El sumario sobre la red de Barcelona implica al Cesid
El grupo de El Lobo y los servicios oficiales de espionaje intercambiaban peri¨®dicamente informes
Manglano ante el juez y el ministro ?le Defensa ante el Parlamento ocultaron el trasvase de datos entre, el Cesid y la red de Barcelona, escud¨¢ndose en que el servicio (te espionaje no recibi¨® informaci¨®n "procedente de las escuchas, ?legales". Sin embargo, Miguel. Ruiz Mart¨ªnez, El Lobo, adscrito al Cesid hasta 1985 y miembro de la red, trasladaba peri¨®dicamente informes a mandos del Cesid, como el teniente coronel Julio Leal.El 27 de septiembre de 1993 por ejemplo, El Lobo le dijo a Leal que Oleguer Pujol, hijo peque?o del presidente Jordi Pujol, estaba impulsando la reactivaci¨®n del grupo terrorista Terra Lliure. Esa conversaci¨®n entre El Lobo y el teniente coronel Juli
Leal, destinado en la sede central del Cesid en Madrid, se produjo por tel¨¦fono. Al concluir, el militar pidi¨® a El Lobo que le redactara. un informe al respecto, lo que indica el grado de colaboraci¨®n existente entre ambos.
Oleguer Pujol, de 22 a?os reci¨¦n cumplidos, fue noticia hace dos a?os porque, mientras realizaba un recorrido con la antorcha ol¨ªmpica por Catalu?a, uno de sus amigos le acompa?¨® con una. pancarta con la frase Freedom for Catalonia (Libertad para Catalu?a). No obstante, diversas fuentes desmienten tajantemente cualquier relaci¨®n de Oleguer con Terra Lliure.
Pero del sumario judicial, cuyo secreto se levant¨® parcialmente el pasado d¨ªa 25, tambi¨¦n se desprenden otros datos que apuntan en la misma l¨ªnea y que contradicen las tesis oficiales tendentes a desvincular al Cesid de la trama de Barcelona, formada en buena parte por ex agentes del servicio de espionaje.
En diversas conversaciones mantenidas entre la primavera y noviembre de 1993 por miembros de esa red, ¨¦stos se refieren no s¨®lo a Julio Leal, sino tambi¨¦n al agente del Cesid Jes¨²s Jare?o Ramos. Otras fuentes aseguran que tambi¨¦n nombran a un tercer agente del Cesid que identifican como don Emilio, y que no parece tratarse de Emilio Manglano, sino de Emilio Jambrina, persona de la m¨¢xima confianza del jefe del Cesid.
"Eso, Manglano"
En sus declaraciones ante el juez del caso, El Lobo se?ala que las informaciones que consideraba de inter¨¦s las pasaba "a quien correspond¨ªa", en referencia a mandos militares que no concreta.
Otro miembro de menor nivel que trabajaba con la red tambi¨¦n declar¨® al juez que en varias ocasiones escuch¨® a El Lobo hablar por tel¨¦fono "con Mangrano o algo as¨ª". Cuando el juez le precisa si el apellido es m¨¢s bien "Manglano el interrogado responde: "Eso, eso, Manglano", seg¨²n personas que conocen el sumario. El Lobo, que a finales de los setenta se infiltr¨® en ETA y proporcion¨® importantes ¨¦xitos antiterroristas a la polic¨ªa, caus¨® baja oficial en el Cesid en 1985, pero de hecho mantuvo su relaci¨®n con el servicio secreto.
Seg¨²n fuentes conocedoras del caso, el teniente coronel Julio Leal ten¨ªa entre sus competencias la de supervisar la protecci¨®n estatal de que a¨²n goza El Lobo. Seg¨²n esas fuentes, El Lobo, hoy Miguel Ruiz Mart¨ªnez y hasta 1980 Milkel Legarza Egu¨ªa, estaba a punto de conseguir una nueva identidad falsa proporcionada por Julio Leal.
Existen otros elementos en la causa que, seg¨²n algunas fuentes conocedoras del caso, apuntar¨ªan a una mayor implicaci¨®n del Cesid. con el coronel Fernando Rodr¨ªguez, supuesto jefe de la red con tratado por La Vanguardia como responsable de seguridad desde junio del pasado a?o. Cuando este coronel fue detenido el pasado 15 de noviembre, la polic¨ªa le incaut¨® medio centenar de informes del Cesid, algunos de ellos originales, aunque el militar ya no pertenec¨ªa oficialmente al servicio de espionaje desde el 15 de julio de 1993.
El contenido de esos informes es conocido por muy pocas personas por tratarse de informes "clasificados" de acuerdo con la Ley de Secretos Oficiales, de forma que incluso el levantamiento del secreto del sumario ha dejado al margen esos documentos. No obstante, alguna persona que los ha visto afirma que del contenido de alguno de ellos podr¨ªa derivarse una relaci¨®n directa entre las actuaciones del coronel Rodr¨ªguez en Barcelona y los directivos del Cesid. Otros informes "clasificados" se refieren a empresas de fabricaci¨®n de armas y su comercio exterior, sociedades de guardias privados de seguridad, proyectos de ley sobre blanqueo de dinero y firmas implicadas en comercio ?legal de armas.
Al coronel se le imputa un presunto delito de infidelidad en la custodia de documentos secretos. Pero Manglano, con o sin intenci¨®n, le ayud¨® con su declaraci¨®n ante el juez al precisar que ninguno de los informes afectaba a la seguridad del Estado, extremo que rebajar¨ªa penalmente la responsabilidad del coronel. No obstante, Eduardo Navarro, de 32 a?os, juez instructor del caso, tambi¨¦n investiga en calidad de qu¨¦ pod¨ªa tener el coronel los documentos secretos y, de hecho, se ha reservado alguno de estos informes para tratar de esclarecer si estaba o no en activo.
Comisionado
En su declaraci¨®n, Manglano lleg¨® a decir que seguramente se hab¨ªan traspapelado los informes y por eso pudieron ser sacados de la sede del Cesid, situada en la carretera de La Coru?a, en Madrid. Manglano tambi¨¦n indic¨® que muchos meses antes de darse de baja en el servicio secreto, el coronel Rodr¨ªguez fue comisionado, "como funcionario del Cesid", para asesorar a Javier God¨®, presidente de La Vanguardia, sobre la seguridad de ¨¦ste.
La relaci¨®n de God¨® con el coronel Rodr¨ªguez se inicia a finales de 1991 hasta que en el verano de 1993 es contratado por el principal propietario de La Vanguardia por un salario anual de 40 millones brutos, con un blindaje de 200 millones en caso de rescisi¨®n empresarial del contrato. En el Cesid seguramente no llegaba a los 7 millones anuales. Una de las primeras gestiones que hizo el coronel fue viajar a Puerto Rico y Miami para, seg¨²n dijo, buscar informaci¨®n sobre un conocido banquero.
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