervenci¨®n. Nuestro proyecto de cuenta de resultados fue sometido tambi¨¦n al an¨¢lisis de J. P. Morgan, con estudio exhaustivo de cada uno de nuestros conceptos, y estimaron nuestra cuenta de resultados proyectada sensata y razonable. Parece l¨®gico que la calidad de una empresa financiera como J. P. Morgan sirva de aval para la viabi lidad de un proyecto empresarial. Pero adem¨¢s de este aval ten¨ªamos un aval, el aval de los hechos. Primero, hemos sido capaces de cum plir hasta el 28 de diciembre de 1993, e incluso superar, el presu puesto presentado para dicho ejercicio, a?o sin duda dif¨ªcil para la banca espa?ola. Hemos cumplido el presupuesto, adem¨¢s, con los si guientes aspectos destacables: el margen de intermediaci¨®n ha ido mejorando a lo largo del a?o de for ma que el ¨²ltimo trimestre ha sido el mejor del ejercicio. Las comisiones han crecido de manera muy notable como consecuencia de que nuestro plan tecnol¨®gico ya est¨¢ producien do resultados. Y el proceso de con tenci¨®n de gastos generales ha'sido cada vez mejor, trimestre a trimes tre, a lo largo del a?o. Es decir, el ejercicio de 1993 no s¨®lo demuestra que hemos sido capaces de cumplir el presupuesto, sino, lo que todav¨ªa es m¨¢s importante, que los ratios del banco hab¨ªan ido mejorando progresivamente a lo largo del ejercicio.

En lo que es saneamiento de cartera de valores y en gastos activados hemos estado sustancialmente de acuerdo con el Banco de Espa?a. Sin embargo, en el acuerdo de inter venci¨®n se alude a la necesidad de sanear la Corporaci¨®n Industrial por un concepto: diferencia entre el valor por el que figuran las empre sas en la contabilidad y el valor en libros de las propias empresas. Y esta diferencia la estima el Banco de Espa?a en una cifra de 80.000 mi Rones de pesetas. No voy a referirme a qu¨¦ empresas concretas alude el Banco de Espa?a porque creo que podr¨ªa causarles un perjuicio innecesario. Por ello, perm¨ªtanme que les diga lo siguiente: primero, nunca hemos admitido que eso fuera realmente un concepto a dotar; segundo, que nuestra postura se basa en tres razones b¨¢sicas. Primera: no existe ninguna norma legal ni ninguna norma con arreglo a la cual se deba practicar esa dotaci¨®n. No s¨®lo se trata de que una estimaci¨®n subjetiva es siempre una estimaci¨®n subjetiva, sino de que no existe precepto legal sobre el cual construir la obligaci¨®n de Banesto de practicar esta dotaci¨®n. Se gundo, que es verdad que en ¨¦pocas de crisis las empresas industriales valen menos, pero dado que nuestras empresas se encuentran actualmente situadas en el sector depen diente de la econom¨ªa exterior, y dado que la peseta se est¨¢ ajustando a valores m¨¢s cercanos a los reales, el ejercicio de 1994 ser¨¢ para ellas claramente mejor que el de 1993. Por tanto, si esto es as¨ª, y si esta dotaci¨®n no se exigi¨® en 1992, ?qu¨¦ razones ay para plantearla ahora, cuando las perspectivas de ese grupo de empresas son claramente mejores que las existentes en el ejercicio pasado? Y tercero, porque si acudi mos a la experiencia, ¨¦sta nos de muestra que las ventas de empresas industriales han sido realizadas con beneficio incluso por encima de los valores contables reactualizados en el proceso de creaci¨®n de la Corporaci¨®n Industrial. Incluso en un a?o tan complejo como el de 1993, he mos sido capaces de, vender La Uni¨®n y El F¨¦nix y Acerinox, y al canzar un principio de acuerdo para Carburos Met¨¢licos, sin quebrantos en el consolidado. La ¨²ltima consi deraci¨®n es que las empresas indus triales son patrimonio del banco, y por, tanto de sus accionistas. ?ramos conscientes de que ten¨ªamos que vender, puesto que lo exige un imperativo legal. Pero deb¨ªamos hacerlo ordenadamente, tratando de obtener el mejor precio. ?Por qu¨¦ existe obligaci¨®n de vender en 1990 ?Por qu¨¦ no esperar un poco m¨¢s a la posible recuperaci¨®n econ¨®mica, con la consiguiente mejora del precio, de venta?

