Un error desnaturalizado

Un inmenso error de la Administraci¨®n de UCD elev¨® otro pelda?o la tragedia de. la colza. La Direcci¨®n General de Aduanas autoriz¨® el uso de un desnaturalizante del aceite de colza, la anilina, tan t¨®xica como in¨²til. No marcaba al aceite. Ni le daba color ni sabor ni olor. Incluso era f¨¢cil separarla del aceite. Esa garant¨ªa de que el aceite nunca podr¨ªa desviarse al consumo humano se desvaneci¨®.Manuel Hern¨¢ndez Bola?os, de 68 a?os, entonces director del laboratorio central de Aduanas, emiti¨® un informe decisivo en 1973 en favor del uso de la anilina como desnaturalizante del aceite de colza por entender que era f¨¢cilmente identificable y de casi imposible separaci¨®n del aceite. La anilina "hace inapropiado el aceite de colza para la alimentaci¨®n", dec¨ªa Bola?os. Con tal autorizaci¨®n oficial, se abandon¨® el ricino y se comenz¨® a usar como desnaturalizante la anilina. Est¨¢ probado por sentencia que "la anilina no siempre modificaba aspecto, color, sabor y olor del aceite de colza de manera perceptible sin instrumental" apropiado. Bola?os, en contradicci¨®n con su informe de 1973, admiti¨® el 16 de noviembre de 1981 que "para eliminar las anilinas de un aceite existe un procedimiento m¨¢s sencillo que cualquier complejo refine".

Jos¨¦ Aranda Catal¨¢n, Francisco Mayo Gim¨¦nez y Casimiro Palacios Rodr¨ªguez, de 52 a?os, eran, respectivamente, alcalde y concejales de Abastos y de Sanidad de Alcorc¨®n cuando se vendi¨® la colza asesina. Los dos primeros han fallecido. Seg¨²n Bueren, "era conocida la existencia de un almac¨¦n de Raelca en aquella localidad, que funcionaba sin licencia de apertura, pese a tenerla solicitada y en suspenso su concesi¨®n, y comercializaba en forma oficialmente clandestina, pero conocida y consentida, aceite de colza que result¨® t¨®xico, el que fue adquirido y revendido por 13 vendedores ambulantes y 61 comerciantes, produciendo la muerte de 12 personas al menos". La ordenanza municipal de diciembre de 1979, que regulaba los productos cuya venta se autorizaba en la v¨ªa p¨²blica, no inclu¨ªa el aceite.

Miguel Casado Palomero, m¨¦dico jubilado, de 69 a?os, era concejal de Sanidad en Valladolid cuando Jes¨²s Espa?adero Coca vendi¨® durante varios meses en 1980 aceite t¨®xico de Raelca desde una furgoneta. Aunque carec¨ªa de licencia, no tuvo empacho en recorrer Valladolid vendiendo su mercanc¨ªa. Resultaron afectados 253 vallisoletanos. Casado declar¨® el 5 de diciembre de 1986 que ignoraba que el Ayuntamiento ten¨ªa como competencia controlar la venta ambulante, por m¨¢s que ¨¦l dirig¨ªa la inspecci¨®n de alimentos en dicha ciudad.

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