Nosotros, los nietos de Keynes
En 1930, John Maynard Keynes, el mayor economista de todos los tiempos, llegaba a Espa?a acompa?ado de su mujer, la bailarina rusa Lydia Lopokova, que hab¨ªa pertenecido al ballet de Diaghilev. Keynes ven¨ªa a dar una conferencia en la Residencia de Estudiantes, que titul¨® "Posible situaci¨®n econ¨®mica de nuestros nietos". Esa conferencia, convenientemente editada, fue publicada en su libro Ensayos persuasivos.
Bien. Nosotros somos los nietos de Keynes, el futuro del que ¨¦l hablaba. El verdadero motivo de los esfuerzos te¨®ricos de Keynes fue el miedo al futuro. Y en ese futuro que es ya presente, todo lo econ¨®mico se ha oscurecido.
En aquel tiempo, caracterizado por la Gran Depresi¨®n, se preguntaba Keynes c¨®mo sustituir el capitalismo del laissez faire, laissez passer, y de la supervivencia de los m¨¢s fuertes, por un sistema econ¨®mico m¨¢s humano y m¨¢s equilibrado; recu¨¦rdese que para este intelectual brit¨¢nico, componente del grupo de Bloombury, la econom¨ªa era una ciencia de medios, no de fines, lo que tambi¨¦n es oportuno mencionar ahora. Para Keynes, el capitalismo liberal estaba en la ra¨ªz del caos econ¨®mico y propon¨ªa para arreglarlo una doble soluci¨®n: el Estado deb¨ªa adoptar una actitud m¨¢s activa en la direci¨®n y programaci¨®n de la econom¨ªa, y las relaciones econ¨®micas con el resto del mundo deber¨ªan ser controladas pol¨ªticamente incluso reducidas en dimensi¨®n y significado. Para el economista, "el capitalismo internacional e individualista de los a?os treinta no constitu¨ªa ning¨²n ¨¦xito. No era inteligente, ni virtuoso, ni justo, ni capaz de proporcionar los bienes y servicios que necesitamos. Pero cuando nos preguntamos c¨®mo reemplazarlo, nos domina la perplejidad.
Pero su tiempo no es el nuestro, ni sus teor¨ªas se pueden aplicar con todo rigor en otro entorno. No es mera casualidad que Marx muriese el a?o en que naci¨® Keynes (1883), ni que una contrarrevoluci¨®n neocl¨¢sica arrumbase por bastantes lustros las doctrinas de este ¨²ltimo. Sin embargo, desde hace poco vuelve a hablarse de Marx y de Keynes con cierta insistencia; la presencia de Clinton en la Casa Blanca parece marcada por un keynesianismo moderno, ya que no en vano los a?os de Kennedy (paradigma del actual presidente norteamericano) marcaron el punto m¨¢s alto de los ¨¦xitos del keynesianismo.
Ahora llega a Madrid el mejor bi¨®grafo del economista ingl¨¦s, Robert Skidelsky; Viene a hablar de la "Actualidad del pensamiento de Keynes". Skidelsky comparte con el biografiado la pertenencia a la C¨¢mara de los Lores brit¨¢nica y su afici¨®n por el periodismo econ¨®mico. Compilador de la obra "El fin de la era keynesiana", autor de "John Maynard Keynes. Esperanzas frustradas, 1883l920" y de la segunda parte de la biograf¨ªa (todav¨ªa no publicada en castellano), de "El economista como salvador" y "Thatcherisino" (tampoco editadas en nuestro pa¨ªs), Skidelsky opina que "la mayor¨ªa de la gente tiene una vocaci¨®n ¨²nica y vive en un entorno limitado. Keynes, sin embargo, habit¨® muchos mundos diferentes; su curiosidad, sus simpat¨ªas y sus ambiciones se extendieron a gran parte del pensamiento, de la literatura, de las artes y de los problemas pr¨¢cticos de su ¨¦poca". Y naturalmente de la econom¨ªa.
La obra de Keynes fue una batalla para escapar de los modos habituales de pensamiento y expresi¨®n y, en ese sentido, fue una batalla contra la ortodoxia. Ser¨¢ sumamente interesante conocer qu¨¦ queda. de ella y la influencia de su entorno; es decir, la relaci¨®n entre la circunstancia personal del economista y sus teor¨ªas, seg¨²n quien ha escrito una biograf¨ªa imprescindible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.