?Qu¨¦ precio pagar por la paz y la seguridad?
Occidente debe cambiar, por su bien, su pol¨ªtica hacia Bosnia y reconocer en la pr¨¢ctica el Estado de Bosnia-Herzegovina.
Despu¨¦s de la ¨²ltima matanza en Sarajevo el ultim¨¢tum de la OTAN a Milosevic-Karadzic y la retirada de su artiller¨ªa pesada de Sarajevo, el verdadero dilema al que se enfrentan los Gobiernos occidentales es si mantienen o cambian su pol¨ªtica respecto a Bosnia.Hasta ahora, la pol¨ªtica de los poderes occidentales en Bosnia se ha basado en la aceptaci¨®n -si es que no ha sido el apoyo activo- de los hechos consumados por la fuerza militar que ha originado violentos cambios de fronteras, asesinatos y destrucci¨®n masivos, millones de refugiados y de personas desplazadas y, finalmente, la partici¨®n de Bosnia-Herzegovina.
Dos a?os despu¨¦s, la cuesti¨®n es si esta pol¨ªtica ha servido a los aut¨¦nticos intereses de Occidente, ha resuelto el problema bosnio y ha tra¨ªdo paz y seguridad a la zona.
La respuesta es obviamente negativa y las perspectivas parecen incluso peores: el reparto de Bosnia promete llevar a una guerra de exterminio sin fin, una guerra que podr¨ªa extenderse al conjunto de los Balcanes, a una parte, en definitiva, de Europa central, mientras est¨¢ ya presente en la ex URSS. El n¨²mero de refugiados aumenta todos los d¨ªas y constituye una bomba de relojer¨ªa para Europa.
As¨ª las cosas, las potencias occidentales deber¨ªan en su propio inter¨¦s cambiar su actitud hacia Bosnia y volver a los primitivos planteamientos de principios de 1992: el reconocimiento en la pr¨¢ctica del Estado de Bosnia-Herzegovina dentro de sus fronteras internacionales, que implica el final de la ocupaci¨®n de partes del territorio bosnio por los Ej¨¦rcitos de Serbia y Croacia.
El ultim¨¢tum es un primer paso, pero debe extenderse ahora a las otras ciudades bosnias asediadas (Tuzla, Bihac, Mostar, Gorazde, Maglaj, etc¨¦tera).
El siguiente paso consistir¨ªa en aplicar, tan estrictamente como sea posible, todas las resoluciones del Consejo de Seguridad relativas a Bosnia.
El tercer paso deber¨ªa ser la retirada de las tropas extranjeras de Bosnia (con la excepci¨®n de Unprofor), seguido del desmantelamiento de las milicias armadas.
Las fronteras de Bosnia con Serbia y Croacia deber¨ªan ponerse bajo control internacional, y las comunicaciones entre estos pa¨ªses, reanudadas. Estas medidas har¨ªan posible el comienzo del retorno de los refugiados a sus hogares, as¨ª como una gradual normalizaci¨®n de relaciones entre los tres Estados.
El paso final para la restauraci¨®n de la paz y la seguridad podr¨ªa ser una conferencia internacional con la participaci¨®n de todos los Estados de la ex Yugoslavia y sus vecinos, EE UU, Rusia, Uni¨®n Europea, OTAN y la ONU.
Este proyecto puede parecer irreal. Sin embargo, el precio hasta ahora pagado por la creaci¨®n de Estados "¨¦tnicamente puros" es extremadamente alto, y si esta pol¨ªtica continuase, el precio para toda Europa ser¨ªa, sin ninguna duda, insoportable.
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