Un embargo absurdo

EL MANTENIMIENTO por EE UU del embargo contra Cuba es una de las reminiscencias m¨¢s absurdas de la guerra fr¨ªa. Es cierto que la evoluci¨®n de Cuba hacia un r¨¦gimen m¨¢s liberal se hace con una lentitud de caracol. El poder autoritario de Fidel permanece intacto. Las aperturas m¨¢s interesantes de este pa¨ªs han sido la autorizaci¨®n para los cubanos de poseer d¨®lares y de utilizarlos, y la mano blanda para que funcionen ciertas peque?as empresas privadas. La reciente decisi¨®n de convocar en La Habana una reuni¨®n con representantes de la emigraci¨®n cubana es asimismo significativa. Aunque se excluya de ella a la oposici¨®n m¨¢s radical, no cabe duda que en ella surgir¨¢n voces muy distintas a las del castrismo oficial.El mantenimiento en Cuba de los rasgos b¨¢sicos de econom¨ªa estatal y de falta de libertad del r¨¦gimen comunista no justifica que se prolongue el embargo de EE UU. Este embargo era explicable cuando Cuba era parte del campo socialista, ten¨ªa estrechas relaciones con la URSS y fomentaba la insurrecci¨®n armada en Estados cercanos. En tales condiciones, Washington pod¨ªa explicar las sanciones por las relaciones de Cuba con la potencia antag¨®nica y sus actividades como portaaviones comunista en el hemisferio occidental.

Ahora todo ese marco internacional ha cambiado, la URSS se ha hundido y el campo socialista es una pieza de museo. Los argumentos que Washington ha utilizado hasta ahora para justificar su embargo resultan hoy anacr¨®nicos. Y si lo que se busca es hacer da?o a Castro, el embargo es un instrumento de dudosa eficacia. Incluso puede considerarse que le resulta ¨²til para justificar el fracaso del sistema y culpar a EE UU de las penurias y sufrimientos de la poblaci¨®n; y para capitalizar sentimientos -y resentimientos- contra el poderoso vecino cuyos or¨ªgenes son muy anteriores al castrismo.

Resulta doblemente incomprensible la actitud del presidente Clinton despu¨¦s de haber levantado el embargo contra Vietnam y declararse dispuesto a estimular las relaciones econ¨®micas con este pa¨ªs. Vietnam sigue siendo un Estado comunista, con su partido ¨²nico, su econom¨ªa de Estado y su prensa controlada. En el caso de Vietnam exist¨ªa el obst¨¢culo de la guerra, con la carga afectiva de los compatriotas ca¨ªdos en ella. Ese factor no ha frenado la decisi¨®n de Clinton, basada en consideraciones de inter¨¦s pol¨ªtico y econ¨®mico para EE UU.

En este tema del embargo a Cuba, Washington est¨¢ en una posici¨®n de total aislamiento en relaci¨®n con los pa¨ªses latinoamericanos y de sus aliados europeos. En numerosas ocasiones -y de un modo particular en las conferencias de la comunidad iberoamericana- se ha manifestado el deseo de que EE UU se decida a levantar el embargo. Es dificil comprender las razones que determinan la actitud de la Administraci¨®n neg¨¢ndose a ello.

Es muy probable que la explicaci¨®n (o parte de ella) est¨¦ en consideraciones que a los dirigentes norteamericanos les cuesta mucho reconocer. A saber, el peso de la emigraci¨®n cubana m¨¢s reaccionaria, que, sobre todo en Miami, representa una fuerza importante. ?sta quiere prolongar al m¨¢ximo la cerraz¨®n de EE UU, con la esperanza de que as¨ª se provoquen explosiones sociales en Cuba que pueda capitalizar. Pero no es buena norma pol¨ªtica para un pa¨ªs como Estados Unidos dejarse definir la pol¨ªtica por criterios de venganza o resentimiento.