Mas¨®n
Por el simple hecho de ser perseguidos por el franquismo, he tendido a sentir simpat¨ªa por los masones, y m¨¢s. a mi favor que don Antonio Machado tambi¨¦n se la tuviera y considerara la imprecaci¨®n "?mas¨®n!"` como una invitaci¨®n al toque a deg¨¹ello en la bocaza de la Espa?a can¨ªbal. Luego ya me he enterado de que hay masones para todos los gustos y de que hasta el se?or Gelli, uno de los europeos m¨¢s siniestros, se reclama mas¨®n. En cualquier caso, llamo la atenci¨®n sobre el discreto silencio cordial que se ha establecido durante a?os sobre la supuesta pertenencia de Mario Conde a la masoner¨ªa. Mientras fue un personaje de Scott Fitzgerald en la etapa ascendente, parec¨ªa no ya que se le perdonara su posible masoner¨ªa, sino que incluso se le considerara como una nota ex¨®tica y tan posmoderna que le permit¨ªa pronunciar homil¨ªas ¨¦tico-bancarias as¨ª en presencia del Santo Padre, de quienes quieran asumirlo como padre y como santo, como en el mism¨ªsimo Mosc¨² en transici¨®n desde la nada a la m¨¢s absoluta pobreza ¨¦tica.Pero hete aqu¨ª que, como en las coplas m¨¢s sabias, hasta el ¨¢guila real al suelo viene a parar y, derribada de momento la efigie de anuncio Var¨®n Dandy de don Mario Conde, de nuevo la palabra mas¨®n circula por los canales de comunicaci¨®n como befa o como insulto. No s¨®lo parece ser que el se?or Conde es un banquero malo o insuficiente, sino que adem¨¢s pudiera ser mas¨®n, y siguiendo estas asociaciones podr¨ªamos llegar a la conclusi¨®n de que es mas¨®n porque quer¨ªa ser banquero o ha sido banquero porque se lo orden¨® la masoner¨ªa, con el fin de crear la Espa?a del pelotazo, desarmar el aparato industrial y financiero espa?ol y proseguir as¨ª aquella conspiraci¨®n que las logias iniciaran en el siglo XVIII para convertir a Espa?a en tierra de puticlubes y carente de delanteros centro.
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