La cuesta de enero 94
Uno que empuja a una al entrar deprisa en el autob¨²s 147 para ocupar un sitio; un mec¨¢nico discutiendo a voces en el taller y en la calle con una clienta, que a su vez reclama la presencia de su marido para el combate, ya perdida toda la dial¨¦ctica; dos se?oras a tortazo limpio por una cabina telef¨®nica en la plaza de Castilla; gente impaciente, inconsciente y personas mayores que parten la calzada sin atenerse a sem¨¢foros o coches veloces. De esta pugna por doquier de los madrile?os se sigue la agresividad, en un mundo muy competitivo, que se ha desatado en nuestros lares ante el peligrar de nuestros bienes materiales noroccidentales. El eros social debe vencer con paz, tranquilidad y buenos alimentos al thanatos que se nos aproxima.-
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