La OTAN vivi¨® ayer su d¨ªa m¨¢s largo en 45 a?os de historia
La OTAN vivi¨® ayer su d¨ªa m¨¢s largo. Por primera vez en los 45 a?os de su historia, sus 16 socios se han visto confrontados a la posibilidad de una primera entrada en acci¨®n en la que se jugar¨ªan posiblemente el destino de la organizaci¨®n y la seguridad del entero continente. La amenaza, en forma de ultim¨¢tum, emitida el 9 de febrero pasado por el Consejo Atl¨¢ntico, no ofrece lugar a dudas: o es un ¨¦xito y refuerza la imagen de la OTAN como garant¨ªa de estabilidad o, si es un fracaso, da a entender a todos los desestabilizadores presentes y futuros que ya no hay nada que pueda obstaculizar sus proyectos de remodelaci¨®n de fronteras o anexiones.Nada indicaba ayer en las instalaciones vac¨ªas de la Alianza Atl¨¢ntica en Bruselas la gravedad de las horas que se estaban viviendo. La desierta sede central, situada en un barrio perif¨¦rico de la capital belga, no reflejaba en ning¨²n detalle el momento hist¨®rico que est¨¢ viviendo la Alianza.
El centro de las operaciones y de las decisiones militares no se halla ni siquiera en la vecina ciudad de Mons, sede del cuartel general, donde tiene su despacho el comandante supremo, George Joulwan. La base italiana de Aviano, a unos 1.000 kil¨®metros de Bruselas, a la que se ha trasladado el mando aliado del Mediterr¨¢neo con base permanente en N¨¢poles, es ahora el centro de todas las decisiones, bajo la batuta del almirante Michael Boorda.
La operaci¨®n preparada por la OTAN tiene, adem¨¢s, la originalidad de consistir en bombardeos a¨¦reos fuera de zona, es decir, m¨¢s all¨¢ de las fronteras defensivas de la Alianza. No est¨¢n cubiertos jur¨ªdicamente por la garant¨ªa de mutua defensa establecida por el texto fundacional de la Alianza, el Tratado de Washington. Son operaciones que responden a la petici¨®n del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de obtener cobertura a¨¦rea para la fuerza de la ONU en la zona, la Unprofor, con el objetivo de permitir la llegada de ayuda humanitaria.
La decisi¨®n del pasado 9 de febrero no es la primera que la OTAN toma en relaci¨®n a la exYugoslavia y a la posibilidad de bombardeos para desenclavar Sarajevo. S¨ª es en cambio la primera que contiene un ultim¨¢tum expl¨ªcito y la primera en la que la Alianza se sit¨²a en primer plazo de las decisiones y no las supedita al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Hasta el momento, la OTAN se limitaba a poner sus fuerzas y planes de acci¨®n a disposici¨®n de Butros Butros-Gali.
Amenaza sin condicionantes
Este 9 de febrero, en cambio, los aliados consideraron que las actuales resoluciones del Consejo de Seguridad constitu¨ªan una base suficiente para lanzar una amenaza sin condicionantes. Seg¨²n una opini¨®n compartida principalmente por Francia y Estados Unidos, y apoyada calurosamente por el secretario general, Manfred W?rner, la vaciedad de las amenazas y la ineficacia de las resoluciones aprobadas hasta el momento estaban poniendo en duda la credibilidad de la propia Alianza.
La OTAN est¨¢ subrayando, por tanto, los trazos de su propia imagen como instituci¨®n de la disuasi¨®n y de la estabilidad del continente, pero a la vez est¨¢ tambi¨¦n dibujando los perfiles de una nueva pol¨ªtica. El ultim¨¢tum del 9 de febrero inicia un giro pol¨ªtico que lleva a la transformaci¨®n de la Alianza, una organizaci¨®n que a partir de ahora concebir¨¢ como tarea fundamental la realizaci¨®n de operaciones fuera de sus fronteras en cumplimiento de resoluciones de la ONU.
La realizaci¨®n de esta tarea, que en el caso de Bosnia implica una intensa participaci¨®n norteamericana, podr¨¢ efectuarse en otros casos con fuerzas exclusivamente europeas e incluso con participaci¨®n de fuerzas de pa¨ªses que no pertenecen a la Alianza. Buena parte de la proyecci¨®n de la OTAN hacia el centro y el este de Europa se juega en esta operaci¨®n. Y tambi¨¦n la posibilidad de un pilar europeo de defensa, que depende en gran parte de la credibilidad de la Alianza, puesta a prueba en estos d¨ªas en la periferia de Sarajevo.
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