El s¨ªndrome de Weimar
Durante los cuatro a?os transcurridos desde el inicio del cambio, hemos perdido no s¨®lo nuestras cadenas, sino tambi¨¦n nuestras ilusiones. Nuestra imaginaci¨®n ha resultado no estar preparada para lo que iba a ocurrir. Muchos de los esquemas, mediante los cuales intent¨¢bamos preconcebir la transici¨®n, 1han resultado desesperadamente caducos. Cada vez con mayor frecuencia, las diferencias en la evoluci¨®n pol¨ªtica de los pa¨ªses ex comunistas parecen m¨¢s esenciales que las similitudes.El desaf¨ªo principal es el de c¨®mo ser¨ªa posible establecer hoy en la Europa del Este un poder ejecutivo fuerte y democr¨¢tico a la vez. La transici¨®n b¨²lgara evidencia de manera inequ¨ªvoca que la falta de un Gobierno fuerte se convierte en el mayor peligro para las reformas democr¨¢ticas. Creo que tambi¨¦n en otros, pa¨ªses de Europa del Este se hace cada vez m¨¢s patente el s¨ªndrome de la Rep¨²blica de Weimar. Ya forman una mayor¨ªa quienes conciben la democracia como anarqu¨ªa y falta de orden. La delincuencia que nos inunda, la miseria, la reducci¨®n de la producci¨®n y la corrupci¨®n proporcionan cada vez m¨¢s argumentos para una postura similar. Los sentimientos antiparlamentarios y el deseo de que aparezca una mano firme completan el cuadro. La tentaci¨®n autoritaria de Europa del Este, cansada de esperar, viene aliment¨¢ndose por los s¨ªntomas visibles del encierro de Occidente. Seg¨²n algunos dem¨®cratas-proteccionistas occidentales, nuestros pa¨ªses deben hacer lo que hasta ahora ha conseguido s¨®lo el bar¨®n de Munchhausen: salir tirando de sus propios pelos. Esto me hace recordar la triste historia del derrumbamiento de la Rep¨²blica de Weimar, ya que el aislamiento de Alemania en el periodo posterior a la I Guerra Mundial y el proteccionismo de los Estados vencedores afectados por la gran depresi¨®n fueron una de as principales causas de lo que ocurri¨®. Seg¨²n mi opini¨®n, la mayor fuerza del Plan Marshall consiste en el rechazo de una actitud de aislamiento que es mortal para la democracia.
Hasta hace poco pens¨¦ que a reiteraci¨®n de la miop¨ªa de las democracias del periodo posterior a la I Guerra Mundial era imposible, y que antes de 1989 el mundo occidental hab¨ªa escogido previamente la idea de un nuevo Plan Marshall, pero las acciones recientes de los pa¨ªses de la Comunidad (como, por ejemplo, el acuerdo provisional sin firmar con Bulgaria) me hacen pensar que no existe error que no pueda ser repetido. En conclusi¨®n, mi primera respuesta a la pregunta de c¨®mo es posible la existencia de un poder ejecutivo democr¨¢tico y fuerte a la vez en la Europa del Este es que la existencia de un Gobierno fuerte es posible como un Gobierno que realice a integraci¨®n real en las estructuras europeas. Cada aplazamiento de la integraci¨®n conduce a una desacreditaci¨®n no s¨®lo de nuestros Gobiernos, sino tambi¨¦n de la idea de un poder democr¨¢tico.
Mi segunda respuesta a la pregunta de c¨®mo es posible la existencia de un poder ejecutivo democr¨¢tico y fuerte es que la fuerza de este Gobierno ha de consistir en la reforma de la propiedad, en la privatizaci¨®n.
Hace poco le¨ª una entrevista concedida por Dahrendorf en la cual ¨¦ste evoca el ep¨ªlogo de La sociedad abierta y sus enemigos. Es all¨ª donde Popper se refiere a que la sociedad abierta ha de desarrollar la libertad y la seguridad. Fascinados por la libertad, nos hemos olvidado de la seguridad. El t¨¦rmino seguridad ten¨ªa una resonancia algo comunista. He aqu¨ª un ejemplo simple: en 1990, as¨ª como tambi¨¦n en 1991, los economistas de vanguardia de la Uni¨®n de Fuerzas Democr¨¢ticas, la mayor¨ªa de ellos amigos m¨ªos y consejeros en la Presidencia, fueron los mayores enemigos de la privatizaci¨®n masiva. Desde el punto de vista macroecon¨®mico estaban convencidos de que una privatizaci¨®n comercial conducir¨ªa con mucho mayor ¨¦xito a la racionalizaci¨®n de a econom¨ªa. Hoy en d¨ªa, una gran parte de ellos insisten en la r¨¢pida privatizaci¨®n masiva. Por qu¨¦ estos liberales de Chicago han cambiado de postura? Quiz¨¢ sea porque han entendido que la transici¨®n hace recordar mucho el famoso Vale de la Muerte: lo importante es atravesarlo lo m¨¢s r¨¢pidamente posible. La rapidez lo resuelve todo. El otro argumento era su convicci¨®n de que lo m¨¢s importante era recrear la propiedad privada, ya que la ¨²nica alternativa liberal para superar la inseguridad social no consiste en formular grandes promesas y proporcionar pocas ayudas sociales, sino en la propiedad, m¨¢s propiedad, lo que significa tambi¨¦n m¨¢s seguridad.
El problema de la seguridad tiene tambi¨¦n otra dimensi¨®n: se trata de la seguridad nacional de los pa¨ªses del Este de Europa, ya que la primera tarea de cada Gobierno es garantizar la integridad territorial del pa¨ªs y la seguridad de los ciudadanos. El debate en torno a la apertura de la OTAN hacia Europa Oriental evidencia que en Occidente muchas personas no entienden que el aplazamiento de la soluci¨®n de este problema, la renuncia a ofrecer perspectivas concretas para nuestras esperanzas conduce realmente a la desestabilizaci¨®n de las nuevas ¨¦lites democr¨¢ticas. El punto cr¨ªtico al que hemos llegado puede ser calificado de distinta manera, pero en lo que se refiere a m¨ª personalmente ¨¦sta es en sumo grado una crisis de nuestra imaginaci¨®n estrat¨¦gica, una crisis de nuestra valent¨ªa pol¨ªtica, y el rasgo m¨¢s importante del fuerte Gobierno democr¨¢tico, en el cual tengo confianza, consiste en la fuerza de su imaginaci¨®n. Sin creer en lo que ahora nos parece imposible no podemos salir de los c¨ªrculos encantados del poscomunismo. Por eso pido cooperaci¨®n a fin de que se realicen varias imposibilidades: primero, la apertura imposible del mercado europeo; segundo, el trazar pasos concretos tendentes a la apertura de la OTAN hacia Europa Oriental, ahora y no ma?ana; tercero, la renuncia a la divisi¨®n de Europa Oriental en diferentes grupos de pa¨ªses. Estoy convencido de que para la mayor¨ªa de ustedes esto parece imposible de verdad, lo mismo que hace un a?o a m¨ª me parec¨ªa imposible que los ex comunistas fueran a ganar las elecciones en Polonia y que en las elecciones municipales de Italia los partidos m¨¢s poderosos ser¨ªan los ex comunistas y el movimiento social neofascista. La ¨¦poca de lo imposible ya se ha acabado. En realidad, no podemos perder m¨¢s que nuestras ilusiones.
es presidente de Bulgaria.
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