Croatas y musulmanes interrumpen sus combates Mostar mientras la poblaci¨®n aguarda la paz
ENVIADO ESPECIAL Los 50.000 habitantes del sector oriental de Mostar, en su mayor¨ªa musulmanes, aguardaban ayer, bajo las tinieblas, que el reloj marcara las doce de la noche. En la calle s¨®lo se escuchan aislados disparos de francotiradores croatas al otro lado del r¨ªo Neretva y los generadores que permiten iluminar algunos edificios. Quedan pocas horas para que expire el ultim¨¢tum de la OTAN a los serbios. Las gentes de Mostar, que vive una tregua, creen que si los bombarderos de la OTAN comienzan a lanzar su carga infernal en Sarajevo se abrir¨¢ la puerta de la esperanza.
El esperado giro en la guerra de Bosnia-Herzegovina se habr¨¢ producido y el siguiente objetivo de la aviaci¨®n ser¨¢n las fuerzas croatas, que en nueve meses han provocado un nivel de destrucci¨®n en la parte oriental de Mostar incomparable con ninguna otra ciudad de la antigua rep¨²blica yugoslava. ?sta es, al menos, la esperanza a la que se aferran."No hay duda de que, haya o no intervenci¨®n, algo est¨¢ cambiando. Nada ser¨¢ igual a partir de ahora. Belgrado y Zagreb tienen que saberlo", ha escrito el editorialista del ¨®rgano de prensa del IV Cuerpo del Ej¨¦rcito de Bosnia-Herzegovina, con sede en Mostar, en su edici¨®n de ayer.
El sol ha lucido durante buena parte del d¨ªa en Mostar, que ha transcurrido con una calma inusual, siguiendo la t¨®nica de los ¨²ltimos d¨ªas. Los croatas tienen miedo porque saben que el ultim¨¢tum tambi¨¦n les puede afectar, y por ello decretaron a finales de la semana una tregua unilateral que, por supuesto, no han cumplido a rajatabla, pero que ha servido para que las explosiones hayan disminuido dr¨¢sticamente.
Sin comentarios
La patrulla de cascos azules espa?oles destacada permanentemente en el sector Este de la ciudad ha sido relevada a media ma?ana. Cuatro veh¨ªculos blindados al mando del teniente De Blas han entrado en Mostar y se han estacionado frente a la Casa Azul de la calle del Mariscal Tito, en cuya planta baja se aloja la veintena de soldados espa?oles. Los reci¨¦n llegados pasar¨¢n en Mostar las primeras 36 horas tras el vencimiento del ultim¨¢tum. Los oficiales y suboficiales no quieren hacer ning¨²n tipo de comentario sobre los riesgos y temores ante una intervenci¨®n a¨¦rea e imparten instrucciones a los soldados para que hagan lo mismo. El alto mando de la base de Medjugorje ha dado ¨®rdenes de no hablar con la prensa. Y aqu¨ª todos son unos mandaos.
Durante el trayecto entre la base espa?ola en Dracevo y Mostar, algunos de los soldados hablan del ultim¨¢tum y descartan toda acci¨®n de represalia serbia contra los cascos azules en Mostar. "Ocupamos s¨®lo un edificio de la ciudad. No somos un objetivo f¨¢cil y adem¨¢s si quisieran atacar ya les convendr¨ªa atacar la ciudad", comenta un cabo primero. No se respira ning¨²n ambiente de nerviosismo en el contingente espa?ol, habituado a vivir en situaciones l¨ªmite.
Ni?os pedig¨¹e?os
Los blindados, aparcados bajo unos soportales frente a la Casa Azul, est¨¢n rodeados durante toda la jornada de ni?os pedig¨¹e?os que dominan a la perfecci¨®n las variantes en espa?ol para solicitar caramelos o bol¨ªgrafos a los soldados que vigilan junto a los veh¨ªculos.
En la poblaci¨®n civil, la esperanza de un bombardeo de la OTAN se entremezcla con el escepticismo de que esta vez la amenaza vaya en serio, pero en ning¨²n caso despierta mayor temor que los mort¨ªferos bombardeos y los certeros disparos de los francotiradores del Consejo de Defensa Croata (HVO), que un d¨ªa, el 9 de mayo de 1993, decidi¨® asumir en Mostar el papel criminal que desempe?an los serbios con su cerco a la capital bosnia.
Mostar sufre los estragos del conflicto b¨¦lico desde la primavera de 1992. Primero fueran las tropas serbias las que trataron de conquistar la ciudad. Croatas y musulmanes, entonces aliados, rechazaron la ofensiva de los serbios. Tras unos meses de calma, los antiguos compa?eros de lucha se enzarzaron en una batalla sin cuartel por el control de la Herzegovina.
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