Una peonada mas o menos
Indiferencia en Yunquera, un pueblo investigado por el fraude del PER
No hay en Yunquera (M¨¢laga) ni un cartel que anuncie la convocatoria de huelga. La mayor¨ªa de los 3.000 habitantes del pueblo, objeto de investigaci¨®n por un presunto fraude al Plan de Empleo Rural (PER), ha acogido la llamada sindical con indiferencia. "?Qu¨¦ podemos hacer nosotros? se pregunta un jornalero perceptor del subsidio agrario. "Aqu¨ª siempre hemos estado igual, nos vemos negros para comer del campo y la ¨²nica salida es la emigraci¨®n. Que hay huelga, que la haya. Que no la hay, pues no la hay", afirma.El presidente regional de IU, Luis Carlos Rej¨®n, ha lamentado que s¨®lo un 65% de la poblaci¨®n andaluza est¨¦ en condiciones de secundar el paro, porque el otro 25% ya est¨¢ "en huelga forzosa". En Yunquera, donde apenas se ven j¨®venes y los parados y jubilados son mayor¨ªa, la principal preocupaci¨®n es sumar las 60 peonadas que dan derecho a percibir el subsidio. "La mitad se las ve negras para juntarlas", se?ala Manuel, uno de los 147 jornaleros que en diciembre de 1992 fueron llamados a declarar a la Audiencia de M¨¢laga por el presunto fraude.
En este asunto se vio envuelto el ex alcalde Jos¨¦ Mart¨ªn Guerrero (PSOE), quien admiti¨® haber firmado falsas peonadas a cambio de 250 pesetas para pagar la Seguridad Social, con el fin de que los jornaleros sumaran las peonadas exigidas para tener derecho al subsidio. "El alcalde hizo bien en no dejar a nadie sin cobrar", dice otro jornalero. "Con tanto robo que hay de los gordos, a un jornalero qu¨¦ menos que se le firme una peonada".
Manuel lleva un mes sin trabajar, as¨ª que la huelga le resulta un asunto ajeno. De todas formas, lo tiene claro: "Si ese d¨ªa vienen a buscarme para una faena, no la har¨¦. Lo mismo me da tener un d¨ªa m¨¢s o menos. As¨ª no podr¨¢n decirme que Soy un sinverg¨¹enza ni nada de eso. Y no es que no me haga falta, que me hace mucha", sentencia.
Antonio Mar¨ªn asiente y dice que no entiende las razones para la huelga. A sus 52 a?os, siempre ha trabajado en condiciones de precariedad. Trabaj¨® 24 a?os en Francia en la remolacha, la fruta "y lo que encontraba". As¨ª sac¨® adelante a sus dos hijos, hasta que ahora la mayor se ha colocado en una f¨¢brica textil. Antonio est¨¢- listo para el poco trabajo que da el campo en esta zona de la Sierra de las Nieves, una de las m¨¢s deprimidas de Espa?a: la aceituna, la casta?a, la naranja y alguna faena forestal. Pero cree que cada vez habr¨¢ menos trabajo. "A lo que no hay derecho es a que paguen 100.000 pesetas por 40.000 kilos de naranja. Te pasas un a?o alrededor, labrando, abonando, regando y luego las tienes que regalar. As¨ª no se puede".
Este mes ha sido malo para Antonio, porque la escasez de lluvias ha reducido el trabajo en el monte. "Otros a?os por estas fechas hab¨ªa 100 personas en la sierra", dice. Este a?o ser¨¢ dif¨ªcil reunir las 60 peonadas, por cada una de las cuales cobra 3.500 pesetas. Si logra el subsidio, percibir¨¢ otras 32.000 mensuales.
Cada d¨ªa acude al punto de reuni¨®n con sus compa?eros en una esquina de la calle Calvaro. "Si sale una jornada, la echamos, y sino a dar bandazos, tomando el sol como los viejos", cuenta con resignaci¨®n.
"La huelga no vale para nada: al d¨ªa siguiente estamos todos igual", sentencia el propietario de un bar y una discoteca que mont¨® el negocio con el dinero ahorrado tras 12 a?os de trabajo en la agricultura y en la construcci¨®n en Alemania y Suiza. "Si ese d¨ªa no trabajas, no cobras, pero a m¨ª nadie me va a perdonar las 4.500 pesetas de impuestos que pago cada d¨ªa. Si los sindicatos convocan una huelga, deber¨ªan pagar el salario de ese d¨ªa", dice.Desconoce la reforma laboral que ha motivado la huelga, pero insiste en que no ve raz¨®n "ninguna" para el paro, porque "con el Gobierno no hay quien pueda". Aunque asegura que tiene carn¨¦ del PSOE, concluye: "Los capitalistas son los que han escapado bien con este Gobierno . Han recibido mucho dinero y ahora presentan suspensi¨®n de pagos y cierran las f¨¢bricas. A los pobres nos dio un poquillo de libertad, pero ahora nos ha puesto la soga al cuello".
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