Las reglas de la discusi¨®n
El pasado lunes se ha publicado en esta secci¨®n una carta en la que se refutaba ¨¢speramente mi art¨ªculo Cortina de cifras, relativo a la huelga general. Y digo ¨¢speramente por el uso de elementos de descalificaci¨®n no respaldados por argumentos y datos comprobables. De ah¨ª que en esta puntualizaci¨®n prescinda de la personalidad de mi cr¨ªtico, ya que lo que me interesa es el contenido (y con ¨¦l, claro es, la significaci¨®n de cierto tipo de escritos).Mi art¨ªculo era muy f¨¢cil de refutar, en el caso de que yo hubiera falseado la realidad. El 27 de enero, las f¨¢bricas pod¨ªan haber funcionado a pleno rendimiento, los peri¨®dicos venderse en los quioscos, celebrarse las clases en colegios y universidades, ir nos los autobuses y estar abiertas todas las tiendas (yo hablaba le muchas cerradas). El art¨ªculo
8.2 de la, Constituci¨®n pod¨ªa haber consignado, al lado del dereho de huelga, en vez de garant¨ªa ara servicios m¨ªnimos, el dereho a trabajar en una situaci¨®n de huelga, y el art¨ªculo 35, no haberse centrado en la inserci¨®n de los pa?oles en el proceso productivo cuando alude al derecho al trabajo. (A precisar eso, con citas entrecomilladas, llama "mezcla" quien me suspende sin m¨¢s por poco versado en Derecho Constitucional). Pero sigamos. El Gobierno de: Felipe Gonz¨¢lez ten¨ªa todos los recursos en su mano para afrontar pac¨ªficamente el tema de la huelga, sin seguir la que fuera pr¨¢ctica franquista de producir un discurso autocensurado, de condena de las palabras en el tratamiento de los movimientos sociales adversos. La te levisi¨®n estatal estaba en condiciones de proporcionar una informaci¨®n m¨ªnimamente equilibra da y objetiva (y ah¨ª los telediarios, perfectamente analizables, para demostrar lo contrario). Y la circulaci¨®n para los ciudadanos simples, como mi hijo y yo, no ya para piquetes, por la calle Precia dos, pudo no estar cortada por la barrera militar de que habl¨¦ en tomo a El Corte Ingl¨¦s. Cuando no se es capaz de invalidar los elementos de una exposici¨®n, el "embrolla y calumnia, que algo queda", aplicable al. caso, sirve de poco. A?adir¨¦ que tambi¨¦n era pr¨¢ctica franquista conjugar la acci¨®n del Estado (desde la repesi¨®n a la manipulaci¨®n) con la supuesta voz espont¨¢nea e irritada de "espa?oles" que respaldaban los actos pol¨ªticos del Gobierno (y que de un modo u otro eran agentes suyos: el m¨¢s elevado, el propio Carrero Blanco). Para evitar tan pesada herencia, ser¨ªa conveniente, cuando un funcionario muy cualificado, vinculado a Presidencia del Gobierno, tome la pluma para asuntos vinculados a su esfera de acci¨®n p¨²blica y a la pol¨ªtica de ese mismo Gobierno, a la cual defiende a capa y espada, que no se
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refugie en la masa an¨®nima de Ios ciudadanos" y se presente ante los lectores con la menci¨®n de su cargo o asesor¨ªa. As¨ª sabremos todos de d¨®nde venimos y ad¨®nde vamos.-
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