Altos cargos de la Administraci¨®n facilitaron que el aceite de colza t¨®xico se vendiera a los consumidores

"Apto para el consumo humano". Roberto Conty Larraz, subdirector general de Higiene de los Alimentos, presuntamente a?adi¨® el 12 de junio de 1981 de su pu?o y' letra tal apostilla a los an¨¢lisis de los aceites de colza desnaturalizados, de la empresa Raelca, principal vendedora del aceite causante del s¨ªndrome t¨®xico. Dos d¨ªas antes ya se hab¨ªa di fundido que la causa de la enfermedad que aquejaba a miles de personas era el aceite de colza. Conty es uno de los 10 encartados en el proceso de los altos cargos de la colza. El juez Carlos Bueren decidir¨¢ estos d¨ªas si finalmente habr¨¢ juicio por esas actuaciones oficiales. Si la Administraci¨®n es condenada, deber¨¢ pagar casi medio bill¨®n de pesetas en indemnizaciones.

La actitud de Conty Larraz fue un ejemplo m¨¢s de c¨®mo fallaron los mecanismos de control por la Administraci¨®n de UCD. Si tal imprudencia a¨²n ha de ser resuelta en el terreno judicial, la responsabilidad pol¨ªtica parece evidente. La falta de control origin¨® la mayor cat¨¢strofe alimentaria de la historia espa?ola, con m¨¢s de 400 muertos y 25.000 afectados. La fiscal¨ªa, en 12 a?os de instrucci¨®n de sumario, sin haber reclamado ni una pesquisa, ha mantenido que la causa debe ser sobrese¨ªda. De ser Juzgados y condenados, el Gobierno deber¨ªa pagar una indemnizaci¨®n que podr¨ªa superar el medio bill¨®n de pesetas.En busca del agente del s¨ªndrome t¨®xico, una revisi¨®n del departamento de Farmacia de Madrid detect¨® el 9 de junio de 1981 diferentes irregularidades en la planta envasadora de Raelca. La empresa d9 los hermanos Ferrero -condenados ocho a?os m¨¢s tarde como responsables de la venta de la partida de colza m¨¢s mort¨ªfera- carec¨ªa de registro sanitario, fabricaba all¨ª mismo los envases de pl¨¢stico y usaba la misma maquinaria para todos los aceites. Ese mismo d¨ªa se ordena a Roberto Conty Larraz, entonces subdirector general de Higiene de los Alimentos, de Sanidad y hoy jubilado a. sus 70 a?os, una "investigaci¨®n discreta "sobre Rael y dem¨¢s marcas vendidas por Raelca. El 12 de junio, inspectores de Sanidad recogen etiquetas de las diversas marcas de aceite que comercializaba Raelca. Ese mismo d¨ªa, uno de los due?os de la firma investigada, Ram¨®n Ferrero, se entrevistaba con el responsable de tales pesquisas, Conty, al que entreg¨® cuatro an¨¢lisis de sus aceites realizados por Laboratorios Comar. Tales pruebas no indicaban si dichas partidas eran o no t¨®xicas. Pero Conty, presuntamente, agreg¨® de su pu?o y letra que el aceite de Ferrero era "apto para el consumo humano" y que su ¨²nico problema ser¨ªa su "posible confusi¨®n con el [aceite] de soja". Con ello, Ferrero obten¨ªa, un refrendo oficial a su labor, que continu¨® hasta el 29 de junio, fecha en que fue detenido junto con sus otros dos socios en Raelca: El¨ªas Ferrero y C¨¢ndido Hern¨¢ndez Gal¨¢n.

Un informe grafol¨®gico de la polic¨ªa concluy¨® que "todos los textos manuscritos dubitados [analizados] han sido realizados por una misma persona", que no es otra, seg¨²n los peritos, que Roberto Conty. Un informe grafol¨®gico realizado por su defensa admite que las frases son obra de la misma mano, pero, desde luego, no la de su cliente.

Otro de los implicados en el caso es Antonio Bard¨®n Artacho, de 48 a?os, quien era jefe del Servicio Contra Fraudes en Agricultura cuando estall¨® el s¨ªndrome. Hoy sigue en dicho ministerio como director del gabinete t¨¦cnico de la Subsecretar¨ªa General de Producciones y Mercados Agr¨ªcolas, pese a que, evidentemente, su actuaci¨®n antifraude no impidi¨® la descomunal estafa asesina de la colza. Un a?o antes de este drama, el 18 de septiembre de 1980, al inspeccionar Raelca -acta M5/138/90-, se detectaron ¨¢cidos insaturados en aceites de soja, sin que hasta el 11 de junio de 1981 se abriera el expediente que desemboc¨® en una sanci¨®n impuesta el 17 de noviembre de 1982. Cuando los subordinados de Bard¨®n visitaron Raelca en 1980, la empresa carec¨ªa de registro sanitario ni licencia alguna para ejercer su labor, "pese a lo cual no se impidi¨® la venta del aceite", seg¨²n manifest¨® Bueren en un auto.

La pericia antifraudes de Bard¨®n no s¨®lo qued¨® ensombrecida por tal hecho. El 27 de mayo de 1981, su servicio inspeccion¨® la empresa Ole¨ªcola Toledana, en Cebolla (Toledo), y tom¨® muestras del aceite. Su an¨¢lisis revel¨® dos meses m¨¢s tarde, el 16 de julio, que el aceite era venenoso por contener anilina. Los funcionarios de Bard¨®n regresaron a la empresa el 17 de julio, pero los aceites t¨®xicos correspondientes a la muestra tomada dos meses antes hab¨ªan sido vendidos. El aceite sospechoso no hab¨ªa sido ni intervenido ni precintado por el servicio antifraudes. M¨¢s a¨²n: Ole¨ªcola Toledana carec¨ªa de registro sanitario cuando fue visitada en mayo de 1981. Parad¨®jicamente, lo solicit¨® el 10 de noviembre de 1981, cuando era evidente que vend¨ªa aceite venenoso, y lo obtuvo al mes siguiente. Tambi¨¦n consigui¨® su licencia fiscal meses despu¨¦s de ser investigada, concretamente el 11 de agosto de 1981.