Primero, la ley; despu¨¦s, la fidelidad al presidente
Alex¨¦i Kaz¨¢nnik, el fiscal general de Rusia, se neg¨® ayer a impedir la liberaci¨®n de los., enemigos de Bor¨ªs Yeltsin, como ¨¦ste le hab¨ªa pedido. Prefiri¨® dimitir. Pero lo hizo, no porque disintiera en esencia de la actitud del presidente, sino porque la ley, a cuyo servicio se considera, le obligaba a abrir las puertas de la c¨¢rcel de Lef¨®rtovo."El presidente de Rusia me ha pedido que suspenda el proceso de amnist¨ªa ordenado por la resoluci¨®n de la Duma del 23 de febrero
Estoy completamente de acuerdo con la posici¨®n c¨ªvica y el contenido de la petici¨®n", declar¨® ayer Kaz¨¢rinik. Y a?adi¨® que estaba de acuerdo porque "durante los des¨®rdenes del lo de Mayo y de octubre de 1993 perecieron muchas decenas de personas; muchas m¨¢s fueron heridas y, como resultado, quedaron mujeres viudas, ni?os hu¨¦rfanos y padres llenos de dolor".
No obstante, constata el fiscal, la Duma ha perdonado a todos los culpables y, "por su voluntad, saldr¨¢n en libertad los organizadores de los des¨®rdenes masivos, los instigadores y los ejecutores. Entre ellos hay personas que tienen en su conciencia muertes, pogromos y robos". "La amnist¨ªa pol¨ªtica, como la han definido los legisladores, quedar¨¢ para siempre como una de las p¨¢ginas vergonzosas de la historia del parlamentarismo nacional", a?adi¨®.
"No tengo alternativa"
Con todo, como fiscal general, "al adoptar una decisi¨®n hay que pensar tanto en el esp¨ªritu como en la letra de la ley", dijo Kaz¨¢nnik, quien explic¨® que no tiene facultades para suspender el proceso de amnist¨ªa ni "derecho de iniciativa legislativa para pedir a la Duma que reconsidere su resoluci¨®n". "No tengo alternativa", concluye, "y por ello dimito del puesto de fiscal general de Rusia. Mi futuro me preocupa poco. Siempre he estado entregado al servicio de Rusia y de su sufrido pueblo. Tengo fe: llegar¨¢ el siglo de oro en el que la verdad se llamar¨¢ verdad, y la mentira, mentira; la virtud, virtud, la infamia, infamia, y la arbitrariedad, arbitrariedad. Pero su llegada no ser¨¢ obra ni de los comunistas-patrioteros ni de los dem¨®cratas que han enlodado el alto t¨ªtulo de intelectual ruso".
El fiscal general Kaz¨¢nnik es uno de los pocos personajes rusos que puede permitirse hablar as¨ª, pues con su trayectoria ha demostrado ser un hombre humilde, desinteresado e incorruptible.
Cuando se supo que el presidente Yeltsin hab¨ªa nombrado fiscal general a este personaje quijotesco, que habla con acento siberiano y parece privado del sentido del humor, todo el mundo pens¨® que ser¨ªa una marioneta en sus manos. No ha sido as¨ª.
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