La agon¨ªa de los poetas

Me resulta sorprendente observar cuando leo en los peri¨®dicos el resultado de los fallos de los cert¨¢menes de poes¨ªa que el n¨²mero de participaci¨®n sea tan extraordinariamente elevado. Cualquier premio, por peque?o que sea, tiene asegurado un amplio nivel de concurrencia. Sobre esta realidad yo me pregunto: ?merece la pena hoy d¨ªa sacrificar la mente y esforzarse en esta dif¨ªcil actividad literaria cuando las posibilidades de que esos escritos vean la luz son cada vez m¨¢s oscuras y remotas?Y digo esto porque escribir poes¨ªa con el sue?o y la ambici¨®n de que sea valorada, de que sea publicada lo tienen cada d¨ªa m¨¢s imposible la inmensa legi¨®n de autores que, para alcanzar un objetivo positivo han de jugar a la loter¨ªa, a esa ruleta de la fortuna de que el prestigioso o interesante galard¨®n d¨¦ la casualidad, la circunstancia o la suerte de que al fin recaiga en sus manos. Ante esta dif¨ªcil situaci¨®n que padecen la mayor parte de los que sienten este juego de expresi¨®n, de comunicaci¨®n interior, de desahogo personal que es la poes¨ªa, lo m¨¢s razonable y l¨®gico para los que lo viven plenamente es hacerlo por afici¨®n, por satisfacci¨®n intr¨ªnseca, por el placer de sentirse realizado e identificado con su labor. Parece ser mejor esto que enfrentarse a la agon¨ªa de la competitividad, de estar de un lado para otro esperando a que el carro de la fortuna llame a la puerta, siempre vedada a una gran mayor¨ªa.-