A la caza del deportista
El ejemplo del 'caso Seles' dispara las agresiones de los espectadores
Oliver M¨®ller, de 25 a?os de edad y futbolista del Hamburgo, es la ¨²ltima v¨ªctima. Por ahora, claro. El pernicioso ejemplo del caso Seles est¨¢ surtiendo un indeseable efecto. G¨¹nther Parche acuchill¨® en abril de 1993 a la tenista serbia, por la espalda, en una pista precisamente de Hamburgo. Su confesada intenci¨®n fue acabar con ella para que Steffi Graf, alemana como ¨¦l, volviera a ser la n¨²mero uno.M¨®nica todav¨ªa no ha vuelto a disputar ning¨²n torneo. Sin embargo, ¨¦l a est¨¢ en libertad, aunque s¨®lo sea condicional. La indignaci¨®n por sus dos a?os de condena en esa feliz para ¨¦l circunstancia es un¨¢nime entre los deportistas, que cada vez tienen m¨¢s motivos para temer que cualquier maniaco ponga fin a sus carreras o incluso a sus vidas. La propia Seles reclama con urgencia unas eficaces medidas de control: "Basta ya de violencia gratuita".
M?ller fue el mi¨¦rcoles por la noche, en Stuttgart, alguien escogido al azar. Su agresora, una sordomuda de 28 a?os cuyo nombre no se ha hecho p¨²blico, no ten¨ªa nada contra ¨¦l, no ten¨ªa ning¨²n Graf al que apoyar, pero s¨ª ten¨ªa en su mente el recuerdo de Parche. "El af¨¢n de notoriedad fue lo que la movi¨®", ha explicado Karl-Heinz Engstler, portavoz de la fiscal¨ªa de esa ciudad germana.
En su opini¨®n, ella s¨®lo pretend¨ªa llamar la atenci¨®n cuando se sent¨® al lado del jugador aficionado, que se hallaba en ese momento en la tribuna con otros compa?eros presenciando el partido Karlsruhe-N¨¹renberg, y le clav¨® repetidas veces una navaja. Ni siquiera intent¨® huir despu¨¦s. Permaneci¨® en estado ap¨¢tico y no opuso resistencia al ser detenida. Moller, que fue intervenido quir¨²rgicamente de sus lesiones en el higado, el pulm¨®n derecho y el diafragma y parece fuera de peligro, s¨®lo acert¨® a exclamar mientras intentaba taponar sus heridas: "No puede ser, no puede ser".
Los deportistas ya no cuentan con una especie de respeto venerador, ya no est¨¢n a salvo. A veces, pueden ser v¨ªctimas ocasionales. El baloncestista Larry Stewart, de los Bullets de Washington, fue acribillado en su casa por cuatro individuos que hab¨ªan entrado en ella para robar. Seg¨²n los doctores, ¨²nicamente "la suerte" evit¨® que alg¨²n ¨®rgano vital fuera alcanzado por las balas. En otras oportunidades pueden mediar los celos profesionales. A prop¨®sito de esto, el FBI est¨¢ investigando ahora a Jeff Gillooly, el marido de la patinadora norteamericana Tonya Harding, y a su guardaespaldas, Shawn Eric Eckardt, como presuntos implicados en la agresi¨®n que sufri¨® d¨ªas atr¨¢s la gran rival de Harding, Nancy Kerrigan, que debi¨® retirarse de los campeonatos de su pa¨ªs, clasificatorios para los Juegos Ol¨ªmpicos de invierno de Lillehammer. Kerrigan, a la que, finalmente, se seleccion¨® a dedo para la cita noruega, fue golpeada en una rodilla con una barra met¨¢lica por parte de un hombre que se hab¨ªa provisto de una credencial para asistir a los entrenamientos.
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