Hasta este momento hemos tratado de explicarles cu¨¢l era la aut¨¦ntica situaci¨®n patrimonial de Banesto y cu¨¢l era el plan presentado al Banco de Espa?a. Dicho plan no fue aceptado y se dict¨® un acuerdo de intervenci¨®n. Como el propio acuerdo del 28 de diciembre estable ce, la resoluci¨®n se dict¨® sin audien cia previa del Banco Espa?ol de Cr¨¦dito. La primera vez que el Banco de Espa?a me comunic¨® la posi bilidad de intervenci¨®n en mi cali dad de presidente de Banesto fue el d¨ªa 28 de diciembre a las diez de la ma?ana. El acuerdo definitivo de intervenci¨®n me fue comunicado seis horas m¨¢s tarde. La ley de 29 de julio de 1988 establece que un acuerdo de intervenci¨®n procede ¨²nicamente en situaciones de excep

Banesto no reclamaba ninguna intervenci¨®n

cional gravedad. Pero la situaci¨®n de excepcional gravedad debe darse en relaci¨®n a cuatro conceptos que indica la ley: efectividad de los recursos propios, estabilidad, liquidez y sol vencia. Perm¨ªtanme que analice cada uno de ellos a d¨ªa 28 de diciembre de 1993.Efectividad de los recursos propios; sobre este extremo tengo que aclararles lo siguiente: antes del plan de actuaciones, Banesto tiene una situaci¨®n de recursos propios excedentaria. As¨ª consta en las declaraciones efectuadas hasta el momento por la entidad y entregadas al Banco de Espa?a, la ¨²ltima de las cuales se entreg¨® en septiembre de 1993, sin que hubi¨¦ramos recibido ninguna declaraci¨®n oficial del Banco de Espa?a anterior al 28 de diciembre de 1993 para que rectific¨¢ramos nuestra declaraci¨®n de recursos propios. Segundo, despu¨¦s del plan tendr¨ªamos el d¨¦ficit de recursos propios que anteriormente les indiqu¨¦, junto con el plan de recuperaci¨®n que tambi¨¦n les he se?alado. Y les he dicho que en todo caso, y s¨®lo con una operaci¨®n -la venta del 25% del Banco Totta y A?ores-, nuestro posible d¨¦ficit ser¨ªa inferior al 20%, es decir, s¨®lo con una operaci¨®n estar¨ªamos en un nivel no significativo, en el nivel en que la ley permite incluso, con la autorizaci¨®n del Banco de Espa?a, repartir dividendos. Y en todo caso, incluso con los ajustes propuestos, y sin ninguna operaci¨®n, cumplir¨ªamos los niveles de recursos propios del Banco Internacional de Pagos de Basilea.

El segundo concepto es liquidez. Para que ustedes conozcan la realidad, les informo puntualmente de lo siguiente: en el mes de enero de 1993, y en valores medios mensuales, nuestra apelaci¨®n neta al interbancario alcanz¨® la cifra de 530.000 millones. A d¨ªa 18 de diciembre de 1993, nuestra demanda en el interbancario, tanto en pesetas como en divisas, ascend¨ªa a 179.000 millones. Es decir, en todo el periodo contemplado hab¨ªamos reducido nuestra apelaci¨®n al interbancario en 352.000 millones de pesetas. A esa misma fecha ten¨ªamos invertidos en certificados de dep¨®sito del Banco de Espa?a 183.000 millones de pesetas. En el mes de enero de 1993, nuestra cifra de dep¨®sitos era de 2,6 billones. En el mes de noviembre es de 2,8

