Los arietes para la paz salen de M¨®stoles
Dos trabajadores de Langa montaron en Split las palas de los blindados espa?oles
Vicente Guti¨¦rrez de 44 a?os, mec¨¢nico montador, no terminaba de cre¨¦rselo. Hab¨ªa pasado en dos d¨ªas de fabricar hojas de empuje en su torno de Hidr¨¢ulica Langa, en M¨®stoles (192.000 vecinos), a montarlas en el territorio que fue Yugoslavia para los veh¨ªculos blindados BMR del Ej¨¦rcito espa?ol destacado en la antigua Yugoslavia. Hidr¨¢ulica Langa es una de las pocas empresas de M¨®stoles que ha sobrevivido a la crisis.Factur¨® 130 millones de pesetas en los 10 primeros meses de 1.993. Pero su principal m¨¦rito ha sido la fabricaci¨®n de esas 32 palas quitanieves, una especie de cuchillas que se instalan en los veh¨ªculos blindados militares. Con este material, la Agrupaci¨®n Madrid del Ej¨¦rcito espa?ol en Bosnia logra abrir paso a los convoyes de ayuda humanitaria, eliminando obst¨¢culos de las carreteras o trazando caminos por terrenos impracticables.
Cu¨¢ndo Vicente lleg¨® a Split, en febrero de 1993, la ciudad estaba en calma, pero se ve¨ªan hombres armados por las calles y las noticias sobre la guerra que se?alaban a Sarajevo (a 150 kil¨®metros en l¨ªnea recta) como una zona especialmente castigada.
Esta aventura comenz¨® siendo una broma para Vicente cuando sus compa?eros le comentaban "te vas a ir a la guerra", pero la idea fue tomando cuerpo cuando el propietario de la empresa, Emilio Langa, le encomend¨® la tarea de instalar in situ el material que hab¨ªan fabricado en M¨®stoles. Sin embargo, este mec¨¢nico montador no viaj¨® solo. Le acompa?¨® Jos¨¦ Luis Langa, responsable de ventas de la empresa "para supervisar que las hojas de empuje funcionaban sin problemas una vez adaptadas a los veh¨ªculos blindados" seg¨²n explica ¨¦l mismo. Y all¨ª estuvieron durante ocho d¨ªas de susto.
El material instalado, que se asemeja a las palas utilizadas para retirar arena en el sector de la construcci¨®n, posibilita la apertura de caminos por terrenos agrestes y consta adem¨¢s de un cabestrante o "gancho" capaz de remolcar obst¨¢culos de hasta ocho toneladas de peso. El Ej¨¦rcito espa?ol de Naciones Unidas recibi¨® con entusiasmo la mercanc¨ªa, que trabaja "sin aver¨ªas de momento" abriendo camino a los convoyes de ayuda humanitaria para la poblaci¨®n civil.
Para una empresa "peque?a" como Hidr¨¢ulica Langa, con 30 trabajadores, 2.000 metros cuadrados de taller y oficinas y una especializaci¨®n en el mundo de la como Hidr¨¢ulica, conseguir la exportaci¨®n de las hojas de empuje ha supuesto un doble triunfo. "Por un lado", explica Emilio Langa, "hemos logrado un material m¨¢s adecuado que la firma que habitualmente trabaja para el Ej¨¦rcito espa?ol". Su hijo, Jos¨¦ Luis, a?ade tambi¨¦n la satisfacci¨®n que les reporta "que las hojas est¨¦n all¨ª para ayudar y no para destruir".
Adem¨¢s, gracias a estos instrumentos para la paz", los blindados enviados a Bosnia se han hecho f¨¢cilmente reconocibles entre la poblaci¨®n civil. Los que fueron ciudadanos yugoslavos suelen preguntar a los espa?oles "por los jugadores serbios, croatas o bosnios que juegan en los equipos de f¨²tbol y baloncesto de las ligas espa?olas", se?ala el director de ventas de la empresa.
Bajarse el sueldo
Hidr¨¢ulica Langa lleg¨® a M¨®stoles cuando el municipio contaba con s¨®lo 3.500 vecinos. A trav¨¦s de la C¨¢mara de Comercio de Madrid, muchas empresas situadas en barrios perif¨¦ricos de la capital decidieron buscar una mejor ubicaci¨®n para el negocio.En aquellos a?os sesenta, Emilio Langa tan s¨®lo ten¨ªa un peque?o taller y cinco trabajadores, plantilla que ha aumentado hasta 30 personas en la actualidad.
Sin embargo, y a pesar de que la facturaci¨®n en 1992 super¨® los 200 millones de pesetas con la mejor cartera de clientes -aeropuertos, ministerios, transportes y empresas del Estado- el propietario de la empresa cobra ahora un 30% menos. Este recorte voluntario del sueldo se debe, seg¨²n se?ala el propio Emilio Langa, "a un mejor reparto del dinero y de las funciones". "Yo ahora superviso", a?ade, "toda la contabilidad, y un nuevo trabajador soporta por m¨ª el grueso de esa tarea".
Esta "armon¨ªa" como Langa califica a la relaci¨®n entre los trabajadores tambi¨¦n reina en el ambiente: la empresa apenas contamina. Los residuos generados de su trabajo son virutas de hierro que venden por kilos, y la maquinaria se encuentra en perfectas condiciones a pesar de sus 20 a?os de funcionamiento "porque ning¨²n trabajador fuma. No es una prohibici¨®n" destaca Langa, "sino que ha terminado siendo una costumbre". Eso s¨ª: muy distinta de la cruel rutina en que se ha convertido la guerra para los habitantes de la antigua Yugoslavia. Mientras las palas mostolenses trazan senderos sobre terrenos escarpados, los ciudadanos bosnios esperan que se abran otros caminos: los de la paz.
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