La huelga del peque?o comercio la hicieron los clientes
La mayor¨ªa de los peque?os comerciantes se quejaban ayer de la falta de clientes. A media ma?ana, entre la disuasi¨®n de los piquetes y las pocas expectativas de. vender algo, muchos indecisos pegaron el cerrojazo. Una cosa es abrir y otra hacer negocio.La incidencia de la huelga en el peque?o comercio se amolda al gusto de todos. La Confederaci¨®n de Peque?as y Medianas Empresas calculaba que el 80% de los comerciantes secund¨® su propuesta de cierre. "Un ¨¦xito rotundo", clamaban. La Confederaci¨®n Espa?ola de Comercio dec¨ªa que el 68% de las tiendas abri¨®. Y la Confederaci¨®n de Empresarios de Comercio aseguraba que casi todos sus 376.000 afiliados trabajaron.
El centro comercial Albufera, en el distrito madrile?o de Vallecas, cerr¨® a media ma?ana despu¨¦s de tres visitas de piquetes y una bronca en una peluquer¨ªa. Parquesur, en Legan¨¦s (Madrid), cerr¨® a las 11 de la ma?ana, despu¨¦s de que un piquete se enzarzara con una decena de guardias de seguridad, informa Ana Rold¨¢n. La bronca se sald¨® con tres heridos leves: dos sindica listas y un pol¨ªcia.
Trifulca
Tambi¨¦n en el centro de Madrid se form¨® una trifulca entre polic¨ªas y piquetes porque ¨¦stos quer¨ªan cerrar a toda costa una perfumer¨ªa y una pasteler¨ªa. Tres sindicalistas salieron en ambulancia con chichones y brechas leves. En esta zona apenas se pod¨ªa comprar en algunas tiendas de franquicia. El resto estaba cerrado. Sin embargo, no era dificil encontrar un sitio donde tomar una cerveza, coger un taxi -m¨¢s barato, a falta de tr¨¢fico- y comprar en algunos comercios de los alrededores.
?C¨®mo voy a hacer huelga si mi contrato termina en febrero?", se quejaba Yolanda L¨®pez, dependienta de una boutique. "Si estuvi¨¦ramos fijas en una empresa, habr¨ªamos hecho huelga porque lo que quiere el Gobierno es un crimen", explicaban las empleadas de una cadena de moda joven que soltaron un expeditivo "?aqu¨ª no se cierra!" al piquete que intent¨® convencerlas con negros augurios sobre su futuro laboral. Otros imploraban comprensi¨®n a los clientes: "Si vamos a abrir, pero esp¨¦rese a que se alejen los de los sindicatos, a ver si me van a partir una luna".
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