Ca¨ªda de ojos
Francamente, esperaba m¨¢s del se?or Bertr¨¢n de Caralt. Este patricio barcelon¨¦s, imperfecto insolvente apareci¨® los primeros d¨ªas del asunto que le ocupa luciendo un muy cuida do perfil de desprecio hacia toda imnensa vulgaridad de fot¨®grafos periodistas y miembros del aparato judicial y policial que le rodeaba. Y pens¨¦ entonces que la forma de encarar el fracaso tambi¨¦n se aprend¨ªa e la cuna y que un perfil como ese -el ment¨®n muy alto, el rostro esquina do y los ojos prendidos en alg¨²na rama seca del pasado- ten¨ªa grandes posibilidades de llegar intacto la resoluci¨®n del juicio. Y que si era preciso morir -un suponer metaf¨®rico-, esa contingencia habr¨ªa de producir el hermoso epitafio lorquiano: "Muri¨® de perfil". El calvario de estos meses, sin embargo, ha deshecho la traza. Hoy, el se?or Bertr¨¢n sigue proclamando su inocencia. Pero con palabras: ayer le bastaba el perfil de silencio y ese amasijo de temor, perplejidad y respeto que. los dem¨¢s segu¨ªan viendo en su figura apenas vulnerada.Un proceso similar han experimentado la relativa campechan¨ªa con que el se?or Rold¨¢n acogi¨® las noticias sobre el aumento explosivo de su patrimonio o la firme incredulidad de la se?ora Carmen Salanueva ante la posibilidad de que alguien hubiera cometido una estafa con el Bolet¨ªn Oficial del Estado, que, como nadie habr¨¢ de discutir, es ya el puro colmo de la estafa p¨²blica. El martes pasado iba Rold¨¢n por los pasillos del juzgado pisando con los ojos los restos de su campechan¨ªa y la se?ora Salanueva s¨®lo tuvo tino y garra para insultar gestualmente a los fot¨®grafos.
Cuando esta ¨²ltima actitud se produce, todos sabemos que ha llegado el fin. Al presunto no le deslumbran los flashes, sino el espanto de su propio rostro troceado. La angustiosa evidencia de que la c¨¢mara es un espejo solo.
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