billones; es decir, hemos crecido en dep¨®stios 200.000 millones. Por tanto, nuestra dependencia del interbancario se redujo en 2.000 millones y testros dep¨®sitos subieron en 220.000, millones, dif¨ªcil apreciar al problema de liquidez. El tercer concepto es estabilidad. Es un concepto excesivamente gen¨¦rico, pero si se refiere a la estabilidad de una base de clientes, tanto en inversi¨®n como en dep¨®sitos, ya les he dado los datos. Si se refiere a estabilidad accionarial, Banesto contaba entre sus accionistas al fondo Corsair, en el que participan algunas de las mejores empresas mundiales; contaba con dos empresas calificadas como AAA, de nacionalidad estadounidense; su consejo de administraci¨®n tiene un alto nivel de participaci¨®n en el capital; y el banco fue capaz de cubrir con ¨¦xito la mayor ampliaci¨®n de capital de la historia de la banca espa?ola, en la que incorpor¨®, adem¨¢s de los accionistas extranjeros, a 40.000 nuevos accionistas espa?oles. Sinceramente, parece dif¨ªcil admitir que una entidad que ha sido capaz de cubrir con ¨¦xito y exceso la mayor ampliaci¨®n de capital de la historia de la banca europea, y contando con socios tan cualificados, pueda ser una entidad que tenga problemas de estabilidad. Y quisiera recordar ahora que pr¨¢cticamente todos los miembros del anterior consejo de Banesto acudieron a la ampliaci¨®n de capital. Y yo personalmente, comprometiendo de una forma muy sustancial mi patrimonio en ello. Porque cre¨ªamos en la viabilidad de ese proyecto. Y por eso nosotros, en cu¨¢nto accionistas, estuvimos dispuestos a abonar por las nuevas acciones incluso un precio superior al del resto de los antiguos accionistas de Banesto. Y el ¨²ltimo concepto es solvencia: muy poco nos queda por a?adir. Ya hemos demostrado cumplidamente que la entidad es solvente, que cuenta con un volumen importante de recursos propios, que no ten¨ªa problemas de pagos en los mercados interbancarios, que segu¨ªa creciendo en dep¨®sitos, que gozaba de la confianza de sus clientes, y que sus provisiones brutas podr¨ªan cubrise ordenadamente.

Antes de concluir esta exposici¨®n, quiero referirme a algunos aspectos puntuales. En ning¨²n caso el nivel de autocartera de Banesto, seg¨²n consta en todos los documentos oficiales, tanto los referidos a la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores como al propio Banco ole Espa?a, superaba el l¨ªmite legal. Una aclaraci¨®n adicional: las acciones de Banesto que son propiedad de La Uni¨®n y El F¨¦nix estaban en esta empresa aseguradora con mucha anterioridad a 1988, y desde. entonces hasta la fecha de intervenci¨®n su participaci¨®n en el capital de Banesto ha descendido progresivamente. !Segundo, ni en el d¨ªa de la intervenci¨®n ni en los d¨ªas inmediatos los miembros del consejo de administraci¨®n de Banesto han procedido a realizar ventas de acciones. La primera notificaci¨®n a los miembros de la comisi¨®n ejecutiva de Banesto de la posibilidad de una intervenci¨®n se hizo a las 12.30 del d¨ªa 28, y todos sus miembros permanec¨ªan reunidos cuando se produjo la suspensi¨®n de la cotizaci¨®n. Tercero: en ning¨²n momento Banesto ha concedido cr¨¦ditos a clientes con garant¨ªa de acciones Banesto con el prop¨®sito de que acudieran a la ampliaci¨®n. Hemos pretendido demostrarles que Banesto actu¨® con total transparencia con el Banco de Espa?a con el prop¨®sito de demostrar su situaci¨®n, que Banesto present¨® un plan de actuaciones que entend¨ªa que era lo mejor para la instituci¨®n y para sus accionistas, que ese plan era viable y ejecutable y que contaba con el apoyo expreso de J. P. Morgan.

