"La sociedad del ocio podr¨ªa cumplir los viejos sue?os"
La escritora y dramaturga Agnes Heller (Budapest, 1929) discuti¨® tambi¨¦n estos temas con los estudiantes de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Desde 1986, ostenta la c¨¢tedra de Filosof¨ªa Hannah Arendt en la New School for Social Research, de Nueva York. Autora de m¨¢s de 30 t¨ªtulos, su obra m¨¢s recientes es Una filosof¨ªa de la historia en fragmentos.Pregunta. Parecemos ir a una sociedad sin pleno empleo y sin la garant¨ªa de los servicios sociales. ?Existe un recambio para nuestra sociedad del trabajo?
Respuesta. Nos enfrentamos a un hecho: encontrar trabajo es dif¨ªcil, cada vez se acerca m¨¢s ¨¦sta a una sociedad de desempleo. En el futuro la gente va a estudiar mucho tiempo, hasta bien pasados los 20 a?os, luego trabajar¨¢, y poco despu¨¦s de cumplidos los 30 tendr¨¢ que empezar a pensar en la jubilaci¨®n. Yo creo que esa perspectiva es muy peligrosa, primero porque puede crear una sociedad antiproletaria. Dicho de otra manera, si las clases proletarias no pueden encontrar empleos, ellos mismos pueden volverse peligrosos: las dictaduras pueden tener su gran oportunidad. Y, lo que es muy preocupante, a la gente le pueden resultar muy dif¨ªciles estos cambios en su vida conservando su dignidad. Ah¨ª est¨¢ el papel fundamental de la cultura: en cambiar la actitud de las gentes, desde donde tienen que reconocer su dignidad y su poder. Y m¨¢s, cuando la igualdad de oportunidades es una idea que no existe en la realidad.
P. Hay dos formulaciones de la redistribuci¨®n de la igualdad: la que dice que a cada uno seg¨²n sus necesidades y sus posibilidades, y la f¨®rmula igualdad de oportunidades.
R. La primera es una f¨®rmula ut¨®pica. La segunda no tiene -nada de ut¨®pico, es un modelo de la modernidad, un objetivo. La igualdad de oportunidades es algo m¨¢s que una f¨®rmula: es la diferencia y el deseo de la modernidad. Evidentemente s¨®lo nos estamos aproximando, porque una sociedad en crisis s¨®lo puede ofrecer crisis. La sociedad a la que ya estamos tendiendo, con pocos a?os de trabajo y muchos estudios, va dirigida a crear nuevas actitudes, a preparar a la gente a una vida con m¨¢s tiempo libre. Yo creo que ser¨ªa positivo una sociedad as¨ª, que podr¨ªa llegar a cumplir el viejo sue?o.
P. ?El final de la utop¨ªa?
R. No pensaba en Herbert Marcusse, sino en otros muchos utopistas como Fourier, Saint Simon o el propio Marx. Todos han so?ado un tiempo en que los hombres pod¨ªan dedicarse a escribir, a discutir, a pintar, a pescar si quer¨ªan. Sin embargo, el tiempo libre por s¨ª mismo no asegura que todos estemos en conversaciones intelectuales o en la ¨®pera: las drogas, por ejemplo, est¨¢n siendo ya un riesgo grave.
P. Cita usted a Marx como un utopista. ?Est¨¢ revisando al joven Marx?
R. Todos los Marx son ut¨®picos, incluso al final de su vida, cuando escribe la Cr¨ªtica al programa de Gotha, sigue siendo ut¨®pico.
P. Usted se educ¨® con Georges Lukacs. ?Mantiene alguna de sus posiciones respecto a los hechos culturales?
R. He estudiado con ¨¦l en Hungr¨ªa, es m¨¢s, all¨ª conoc¨ª a Ferenc Feher, mi marido. Lukacs estuvo siempre muy interesado, fan¨¢ticamente interesado, dir¨ªa, por la cultura, y concretamente por su relaci¨®n con los hechos sociales. Para el marxismo el mercado es peligroso, puede ir destruyendo la cultura.
Babelia
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