Muere por escisi¨®n la Democracia Cristiana italiana
La Democracia Cristiana (DC), el partido que ha regido la Italia de la posguerra con una permanencia pol¨ªtica sin parang¨®n en Occidente, muri¨® ayer para la historia entre las convulsiones de un doble parto. El pr¨®ximo fin de semana ver¨¢n la luz las dos nuevas formaciones: un Partido Popular Italiano (PPI), orientado hacia el centro, y un Centro Cristiano Democr¨¢tico (CCD), dispuesto a integrarse en el bloque de la derecha con el empresario Silvio Berlusconi y la Liga Norte. Esta escisi¨®n se produce tras el llamamiento a la unidad de los cat¨®licos lanzado recientemente por el Papa.
La divisi¨®n culmina un enfrentamiento cuya profundidad se evaluaba ayer cuando, anticip¨¢ndose en cuatro horas a la firma solemne de los estatutos del PPI, el ala derecha democristiana anunciaba en un hotel de Roma la creaci¨®n del CCD. Seg¨²n un portavoz de esta tendencia, el CCD nace como fuerza alternativa para "representar mejor la doctrina social de la Iglesia".La tradici¨®n doctrinal no es el ¨²nico objeto de la disputa, ya que los promotores del CCI) anuncian acciones legales para dilucidar el futuro del patrimonio material de la DC. Un tercer querellante en liza es el ex diputado democristiano Publio Fioi, quien ha recurrido a los tribunales de Roma con el argumento de que, aunque cualquiera es libre de fundar un nuevo partido, nadie puede declarar extinta la DC ni mucho menos apropiarse de su patrimonio mediante una sucesi¨®n autoproclamada. F¨ªoi se ha pasado a la Alianza Nacional, que promueve el Movimiento Social Italiano, neofascista hasta hace pocas semanas.
La identidad de estos litigantes es significativa, pues en la DC han convivido desde su fundaci¨®n, en 1943, tradicionalmente sectores populares cat¨®licos muy orientados a la izquierda con elementos de una derecha ultra que ahora vuelve a los cauces naturales de sus fuentes fascistas.
El fermento que hizo posible el milagro de un s¨®lo cuerpo pol¨ªtico dotado de dos y hasta tres almas -encarnadas por los sucesivos Alcide De Gasperi, Amintore Fanfani, Benigno Zacagnini, Flaminio Piecoli, Arnaldo Forlani, Mario Gava o Ciriaco De Mita- no fue ideol¨®gico, terreno sobre el que la DC siempre se mostr¨® cuando menos ambigua. Prueba de ello es que no se escindi¨® a pesar de que, en 1974, buena parte de sus diputados votaron a favor del divorcio y m¨¢s tarde por el aborto.
La base de su cohesi¨®n fue el frente anticomunista, y esto explica que, ahora, tras la disoluci¨®n de los bloques y la adopci¨®n por Italia de un sistema electoral mayoritario, que fomenta la polarizaci¨®n del electorado y compromete la supervivencia del centro, la unidad democristiana haya sucumbido a un debate que no es en absoluto ideol¨®gico. Se discute, en efecto, si el partido debe aliarse con la izquierda o la derecha, vieja cuesti¨®n que ya condicion¨® el comportamiento de la DC durante el secuestro del ex primer ministro izquierdista Aldo Moro, en 1978, y que incluso hoy arroja dudas sobre la responsabilidad ¨²ltima de su asesinato por las Brigadas Rojas.
La diferencia con entonces es que la unidad en el centro ya no ofrece rentabilidad pol¨ªtica. De ello est¨¢n convencidos los j¨®venes de entre 40 y 50 a?os que el pr¨®ximo domingo crear¨¢n el CCI) en Roma. Sus nombres son Pierferdinando Casini, Clemente Mastella o Francesco D'Onofrio, por citar algunos de lo m¨¢s conocidos. ?stos dicen contar con entre 40 y 50 de los 207 diputados democristianos de la ¨²ltima legislatura.
Mino Martinazzoli dirige el sector mayoritario en evoluci¨®n hacia el PPI, que el s¨¢bado celebrar¨¢ sus primera asamblea.
Tampoco en sus filas deben buscarse apellidos de m¨¢s tradici¨®n en la historia de la DC, porque casi todas sus grandes figuras a¨²n vivas, salvo el longevo Amintore Fanfani y el exc¨¦ntrico Francesco Cossiga, yacen bajo graves sospechas de corrupci¨®n o actividades mafiosas.
Salvar lo salvable
Para salvar lo salvable de esta formaci¨®n tan bendecida por la Iglesia como admirada en la pol¨ªtica y que hoy cierra su historia como el compendio de los aspectos m¨¢s sombr¨ªos de la Primera Rep¨²blica italiana, Martinazzoli se ha remitido a la tradici¨®n de la preguerra. El Partido Popular fue lanzado por el sacerdote Luigi Sturzo hace ahora 75 a?os, cuando el Vaticano rechazaba la presencia de los cat¨®licos en la pol¨ªtica de un Estado que desde su nacimiento s¨®lo le hab¨ªa causado problemas.
El PPI se propone, pues, como no confesional. En ¨¦l sigue buena parte de la derecha tradicional democristiana, sin que se pueda descartar la posibilidad de nuevas escisiones. Todo el sector vinculado al movimiento Comuni¨®n y Liberaci¨®n, que aspira a sustituir a Martinazzoli en la secretar¨ªa del nuevo PPI por el fil¨®sofo Rocco Butiglione, bien relacionado con el Papa Juan Pablo II, contin¨²a negociando una alianza con la Liga Norte y la derecha que la mayor¨ªa de los fieles de Martinazzoli no aceptan.
Por otra parte, el Consejo de Ministros emiti¨® ayer un decreto-ley por el que se prolonga en 24 horas la jornada electoral de los pr¨®ximos comicios generales, para permitir a los jud¨ªos practicantes el ejercicio del derecho de voto tras la fiesta de Pascua. El anuncio del presidente Scalfaro de disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas el 27 de marzo pr¨®ximo, d¨ªa de la Pascua jud¨ªa, desat¨® un ola de protestas entre la comunidad jud¨ªa y el conjunto a la clase pol¨ªtica. La religi¨®n jud¨ªa proh¨ªbe todo tipo de actividad el d¨ªa de Pascua. Con el nuevo decreto-ley los jud¨ªos podr¨¢n votar el 28 de marzo.
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