La felicidad
Hay un debate sobre la felicidad.Savater, que es el centro (no de la felicidad, del debate), dice que la felicidad es un estado que se refiere al pasado. La felicidad es, pues, re construcci¨®n, un confortante y pasajero estado que se nutre de acciones detenidas.
Un grupo de lacanianos discute tambi¨¦n en Madrid sobre la jerarqu¨ªa entre placer y verdad. La verdad, en muchos casos, es antag¨®nica al placer. La busca del placer puede enga?amos si olvidamos la otra.
Madrid discute sobre la felicidad y el placer. Sobre el pasado y la ocultaci¨®n. Madrid es en estos d¨ªas una ciudad en la que confluyen las mas ¨¢speras luchas sociales y pol¨ªticas con las meditaciones, los debates, sobre aquello que los seres humanos decimos apreciar durante los fines de semana.
Sobre los rescoldos de la huelga general se entabla un discurso que no puede ser m¨¢s pertinente. El placer ?es la negaci¨®n de la bronca, de la lucha, de las posiciones encontradas? La felicidad ?es posible cuando lo que est¨¢ en juego es la forma en que cada cual considera que puede estar en una sociedad?
La felicidad es pasado, la busca del placer un desv¨ªo. La ¨²nica manera de encontrar la felicidad es buscar la coherencia de nuestros actos. El placer s¨®lo aparece cuando el mundo cuadra por un momento. Lo genuino de ambas cosas es resultado de una casualidad. Y la casual?dad aparece m¨¢s probable cuando la coherencia, la rectitud son m¨¢s profundos.
Querer ser libre, intentar ser honrado, actuar en funci¨®n de esa cosas no proporciona placer, y deja al albur del futuro la gesta de haber conseguido la felicidad.
Es posible que esta ciudad d broncas, de placeres, nunca sea feliz. Pero es posible que se mantenga como una ciudad libre, viva. Si sigue pensando y sigue en la bronca.
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