Comienza el relevo
El PSC ha sido dirigido desde su fundaci¨®n por un amplio grupo de profesores universitarios formados en las luchas antifranquistas de los sesenta. Este grupo lleva 30 a?os haciendo pol¨ªtica y tiene en su haber un caudal de ¨¦xitos singular. Pero este fin de semana ha mostrado con claridad que, como tal conjunto, ya no es reconocido por su propio partido. Frente a ¨¦l se alza un nuevo poder. Raimon Obiols, Narc¨ªs Serra y Pasqual Maragall se las han visto y deseado para encontrar f¨®rmulas de direcci¨®n que fueran aceptadas por los cuadros intermedios.La generaci¨®n de dirigentes que fund¨® el partido no tiene todav¨ªa un relevo a punto, pero con el congreso de Sitges ha empezado el proceso de sustituci¨®n. Lo reconoc¨ªa sin nostalgia Isidre Molas, uno de los fundadores, que ahora ocupar¨¢ la presidencia del consejo nacional. No ser¨¢, probablemente, un relevo en bloque. Nada parece indicar que Obiols, Maragall, Serra, etc¨¦tera, hayan llegado al t¨¦rmino de sus trayectorias. M¨¢s bien lo contrario. Su edad les permite abrigar esperanzas de ver culminado su sue?o de gobernar tambi¨¦n en Catalu?a. Pero la base del PSC no les considera ya capaces de resolver los graves problemas del partido.
El m¨¢s agudo de esos problemas es la separaci¨®n existente entre el PSC como conjunto y su direcci¨®n en particular, y su base electoral. La abstenci¨®n persistente de importantes franjas de poblaci¨®n en las elecciones auton¨®micas se debe en gran medida a la ausencia de identificaci¨®n social y cultural entre este partido y una parte de las clases populares catalanas, m¨¢s que a una no identificaci¨®n pol¨ªtica. Esta situaci¨®n, que dura ya 14 a?os, tiene angustiadas a las organizaciones del partido y bloqueada a su direcci¨®n.
Para hacerle frente, las organizaciones de base y los cuadros medios quieren una renovaci¨®n que incluya cambios sustanciales en el plantel de figuras que han de componer el perfil p¨²blico del partido. Caras nuevas y, sobre todo, capaces de desatascar socialmente al PSC. Capaces de conectarlo con los votantes de Felipe Gonz¨¢lez, los que se reconocen en el PSOE y no en el PSC. El movimiento organizado para situar estas preocupaciones en el centro del congreso ha dado una tremenda sacudida al colectivo y ha puesto contra las cuerdas al grupo dirigente. Pero, al no disponer de equipo alternativo, ha tenido que dar paso a una soluci¨®n que, en el fondo, es continuista.
En el envite se han materializado, no obstante, significativas rupturas. La principal es la registrada entre Obiols y Josep Maria Sala. Esta ruptura no ha sido explicada en t¨¦rminos pol¨ªticos, aunque ha estado a punto de desbancar a Obiols y le ha costado a Sala el despacho que le convirti¨® en el gran hermano del PSC. Pero el congreso ha terminado dividido entre obiolistas y salistas.
Existe el riesgo de que la salida pactada sea falsa y abra una din¨¢mica de divisi¨®n interna de consecuencias imprevisibles.
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