Existen hoy 165 millones de acciones en el mercado. El banco tiene un valor real indudable. Sus plusval¨ªas inmobiliarias, de acuerdo con tasadores independientes, alcanzan los 100.000 millones de pesetas al d¨ªa 28 de diciembre de 1993. Esas plusval¨ªas est¨¢n ah¨ª, porque nosotros no hemos participado en ning¨²n proceso de fusi¨®n, y por tanto no se han revalorizado. Y es evidente que su revalorizaci¨®n afectar¨ªa, como ha ocurrido en otros procesos de fusi¨®n, al nivel de recursos propios. Nuestra participaci¨®n, la participaci¨®n de Banesto en el Banco Totta y A?ores, tiene un valor de al menos 80.000 millones de pesetas. Las empresas de la Corporaci¨®n Industrial y los restantes activos situados en la misma tienen igualmente un valor indudable. El resto del grupo financiero, Bandesco, Banco de Vitoria, Banco Shaw, etc¨¦tera, tiene un valor cierto. Banesto, como negocio bancario, tambi¨¦n lo tiene. Por ello, les insisto, debemos pensar en que esos valores est¨¢n ah¨ª. En todo caso, el ajuste patrimonial es muy inferior a la cifra de reservas de Banesto Madrid, y, consiguientemente, defendemos y debemos defender el valor de nuestras acciones, para que ese valor se ajuste a la aut¨¦ntica realidad patrimonial. Por ello quisiera ya concluir con las mismas frases que comenzaba.

Primero, la situaci¨®n de Banesto a d¨ªa 28 de diciembre de 1993 hac¨ªa razonable aceptar el proyecto que presentamos en su d¨ªa al Banco de Espa?a. Y seguimos creyendo que ¨¦sa era la mejor soluci¨®n para Banesto, para sus accionistas y para el sistema financiero.

Segundo, la situaci¨®n de Banesto a d¨ªa 28 de diciembre, particularmente en cuanto a liquidez, estabilidad y solvencia, no reclamaba ninguna actuaci¨®n de emergencia. Tercero, la situaci¨®n de Banesto a d¨ªa 28 de diciembre de 19931 incluso despu¨¦s de los ajustes correspondientes al plan de actuaciones, no reclama, a nuestro juicio, ninguna reducci¨®n de capital ni operaci¨®n de an¨¢loga naturaleza.

Y para terminar quiero decirles que nosotros tendremos que instrumentar nuestra defensa jur¨ªdica. Podr¨ªamos hacerlo con distintas medidas que ofrece nuestro ordenamiento jur¨ªdico, entre ellas algunas de car¨¢cter puramente instrumental o dilatorio. Podr¨ªamos acudir a la defensa de la competencia, bas¨¢ndonos en el dato de que el nuevo consejo de administraci¨®n se integra por ejecutivos de otros bancos. Podr¨ªamos acudir al amparo, de los tribunales por infracci¨®n del art¨ªculo 24 de nuestra Constituci¨®n. Podr¨ªamos incluso acudir de plano a instancias internacionales. Todo ello es posible e incluso tiene posibilidades de ¨¦xito, seg¨²n dictamen de prestigiosos juristas. Pero nuestra defensa tiene que respetar dos cosas: primero, la imagen de nuestro pa¨ªs y el prestigio de nuestras instituciones. Discrepamos del Banco de Espa?a en este punto, pero mantenemos el respeto por las instituciones de nuestro pa¨ªs y, en particular, en el terreno monetario y financiero, por una instituci¨®n tan capital en la estructura del Estado.

Segundo, tenemos que saber respetar a los miles de empleados de Banesto que durante a?os nos han demostrado su lealtad y nos han dedicado innumerables horas de esfuerzo y trabajo. Y debemos corresponderles no cre¨¢ndoles preocupaciones adicionales a las que ya deben de sentir en estos momentos. Nuestro respeto y agradecimiento hacia ellos debe demostrarse ahora, de forma que nuestra defensa sea compatible con el m¨¢ximo posible de tranquilidad para quienes siguen todav¨ªa dedicando su vida a Banesto.

Por todo ello, interpondremos el recurso ordinario y no acudiremos a otras instancias mientras la din¨¢mica procesal no nos lo imponga. Muchas gracias por su asistencia, y se abre el turno de preguntas.

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