Lo que queda por hacer
Despu¨¦s del levantamiento del sitio de Sarajevo, la pacificaci¨®n del resto de Bosnia es una tarea ¨ªmproba
En dos a?os de guerra, Bosnia-Herzegovina se ha convertido en una piel de leopardo. El delicado equilibrio inter¨¦tnico logrado por Tito al crear la Rep¨²blica de Bosnia-Herzegovina dentro de la Federaci¨®n Yugoslava estall¨® en mil pedazos cuando, en abril de 1992, el psiquiatra Radovan Karadzic llam¨® a los serbios-bosnios a alzarse en armas contra el Gobierno de Sarajevo. Dos a?os de guerra han acabado por enfrentar a las tres comunidades que hab¨ªan convertido a Sarajevo en un modelo de convivencia inter¨¦tnica y a Bosnia en un milagro en Europa central. Antes del conflicto, la poblaci¨®n bosnia estaba formada por un 39,2% de musulmanes, un 32,2% de serbios y un 18,4% de croatas. Pero todos eran eslavos del sur. Si triunfa la desmilitarizaci¨®n de la capital bosnia, lo que queda por hacer en la martirizada rep¨²blica ser¨¢ una tarea de titanes.Despu¨¦s de que los radicales serbios de Karadzic hubieran ocupado a sangre y fuego casi el 80% de Bosnia, los planes de paz urdidos por Occidente han intentado por todos los medios convertir a las v¨ªctimas en notarios de su derrota. Al final, la pretensi¨®n de los radicales serbios era crear tres Estados trazados mediante fronteras ¨¦tnicas. De trasfondo, Croacia por un lado y Serbia por otro eran los objetivos ¨²ltimos de los radicales croatas y serbios: desgajarse del tronco bosnio para llegar a formar la Gran Croacia y la Gran Serbia. Los planes de los mediadores internacionales David Owen por la Comunidad Europea y Cyrus Vance, primero, y Thorvald Stoltenberg, despu¨¦s, por la ONU, eran tomar como base las conquistas territoriales arrancadas por la fuerza y la denostada pr¨¢ctica de la limpieza ¨¦tnica. Pero el Gobierno bosnio, alentado por sus recientes triunfos militares en Bosnia central, se neg¨® a aceptar lo que la propia doctrina de la ONU condena.
Si la paz fragua en Sarajevo quedar¨¢ por ver si los mapas puestos sobre la mesa una y otra vez en Ginebra siguen teniendo virtualidad. En la ¨²ltima reuni¨®n celebrada en Suiza, en enero pasado, serbios y croatas accedieron a conceder un 33,5% de territorio a los musulmanes bosnios, mientras que los croatas se quedar¨ªan con un 17,5% del pa¨ªs y el resto, el 49%, para los serbios. Uno de los puntos de discordia radica en la pretensi¨®n bosnia de obtener un acceso al mar a trav¨¦s de Croacia.
Pero hay una cuesti¨®n prioritaria: la necesidad de conceder a Mostar, la capital de la Herzegovina, el estatuto de ciudad administrada por la Uni¨®n Europea. En la parte oriental de Mostar, 50.000 musulmanes est¨¢n sometidos al cerco croata.
La piel de leopardo brilla con sangre propia en los m¨²ltiples frentes abiertos en Bosnia central, sobre todo despu¨¦s de que, el verano pasado, los croatas rompieran la alianza que manten¨ªan con los musulmanes bosnios frente a los serbios y se lanzar¨¢n a la guerra para conseguir un Estado propio. Esas guerras dentro de la guerra han dificultado enormemente la tarea de los convoyes de ayuda humanitaria.
Extra?as alianzas
El curso de la guerra ha forjado extra?as alianzas y componendas. Croatas y serbios combaten juntos contra los musulmanes bosnios en Maglaj, al norte de Bosnia, mientras que en el frente de Sarajevo croatas y musulmanes siguen combatiendo juntos contra los serbios. En el resto de la rep¨²blica, croatas y musulmanes combaten ferozmente en Mostar y en Vitez, mientas que en Bihac, al este de la rep¨²blica, musulmanes leales al Gobierno del presidente Izetegovic combaten contra los independentistas del tambi¨¦n musulm¨¢n Fikret Abdic. En los ¨²ltimos d¨ªas, aprovechando que la atenci¨®n del mundo estaba volcada sobre Sarajevo, los serbios han desencadenado contra Bihac la mayor ofensiva desde el inicio de la guerra.
En mayo de 1993, la ONU puso bajo su especial custodia seis enclaves bosnios. La declaraci¨®n se convirti¨® de inmediato en mera ret¨®rica. Hasta que el pasado 5 de febrero una granada de mortero provoc¨® una matanza en el mercado central de Sarajevo: 68 cad¨¢veres inundaron las pantallas del mundo y la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN) decidi¨® que las cosas no pod¨ªan seguir as¨ª. A fin de cuentas se trataba de dar entidad a la decisi¨®n de las Naciones Unidas: que las zonas de seguridad lo fueran de verdad.
Por eso, despu¨¦s de la pacificaci¨®n de Sarajevo, falta convertir a las otras cinco zonas protegidas en ¨¢reas verdaderamente seguras. Algo que esperan como agua de mayo las poblaciones de Bihac, al este de Bosnia; Tuzla, al norte, cuyo aeropuerto -bajo, la mirilla de los ca?ones serbios- es vital para la distribuci¨®n de ayuda humanitaria, y Srebrenica, Zepa y Gorazde, al este de la rep¨²blica, donde se hacinan miles de musulmanes bosnios desplazados.
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