"Dame el tel¨¦fono de Duran"
Los esfuerzos de Pujol no lograron que Uni¨® votara con CDC en el Senado
Jordi Pujol. Ten¨¦is que votar afirmativamente la reforma del Senado. No hay m¨¢s soluci¨®n. No puede haber dos votos en la coalici¨®n. Converg¨¨ncia y Uni¨® tienen que votar lo mismo.
Josep S¨¢nchez Llibre. Presidente, hay una decisi¨®n colegiada del comit¨¦ de gobierno de nuestro partido [Uni¨®] de votar que no.
J. P. Volved a reuniros y cambiad la decisi¨®n.
J. S. L. Presidente, la hemos tomado esta tarde por unanimidad...
J. P. Pues dame el tel¨¦fono de Duran en Chile, tengo que hablar con ¨¦l.
J. S. L. Lo siento presidente. El n¨²mero de tel¨¦fono lo tengo en el partido.
J. P. Y a basta. Ma?ana, a las nueve os espero [a la direcci¨®n de Uni¨®] en mi despacho.
Faltaban unos minutos para la medianoche del lunes 10 de enero. Los democristianos no ced¨ªan y la coalici¨®n nacionalista quedaba abocada irremediablemente a votar diferente en la reforma del reglamento del Senado prevista para mediod¨ªa del martes. Pujol hab¨ªa intentado antes hablar con el vicepresidente de Uni¨® v consejero de Trabajo del Gobierno catal¨¢n, Ignasi Farreras, pero cenaba fuera. Por eso discut¨ªa -una media hora dur¨® la conversaci¨®n- con el portavoz adjunto en el Congreso y miembro del comit¨¦ de gobierno de Uni¨® Josep S¨¢nchez Llibre.
Pujol, en una peque?a sala contigua a donde se re¨²ne el comit¨¦ ejecutivo de CDC, en el primer piso de la calle de Va l¨¦ncia n¨²mero 231. S¨¢nchez Llibre, en su casa de Vilassar de Mar. Al lado de Pujol, el secretario general del partido, Mi quel Roca, y siguiendo la bronca de la conversaci¨®n, a poqu¨ªsimos metros de distancia, los 30 miembros del comit¨¦ ejecutivo de CDC. Con S¨¢nchez Llibre s¨®lo su familia.
El tel¨¦fono de Duran Lleida no lo conseguir¨ªa ya que S¨¢nchez Llibre realmente no lo te n¨ªa en su casa. Pero a Pujol le constaba que si hubiera marca do el 07-562-6982011 del hotel Carrera de Santiago de Chile y hubiera pedido que le pusieran con la habitaci¨®n de Duran, la 822, nada habr¨ªa cambiado. La diferencia horaria, cinco horas menos en Chile, era un elemento m¨¢s para descartar que el pol¨ªtico democristiano estuviera en su habitaci¨®n.
Adem¨¢s, Duran hab¨ªa estado contundente durante una entrevista con Pujol, antes de Navidad, en la que le record¨® el inter¨¦s de los democristianos por elevar el list¨®n de la reforma del reglamento de la C¨¢mara alta en relaci¨®n con el uso de las lenguas: "El uso del catal¨¢n en el Senado es muy peque?o y si no se acepta nuestra enmienda no podremos votar la reforma del reglamento". "S¨ª, s¨ª, ya s¨¦ que es insuficiente. Tienes raz¨®n, pero es un paso en la buena direcci¨®n", le replic¨® inmediatamente Pujol. Era la constataci¨®n de que la valoraci¨®n de la reforma del Senado era id¨¦ntica entre Pujol y Duran: insuficiente. Otra cosa era la estrategia: uno la ve¨ªa positiva (CDC) y otro negativa (UDC).
Pero ese no era el debate del lunes por la noche, que Pujol hab¨ªa centrado en la aceptaci¨®n de su autoridad por parte de Uni¨®. El dirigente de Converg¨¨ncia colg¨® el tel¨¦fono a S¨¢nchez Llibre y entr¨® en el comit¨¦ ejecutivo de su partido hecho un basilisco. Echaba fuego por la boca como hac¨ªa tiempo que no le ve¨ªan sus compa?eros de partido. Era una noche como para que los roquistas, que abogan por la ruptura inmediata de la coalici¨®n, se frotaran las manos. All¨ª estaba Pujol mes¨¢ndose el pelo como s¨®lo hace cuando est¨¢ enfurecido. A la cr¨ªtica a los democristianos se sumaban incluso dirigentes de CDC m¨¢s moderados como el consejero de Econom¨ªa y aspirante al sill¨®n de la alcald¨ªa de Barcelona, Maci¨¤ Alavedra: "Ja m'estan acabant els quartos" (ya me est¨¢n agotando la paciencia), repet¨ªa. Al d¨ªa siguiente, a la hora convenida, las nueve, estaban como un clavo en el Palau de la Generalitat, adem¨¢s de S¨¢nchez Llibre, Ignasi Farreras y el tambi¨¦n vicepresidente Dom¨¨nec Sesmilo. Pujol reiter¨® su petici¨®n a los democristianos, pero los dirigentes de UDC, muy cohesionados, no cambiaron de opini¨®n. Pujol a¨²n estaba indignado, pero menos. No hablaba para el auditorio de su partido y sab¨ªa que ya no hab¨ªa nada que hacer.
Ya por la tarde, Pujol se reun¨ªa con el sanedr¨ªn de su partido. Con los pocos dirigentes a los que consulta las decisiones que adoptar. Al Palau acudieron Maci¨¤ Alavedra y Josep Maria Cullell, ambos con el mismo diagn¨®stico e id¨¦ntico consejo: "President, el partido est¨¢ encendido contra Uni¨®. Es necesario rebajar la tensi¨®n r¨¢pidamente si no quieres que el asunto se te escape de las manos". Pujol frena sus declaraciones y de su boca ya no volver¨¢ a salir ninguna otra cr¨ªtica a Uni¨®. Lo primero es salvar la coalici¨®n.
El ¨²nico dirigente de CDC que pagar¨ªa la indignaci¨®n contra Uni¨® ser¨ªa Carles Gas¨°liba en la reuni¨®n del consejo de Barcelona celebrada el martes por la noche en un hotel de la ciudad. Varias intervenciones reclamaron la ruptura y presentarse por separado a las europeas para hacer ver a los democristianos las dificultades de concurrir a unos comicios sin el paraguas de CDC y obligarles a cambiar su estrategia con vistas a las municipales. La argumentaci¨®n era clara: CiU saca dos diputados en las europeas, uno para cada partido. Por tanto, Converg¨¨ncia no tiene nada que perder ya que mantendr¨¢ el suyo sin ninguna duda.
Gas¨°liba, candidato para las elecciones europeas de junio, escucha en silencio para asegurar al final: "Si rompemos en una rompemos en todas. En las municipales y despu¨¦s en las auton¨®micas". En muchos rostros de los all¨ª presentes, funcionarios por m¨¢s se?as, surgi¨® un rictus de preocupaci¨®n.
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