Basura nuclear
INVERNADA, DE momento, la controversia pol¨ªtica y doctrinal sobre la energ¨ªa nuclear, el problema acuciante que se plantea es qu¨¦ hacer con los ingentes y peligrosos residuos que genera y con los ya acumulados desde que esta fuente energ¨¦tica est¨¢ en uso. Un problema nada f¨¢cil de resolver. La cuesti¨®n es tan delicada y las poblaciones se muestran tan sensibles a los evidentes riesgos de esta basura at¨®mica que los gobiernos se lo piensan dos veces antes de proponer f¨®rmulas sobre el modo de deshacerse de ella.Porque esta basura est¨¢ ah¨ª, provisionalmente guardada en piscinas a punto de rebosar en los recintos de las centrales nucleares o en contenedores met¨¢licos a la espera de ser almacenados bajo tierra. Son los residuos m¨¢s peligrosos, de alta radiactividad, los generados por el combustible -uranio- empleado en las centrales nucleares. Mas de 70.000 toneladas en el mundo -ahora mismo hay funcionando 420 centrales at¨®micas- y m¨¢s de 1.300 toneladas en Espa?a, que cuenta con nueve reactores nucleares. Su peligrosidad se mantiene alrededor de 30.000 a?os, tiempo necesario para que sus niveles de radiactividad sean inofensivos para los seres vivos.
M¨¢s all¨¢, pues, del debate sobre energ¨ªa nuclear s¨ª o energ¨ªa nuclear no -aunque es cierto que en el an¨¢lisis de la rentabilidad de esta fuente energ¨¦tica hay que considerar la gesti¨®n de los residuos y los cuantiosos recursos que requiere para no caer en balances sesgadamente halag¨¹e?os-, los residuos son un hecho y hay que procurar por todos los medios una gesti¨®n y un control perfectos.
Los pa¨ªses punteros en energ¨ªa nuclear, como Estados Unidos, Alemania, Francia y Suecia, se han marcado la d¨¦cada que va del a?o 2010 al 2020 como la decisiva para poner en marcha los cementerios definitivos de residuos de alta radiactividad. Espa?a se ha marcado un plazo parecido.
Pero adem¨¢s del estricto control pol¨ªtico sobre el proceso de decisi¨®n, ¨¦ste requiere m¨¢xima transpariencia informativa y di¨¢logo social. En EE UU y en Francia, dos de los pa¨ªses que acumulan m¨¢s basura at¨®mica en sus actuales vertederos provisionales, han designado mediadores que consulten con las poblaciones, reciban iniciativas, busquen terrenos apropiados y, en definitiva, formulen propuestas solidarias y pac¨ªficas para la soluci¨®n de tan espinosa cuesti¨®n.
Las pautas y l¨ªneas de investigaci¨®n en ese asunto son internacionales, con un fluido intercambio de tecnolog¨ªa. La colaboraci¨®n mundial para gestionar tan peligrosa basura es necesaria. Basta recordar lo tantas veces dicho, y sobre todo a ra¨ªz del accidente de Chern¨®bil: en contaminaci¨®n radiactiva las fronteras son de papel.
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